Ni cangrejo ni marisco: estos son los verdaderos ingredientes del surimi
En promedio, los palitos de cangrejo pueden contener hasta un 40% de almidón para darles cuerpo
Detrás de la llamativa presentación de las fiestas, se esconde un gran engaño culinario. Aquellos palitos de cangrejo, colas de langosta y demás manjares que adornan nuestras mesas, en realidad son imitaciones elaboradas con una pasta blanca, suave y sin ningún parentesco con el marisco auténtico.
Estos sucedáneos, aunque apetecibles, son productos ultraprocesados nutricionalmente pobres y muy alejados de los beneficios del pescado fresco. Su bajo precio es una clara señal de que su composición dista mucho de la de un marisco natural.
¿Qué dice la Organización de Consumidor y Usuarios?
Un reciente estudio de la OCU ha desvelado la verdadera naturaleza del surimi. Lejos de ser un producto elaborado con carne de cangrejo, como muchos creen, se trata de una pasta resultante de procesar y moler restos de pescado. Para lograr la textura y el sabor característicos, se añaden una variedad de aditivos y almidón, transformando esta mezcla en el producto que conocemos.
Su proceso comienza con una selección de peces de las especies más económicas y de menor calidad. Tras lavarlos exhaustivamente con agua fría, obtienen una masa gelatinosa, carente de sabor y aroma característicos. Para transformar esta sustancia en una imitación de productos nobles como el buey de mar, las angulas o otros mariscos, emplean una compleja mezcla de ingredientes que buscan replicar fielmente su apariencia, textura, gusto y olor.
¿Qué contiene realmente el surimi?
El surimi es un producto altamente procesado que, a simple vista, puede parecer pescado. Sin embargo, su composición es muy diferente. Para lograr su textura y apariencia, se utiliza una combinación de ingredientes que van más allá del pescado. En promedio, un producto de surimi puede contener hasta un 40% de almidón para darle cuerpo, mientras que las proteínas (de huevo, leche, soja) representan alrededor del 15%.
Además, se añaden una variedad de aditivos como colorantes (que pueden aportar un intenso color rojo gracias al extracto de pimentón), saborizantes artificiales y conservantes. El contenido de sal es especialmente relevante, alcanzando en promedio un 1,8% del peso total del producto.
A pesar de que se agrega aceite de girasol o colza para aportar una textura más similar a la grasa, se pierde la valiosa presencia de ácidos grasos omega-3, característicos de las grasas de origen marino y esenciales para nuestra salud.
¿Cuáles son las consecuencias de tomarlo?
El surimi, aunque es un alimento popular y versátil, presenta ciertas características que debemos tener en cuenta a la hora de consumirlo. Su alto contenido de sodio es una de las principales preocupaciones. Esta gran cantidad de sal puede contribuir a la hipertensión arterial y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, especialmente en personas sensibles o con predisposición.
Además del sodio, el surimi contiene diversos aditivos y conservantes que se añaden durante su proceso de elaboración para mejorar su sabor, textura y vida útil. El consumo excesivo de estos aditivos puede estar asociado con diversos problemas de salud a largo plazo, aunque se necesitan más estudios para establecer una relación causal.
En comparación con el pescado fresco, el surimi es más bajo en nutrientes esenciales. Los ácidos grasos omega-3, vitamina D y ciertos minerales, presentes en el pescado, son fundamentales para nuestra salud y están ausentes o en menor cantidad en el surimi. Asimismo, el surimi aporta poca fibra, un nutriente esencial para un buen funcionamiento intestinal.