De modelo internacional a madre anónima: así es la nueva vida de Esther Cañadas
La maniquí española vive una segunda juventud alejadas de los focos, pero vinculada igualmente a la moda, más de dos décadas después de su retirada
El inicio de la década de los 2.000 en España estuvo marcado por la irrupción del nuevo escenario tecnológico que tanto se ha desarrollado en los últimos años. Pero también por algunos acontecimientos relevantes que atañen a personalidades de nuestro país de diferentes ámbitos. Una de ellas fue Esther Cañadas.
Por aquel entonces, la modelo tomó la decisión de retirarse de las pasarelas después de haber conseguido ser reconocida como una de las maniquíes españolas más importantes de la década de los 90. Ahora, más de 20 años después, vuelve a dar de qué hablar, aunque con una proyección mediática mucho menor a la que obtuvo antaño por sus méritos en las pasarelas.
La manchega de nacimiento ha regresado al primer plano mediático acudiendo al concierto que Antonio Carmona ofreció en Madrid este pasado fin de semana. A sus 45 años, muchos se preguntaban qué había sido de ella y cómo estaba, una cuestión que la propia Esther respondió. Vestida muy elegante y con sombrero negro, la exmodelo aseguró de manera escueta a su llegada que «Estoy muy bien».
Esta manera tan escueta de contestar deja entrever que Cañadas desea permanecer en un segundo plano mediático, alejada de las cámaras. Su día a día pasa ahora por una vuelta inesperada al mundo de la moda y por su labor como madre de sus dos hijos, Galia y Maxine. En los últimos meses ha participado en diferentes proyectos que confirman su regreso, aunque sin tanto ruido como anteriormente.
Su nueva vida
Esther Cañadas se ha empeñado en demostrar que se puede seguir trabajando en la moda más allá de los 40. Ella suma cinco más a esa cifra. En la actualidad ha vuelto a ser chica imagen, por ejemplo, convirtiéndose en imagen de la nueva campaña de la colección otoño-invierno 2022 de Bimba & Lola.
La modelo reflexiona en una entrevista con Telva sobre el motivo de su regreso tras un largo parón solo interrumpido para desfilar en 2008 con sus amigos de Dsquared: «Este regreso se lo debo a mi hija. Ahora que ella ha crecido, quiero que sea testigo de lo que fue y es mi carrera, que también es mi pasión. No hay queja, ni nostalgia, solo agradecimiento y la satisfacción de haber superado mis sueños», explica.
Lo cierto es que Esther quemó etapas muy rápidamente y a los 14 años ya estaba desfilando para una agencia de modelos alicantina (donde creció) a la que le apuntó su madre. Su esbelta e imponente figura de 178 centímetros y arrebatadores ojos de azules fueron sus señas de identidad. Nueva York, Londres, Miami, Milán… ninguna capital de la moda ni pasarela se le resistía.
México y Galia
Una vez consideró que había llegado el momento de dar un paso al lado se marchó a vivir una nueva vida a México. Allí le diagnosticaron una enfermedad autoinmune de la que prefiere no hablar demasiado cuando se le pregunta. Eso no le impidió tener en 2014 a su hija Galia, que es el centro de sus atenciones y quién sabe si seguirá sus pasos: «Es una niña muy intuitiva y ya le he contado algo. Según va haciéndose mayor y me ve desfilando o en fotos dice que quiere venir a todo», cuenta.
Al margen de su colaboración con algunas firmas o desfiles puntuales, Esther Cañadas disfruta de su nueva vida con un mayor anonimato y al lado de grandes amigas como Sara Carbonero o Vanesa Martín. La música es el denominador común de las tres y es habitual verlas acudir a conciertos juntas, como hace unos días cuando fueron a ver.