Uno de los atacantes que degolló a un cura estaba bajo vigilancia por intentar integrarse en el ISIS
Kermiche llego a estar en prisión tras su segundo intento de viajar a Siria, cuando fue detenido en Turquía en mayo del año pasado y devuelto a Francia. Se le inició una causa judicial por vínculos con organización terrorista, pero el 18 de marzo de 2016 un juez decidió ponerlo en libertad bajo control judicial. Se encontraba bajo «estricta» supervisión con una pulsera electrónica y tenía limitado sus movimientos. No podía abandonar la región, debía presentarse en comisaría una vez por semana y tenía que entregar su documento de identidad y el pasaporte. La radicalización de Kermiche se intensificó tras el ataque a la revista de Charlie Hebdo, en enero de 2015, según asegura su madre al diario ‘Tribune de Gèneve’. «Decía que no podía seguir practicando su religión en silencio en Francia. Hablaba con palabras que no eran suyas. Estaba como hechizado», confesó su madre. La fiscalía informa que los atacantes, que llevaban consigo bombas falsas, cuchillos y una pistola, gritaron al salir de la iglesia “Alá es grande”.
Los servicios antiterroristas franceses han revelado que uno de los atacantes que participaron en el asesinato de un cura durante el asalto en una iglesia de Normandia era un ciudadano francés que estaba bajo vigilancia electrónica a través de una pulsera. Ha sido identificado como Andel Kermiche, un joven de 19 años originario del mismo departamento donde se produjo el atentado y que había sido imputado dos veces por intentar ir a Siria para integrarse en Estado Islámico. El segundo atacante aún no ha sido identificado.
Kermiche llego a estar en prisión tras su segundo intento de viajar a Siria, cuando fue detenido en Turquía en mayo del año pasado y devuelto a Francia. Se le inició una causa judicial por vínculos con organización terrorista, pero el 18 de marzo de 2016 un juez decidió ponerlo en libertad bajo control judicial. Se encontraba bajo «estricta» supervisión con una pulsera electrónica y tenía limitado sus movimientos. No podía abandonar la región, debía presentarse en comisaría una vez por semana y tenía que entregar su documento de identidad y el pasaporte. La radicalización de Kermiche se intensificó tras el ataque a la revista de Charlie Hebdo, en enero de 2015, según asegura su madre al diario ‘Tribune de Gèneve’. «Decía que no podía seguir practicando su religión en silencio en Francia. Hablaba con palabras que no eran suyas. Estaba como hechizado», confesó su madre.
La fiscalía informa que los atacantes, que llevaban consigo bombas falsas, cuchillos y una pistola, gritaron al salir de la iglesia “Alá es grande”.