Ainhoa Arteta reaparece en 'El hormiguero': «Casi me muero»

Ainhoa Arteta está de vuelta. Superados los problemas de salud que casi le cuestan la vida, la soprano vasca cerró la semana de El hormiguero, como la invitada estrella del jueves. Razones no faltaban. Su presencia en el programa que presenta Pablo Motos no fue más que el primer paso con el que la artista ha querido gritar al mundo que está lista para regresar.

Antes de volver a los escenarios, la donostiarra quiso compartir su experiencia. Es todo un ejemplo de resiliencia. El pasado verano estuvo al borde de la muerte y la recuperación no ha sido un camino de rosas. La cantante de lírica quiso contarlo en este espacio de máxima audiencia en el que no faltó la emoción, el sentido del humor y el coraje.

Su entrada al plató estuvo protagonizada por una gran ovación. Debería estar acostumbrada, sus magníficas actuaciones alrededor del mundo así lo abalan, pero esta era la primera de su nueva vida tras haber mirado de frente a la muerte. «Estamos aquí para celebrar la vida porque casi te mueres», comenzó diciendo el comunicador valenciano.

Sin medias tintas. Así es también Ainhoa Arteta, directa y clara hasta para relatar cómo fueron esos días en los que «casi me muero, pero no me enteré». Fue en verano cuando sufrió un cólico nefrítico que se complicó tanto, que derivó en una septicemia. Y de ahí a un fallo multiorgánico por el que se le indujo el coma durante casi una semana.  Una situación que provocó que se le tuvieran que amputar, entre otros, un dedo de la mano derecha.

Ainhoa Arteta explica cuál fue el tratamiento ‘de choque’

La situación clínica de la cantante también se agravó a la hora de aplicar el tratamiento: «Lo intentaron con todos los antibióticos posibles porque soy alérgica a la penicilina, pero, además, mi cuerpo había generado resistencia a los antibióticos. Así que los médicos dijeron: ‘O probamos con la penicilina o se muere’».

Aun así, no llegó a enterarse del proceso y cuando despertó había sufrido un cambio físico tal que «el iPhone no reconocía mi rostro». Además, había sufrido la amputación de varios dedos: «Durante el coma no me llegaba bien el riego, y tenía los pies y los dedos de la mano derecha negros. Perdí dos dedos y llevo el resto con injertos. La mano izquierda se salvó por estar más cerca del corazón y tener más riego», contó sin perder la sonrisa.

Precisamente sonriendo y tirando de sentido del humor, Arteta respondió a Pablo el motivo por el que no ha querido utilizar una prótesis en sus dedos. «Sinceramente, porque me da mucha pereza. Bastantes operaciones he pasado ya. Además, yo gesticulo mucho cantando, utilizo mucho las manos. Imagina si en una de mis actuaciones sale volando la prótesis y acaba en el escote de la señora que está en primera fila».

Sentido del humor, sí, y también dolor. Un dolor que primero se trató con morfina y ahora, según desveló, con medicamentos neuropáticos. «No voy a permitir que el dolor de unos dedos me pare la vida». Lo tiene claro.

Es una mujer fuerte y no encontró mejor ejemplo para indicar que la fortaleza mental es importante en una recuperación, que la final del Open de tenis de Australia. «Nos lo acaba de demostrar Rafa Nadal, que se tiró 5 horas de partido con una lesión. La fuerza mental es tan importante o más. No se debería estigmatizar tanto la ayuda psicológica».

Su convalecencia ha sido un aprendizaje y así lo confesó: «Cuando has estado a punto de morir ves la vida de otra manera. Hay que vivir el día a día. La mente es tremendamente poderosa y la puedes usar a tu favor o en contra, y hay que ejercitarla para que vaya a tu favor».

El mayor miedo de la soprano se hizo realidad

También pasó miedo ya que se cumplió el peor de sus temores: ser entubada. «Una glándula se cerró y se estaba generando un quiste que cada vez era más grande y no podía medicarme por todo el tratamiento que estaba recibiendo para el fallo multiorgánico. Para cuando pude hacerlo ya tenía un quiste del tamaño de un garbanzo».

A finales de octubre viajó a Berlín y el 3 de noviembre pasó por quirófano, «me operaron a cuerda vocal abierta», afirmó antes de recordar además que el médico que la intervino afirmó que no podría volver a cantar de 6 meses a un año. Tiempo que no se ha cumplido, ya que su regreso está previsto para el próximo 27 de febrero.

Será en el Teatro de la Zarzuela, un lugar que considera su casa. El repertorio será un homenaje a la música española, italiana y sudamericana. No estará sola. Ainhoa Arteta volverá a pisar un escenario de la mano del tenor mexicano Ramón Vargas y el pianista Javier Carmena.  «Cantar me sana. Volver a poder sentir a esos grandísimos autores a través de mi voz es de las cosas que más he apreciado, además de poder volver a verme viva».