Novedades del estado de salud de María Teresa Campos, ingresada desde el domingo
La presentadora fue ingresada de urgencia, «en estado muy grave», en un hospital madrileño
María Teresa Campos en una imagen de archivo | EP
Tal y como te avanzamos en THE OBJECTIVE este domingo, la preocupación por el estado de salud de María Teresa Campos es máxima, ya que la presentadora fue ingresada de urgencia, «en estado muy grave», en un hospital madrileño durante la madrugada de ayer.
En concreto, María Teresa Campos, de 82 años, se encuentra en la Fundación Jiménez Díaz, que ha emitido un comunicado en el que informa que la comunicadora se encuentra ingresada «debido a un cuadro de insuficiencia respiratoria aguda» y que su pronóstico actual «es reservado, dentro la gravedad».
Un comunicado que «se emite a petición de Dña. Terelu Campos y Dña. Carmen Borrego», después de que un programa de Telecinco diera la voz de alarma sobre este nuevo bache en la salud de la periodista.
Sus hijas, Terelu Campos y Carmen Borrego; su máxima persona de confianza, Gustavo; y amigos de la familia como Rocío Carrasco y Fidel Albiac, han acudido desde el domingo al hospital para ver cómo avanza la salud de María Teresa Campos.
Se encuentra acompañada
Con la preocupación en el rostro, Carmen Borrego ha acudido este lunes de nuevo al hospital junto a su marido, José Carlos Bernal y su hija, Carmen Almoguera.
Terelu Campos, por su parte, abandonó la Fundación Jiménez Díaz a útima hora de la tarde del domingo junto a su sobrino José María Almoguera y otros familiares. Sin mediar palabra sobre la última hora en cuanto al estado de salud de María Teresa se refiere, la colaboradora de televisión salió de la clínica con el rostro visiblemente serio y cansado debido a lo acontecido en las últimas horas.
Y como no podía ser de otra manera, Rocío Carrasco también quiso acercarse hasta el hospital para transmitirle su apoyo a la comunicadora y a sus hijas. Tras poder estar con ella, abandonó, junto a Fidel Albiac y Belén Ro el edificio. Con el semblante serio y con voz entrecortada, Carrasco aseguró a los reporteros que allí se encontraban que no podía adelantar más detalles del estado de salud de María Teresa Campos.
María Teresa Campos, completamente retirada de la esfera pública
Esta no es la primera vez que el estado de salud de María Teresa Campos salta a los medios. De hecho, este 2023 se ha hablado en numerosas ocasiones de la realidad de la presentadora, que se encuentra completamente retirada de la esfera pública.
Aunque sus hijas siempre han mantenido en secreto qué le ocurre a su madre, el pasado mes de mayo Terelu Campos reveló que su progenitora «ya no puede decidir por sí misma».
Unas declaraciones que amplió Carmen Borrego poco después: «Tenemos que hablar con naturalidad. Está siendo un año muy duro, más por mi madre que por mi hijo. Lo de mi hijo tarde o temprano tendrá una solución, pero lo de mi madre desgraciadamente ya es difícil».
«Hay muchas familias que sufren lo que estamos sufriendo y tenemos la suerte de tenerla y de que nos conozca. No sé qué pasará el día de mañana y cuando no nos conozca, pero ahora mismo la tenemos… Para nosotros es nuestra prioridad, que esté bien y tranquila. Feliz no, feliz en ella ahora es complicado. Solo pedimos que la dejen descansar y dejen de seguirla», ha añadido, admitiendo que «no se puede estar ocultando la realidad porque no tiene sentido y hay especulaciones».
Enfermedad neurológica
Sin poner nombre a la enfermedad de María Teresa Campos, Carmen explicó entonces que su deterioro ha sido muy rápido desde la pasada Navidad: «Es duro cuando sabes que tienes un problema y no puedes llamar a tu madre, que es la que siempre ha ayudado y nos ha respaldado y ahora está, pero de otra manera».
«Cualquier madre para cualquier persona es duro pero cuando tu madre ha sido quién es pues es más duro porque no solo tiene sus recuerdos como madre sino como profesional», ha contado, confesando que, a pesar de lo delicado del momento que está atravesando, María Teresa Campos quiere seguir trabajando: «Yo he trabajado mucho con ella y cuando voy a su casa es raro el día que no se pone a hacer una escaleta conmigo, y yo ya no sé qué inventarme, ella sigue teniendo su mundo profesional y me dice ponemos esto aquí, esto allí».
«En esta maldita enfermedad el problema es que se dan cuenta, porque se dan cuenta, y lo que sufren. Para mí ha sido difícil de encajar y asumir pero preferiría que no me conociera y no verle sufrir y con esa ansiedad… No tenemos mimbres porque no nos han enseñado. Al principio te enfadas y cabreas porque no sabes como actuar como en un ictus o un infarto. Cuando entramos en enfermedades neurológicas no sabemos ninguno, no sabemos cómo tratar a esas personas», concluyó.
