El pasado desconocido de Vladimir Putin como taxista: «Tuve que ganar dinero extra»
El líder ruso no siempre fue tan importante, pues tras el colapso de la Unión Soviética, en 1989, se vio obligado a buscarse la vida para mantener a su familia
La guerra de Ucrania ha puesto en el punto de mira a Vladimir Putin, del que apenas se conoce nada en lo personal. A lo largo de los años, hemos visto al líder ruso deambulando semidesnudo por Siberia, disfrutando de una jornada de pesca a pecho descubierto y bañándose en un lago helado. Al presidente ruso no le importa aparecer sin ropa en los medios de comunicación, pero mantiene su vida personal en el secretismo más absoluto.
De hecho, a lo largo de los años, los periodistas rusos han visto amenazadas sus carreras y, en algunos casos, destruidas al intentar informar sobre la vida amorosa de Putin. «Incluso la prensa de la oposición, que escribe regularmente sobre la corrupción en el círculo íntimo de Putin, se ha mostrado cautelosa a la hora de escribir sobre las mujeres de Putin», informan desde The Spectator. Así, en la actualidad, el número de hijos y el estado civil de Putin siguen siendo temas tabú para los medios rusos.
A pesar del afán de Putin por mantener su intimidad en secreto, hoy conocemos algunos datos de su presente y pasado, como que fue taxista durante un tiempo.
El pasado de Putin como conductor de un taxi
Corrían los 90 y el treintañero Vladimir Putin tenía tres mujeres que mantener: su mujer, Lyudmila Putina, quien trabajaba como azafata cuando se conocieron, en 1980, cuando un amigo en común los invitó a ambos al teatro; y sus dos hijas, que en aquel momento eran pequeñas, Katerina Tikhonova, quien hoy es subdirectora del Instituto de Investigación Matemática de Sistemas Complejos de la Universidad Estatal de Moscú, y Maria Vorontsova, investigadora genética
En aquellos tiempos, y tras el colapso de la Unión Soviética, en 1989, que supuso el fin de la «Rusia histórica», los Putin acababan de regresar a San Petersburgo de Alemania, donde el patriarca de la familia trabajaba como espía ruso del KGB. El padre de familia se había quedado sin trabajo y necesitaba ingresos, así que se vio obligado a conducir un taxi. «No es agradable hablar de esto», expresó él mismo en un documental de Channel One titulado Rusia. Historia reciente.
«A veces tuve que ganar dinero extra. Eso significa, ganar dinero extra como conductor privado. No es agradable hablar de esto, para serle honesto, pero desgraciadamente ese fue el caso», comentó el líder ruso. En el documental, Putin confiesa que trabajó con su coche particular, un Volga que compró con lo ahorrado en su empleo en el KGB en Dresde. Hasta hace relativamente poco, en Rusia era habitual parar coches particulares en la calle para que te lleven a un sitio a cambio de poco dinero.
Pensó en ser entrenador de judo y abogado
Reconvertirse en taxista, aunque fuese por un tiempo, no fue del agrado de Putin, aunque antes barajó otras opciones, como ser profesor de judo, un deporte que practicaba desde hacía años. Así se lo dijo a un antiguo compañero de clases, Vasili Shestakov, que regentaba un club. Éste no lo vio claro, pero le dijo a su amigo que si no encontraba nada podía volver y él le daría trabajo.
Trabajar como abogado también fue una idea que le rondaba la cabeza, ya que él es licenciado en Derecho por una Universidad Estatal de Leningrado, pero al final decidió que era mejor idea lo del taxi. Una aventura que duró poco, ya que en 1990 se convirtió en asesor de Anatoli Sobchak, entonces presidente de la Diputación de Leningrado. Tras el triunfo de este en las elecciones para la alcaldía, Putin pasó a ser jefe del Comité de Relaciones Exteriores del ayuntamiento y vicealcalde.
En 1996, después de la derrota de Sobchak en los comicios, Putin se trasladó a Moscú con un puesto en la administración del presidente Borís Yeltsin. Tras ello, en el 2000, fue elegido presidente de Rusia, un puesto que regenta hasta el día de hoy.