Siete años sin la duquesa de Alba: así están las cosas en la familia que dejó

Han pasado siete años desde el fallecimiento de la duquesa de Alba. Una mujer admirada y muy querida que dio buena cuenta de su fuerte carácter durante sus 88 años de vida. Su adiós, el pasado 20 de noviembre de 2014, supuso un punto de inflexión en la vida de sus hijos. Distanciamientos, reconciliaciones y, una misa funeral a la que, al parecer, solo acudirá Cayetano Martínez de Irujo.

Él mismo lo confirmaba hace unos días, explicando además que el homenaje se realizará, en esta ocasión, un día después de cumplirse el aniversario, debido a los compromisos profesionales como jinete. «La misa la considero básicamente personal porque una vez más no viene nadie, nada más que yo», ha explicado a El Español, desvelando que tanto Eugenia como Fernando han hecho una aportación económica «para la esquela, el ramo de flores y la misa». También ha dejado claro que no quiere polémicas familiares, mostrándose comprensivo con sus hermanos: «Entiendo que no puedan venir a Sevilla todos mis hermanos, pero sí podría hacerlo algunos (…) Quien quiera venir que venga, y quien no que no aparezca». 

Todo parece indicar que la duquesa de Montoro y el marqués de San Vicente del Barco se han excusado aludiendo compromisos profesionales fuera de nuestro país. No fue la respuesta de Alfonso, duque de Aliaga, quien dijo que prefiere llevar las cosas a su manera. A pesar de esta circunstancia, Cayetano sí contará con la presencia de Alfonso Díez, viudo de su madre, y de Carmen Tello, entre otros amigos de doña Cayetana. Será el domingo a las 20 de la tarde en la iglesia del Cristo de los Gitanos de Sevilla, donde reposan parte de sus cenizas.  

Boda y bautizo 

En estos últimos doce meses y con la pandemia aún vigente la Casa de Alba han vivido dos acontecimientos: la boda de Carlos Fitz-James Stuart y Belén Corsini y el bautizo de la pequeña Rosario, hija de Fernando Fitz-James Stuart y Sofía Palazuelo. Dos eventos en los que se reunió la familia casi al completo, a excepción del conde de Salvatierra, que fue el gran ausente en sendas citas, debido a sus problemas de salud. El 22 de mayo el Palacio de Liria se volvió a engalanar para albergar el enlace del hijo menor del actual duque de Alba y su novia, a punto estuvieron de aplazar la celebración debido a la situación sanitaria que se vivía con la tercera ola de COVID.  

Quienes sí tuvieron que posponer sus planes fueron los duques de Huéscar, que solo una semana después del enlace, emplazaron a sus familias a trasladarse a Sevilla con motivo del bautizo de su hija Rosario, bisnieta de doña Cayetana y llamada a ser la próxima duquesa de Alba –la primera mujer que llevará el título después de su bisabuela-. Los orgullosos papás cumplieron con diferentes tradiciones familiares: la niña recibió las aguas bautismales en la Iglesia sevillana de San Román, igual que su padre, lució el faldón de cristianar de los Alba y por supuesto, no faltó el recuerdo a la duquesa.  

La felicidad de Eugenia 

Pero además de con estos dos eventos, Cayetana de Alba, a buen seguro, hubiera disfrutado del éxito de su única hija. Eugenia Martínez de Irujo, que acaba de celebrar sus cuatro años de casada con Narcís Rebollo, ampliaba su curriculum profesional recientemente. Su pasión por la pintura, heredada de su madre, le llevaba en pleno confinamiento a realizar numerosos cuadros que luego subastó por una buena causa y cuyos beneficios destinó a la Fundación Querer.

Hace un mes, su faceta de pintora le llevaba a dar un paso más en su carrera. Lo hacía presentando su propia línea de papelería compuesta por una colección artesanal formada por cuadernos, carpetas, estuches y cajas, entre otros, respetuosa con el medio ambiente elaborada con papeles ecológicos y tintas libres de ácidos.