Reino Unido acepta el ritmo de la UE en la negociación del Brexit
Reino Unido se ha plegado este lunes ante la propuesta de la Unión Europea para sus negociaciones del Brexit, que deberán registrar avances en prioridades como los derechos de los ciudadanos antes de abordar un eventual acuerdo comercial entre ambos deseado por Londres. «En un primer momento, trataremos las cuestiones más apremiantes» para asegurar una retirada «ordenada» de Reino Unido y, «en una segunda fase, abordaremos nuestra futura relación», ha dicho el negociador europeo, el francés Michel Barnier, junto a su par británico, David Davis.
Reino Unido se ha plegado este lunes ante la propuesta de la Unión Europea para sus negociaciones del Brexit, que deberán registrar avances en prioridades como los derechos de los ciudadanos antes de abordar un eventual acuerdo comercial entre ambos deseado por Londres. «En un primer momento, trataremos las cuestiones más apremiantes» para asegurar una retirada «ordenada» de Reino Unido y, «en una segunda fase, abordaremos nuestra futura relación«, ha dicho el negociador europeo, el francés Michel Barnier, junto a su par británico, David Davis.
Este enfoque por fases, planteado desde hace meses por Bruselas, supone una pequeña victoria para los europeos frente a un gobierno británico que abogaba por negociar el marco de su futura relación, que podría incluir un acuerdo de libre comercio, en paralelo al divorcio. Davis, que ha calificado la primera jornada de negociaciones como un «inicio prometedor«, ha negado que Reino Unido cediera en los tiempos de las conversaciones. «Esa posición no ha cambiado. Es la misma de antes», ha asegurado el ministro británico para el Brexit.
La primera ministra británica, Theresa May, pasó meses insistiendo en que nada frenaría su intención de reducir la inmigración y que estaba dispuesta a dejar el mercado único europeo, la unión aduanera y todas las instituciones europeas, con tal de controlar sus fronteras. Pero su futuro es incierto, después que el 8 de junio perdiera la mayoría absoluta en el Parlamento en una elección convocada anticipadamente con el objetivo de reforzarse de cara al Brexit.
Una semana de cada mes
Las negociaciones de esta primera fase tendrán lugar una semana de cada mes a partir del próximo 17 de julio y contarán con grupos específicos de trabajo -compromisos financieros, derechos de los ciudadanos y otros asuntos de divorcio-, así como un diálogo sobre el futuro de la frontera entre Irlanda del Norte e Irlanda. «Cuando hayamos registrado suficientes progresos» en estos asuntos, «seré el primero, como es mi responsabilidad, en recomendar al Consejo Europeo comenzar en paralelo la negociación como cómo dar forma a la futura relación» a ambos lados del canal de la Mancha, ha prometido Barnier.
La suerte de los 3,6 millones de ciudadanos europeos viviendo en Reino Unido y de los 900.000 británicos residentes en la UE, en su mayoría en España, se impone así como una de las prioridades en las negociaciones. La mandataria británica, que llegó a abogar por marcharse sin acuerdo frente a un «mal acuerdo», tiene previsto presentar a sus pares europeos su propuesta sobre los derechos en la cumbre prevista jueves y viernes en Bruselas, ha avanzado Davis, quien precisó que los planes concretos se publicarán el lunes próximo. La factura que debe pagar Londres por sus compromisos adquiridos con los 27, que según las estimaciones podría ascender hasta los 100.000 millones de euros, se convierte también en prioritaria para ambas partes.
Los negociadores tienen ahora de tiempo hasta marzo de 2019 para lograr un acuerdo, si bien Bruselas insiste en que para cumplir los plazos de ratificación las condiciones del divorcio deben estar cerradas para octubre de 2018. La incógnita es la continuidad de la conservadora May, cuya imagen se ha deteriorado todavía más por la gestión del incendio en una torre de viviendas en Londres y que ha hecho frente a tres atentados en su suelo en menos de un mes, el último de ellos contra una mezquita este mismo lunes.