Los dos aspectos de la vida privada de Urdangarin que le obsesionan tras su divorcio
El que fuera el marido de la infanta Cristina tiene dos frentes abiertos que quiere resolver lo antes posible
Iñaki Urdangarin firmó el fin de su matrimonio con la infanta Cristina hace poco más de ocho meses. La pareja, que ya llevaba viviendo una crisis desde hacía un tiempo, no habían dado un paso en adelante porque decidieron valorar la decisión y, sobre todo, tenerlo todo bien atado para cuando llegara el momento. En el frente estaba la situación de sus hijos, sus diversas situaciones económicas y, también, la negación por parte de la infanta, a quien le costó aceptar mucho el fin de su relación. Aún así, el noviazgo de Urdangarin con Ainhoa Armentia fue un antes y un después, por quien, además, el ex duque de Palma decidió apostarlo todo.
Ahora, los dos viven una consolidada relación en Vitoria, donde han alquilado una casa y se apoyan en la familia de él, quien siempre ha estado al lado de Iñaki. Ainhoa, que se divorció de su marido, tiene que pasar tiempo en la casa familiar, como así acordaron en el acuerdo que firmaron por la custodia de los pequeños, mientras que el que fuera marido de la infanta Cristina recibe a sus hijos durante el verano. La temporada estival es el momento perfecto para que tanto Irene como Miguel, Pablo y Juan vuelen a España para estar junto a su padre, más concretamente en la localidad de Bidart, donde compraron un apartamento hace unos años.
Iñaki Urdangarin insiste en ser «un personaje anónimo»
Pero, a pesar de que su vida cambió en el momento en el que firmó los papeles de divorcio con Cristina, su realidad no ha vuelto a ser muy distinta. En el horizonte está el deseo de Urdangarin de ser un personaje totalmente anónimo. Algo que todavía no ha conseguido, ya que, en los últimos meses, ha protagonizado varias portadas de revista. Además, en esa entrada a la normalidad, el que fuera duque de Palma se ha deshecho de su seguridad, quienes abandonaron su puesto una vez se divorció de la hija del rey Juan Carlos. Lo cierto es que el pasado mes de abril fue un momento importante para Iñaki; cumplió la condena que le había impuesto y decidió dar a su vida un giro de 180 grados.
A pesar de todos sus esfuerzos, por ahora, y que se haya conocido, Urdangarin todavía no ha encontrado empleo. Lo que habría sido especialmente decisivo a la hora de volver a la realidad. Aún así, parece ser que no tiene ningún problema económico, ya que lleva una vida totalmente normal en Vitoria y, además, hace poco, se le pudo ver paseando por la ciudad con un coche de alta gama. Además, tampoco vive con su madre, una opción que podría valorar si tuviera un presupuesto más ajustado, y ha decidido empezar una nueva etapa con su novia Ainhoa.
Su consolidada relación con Ainhoa Armentia
La mujer, además, ya conoce a los hijos de Urdangarin, quienes, en un primer momento, les costó asumir la separación de sus padres. Ahora, que ya es una realidad, parece ser que hay buena sintonía entre ellos. Tanto es así que el ex duque de Palma se trasladó, hace unos meses, hasta Camboya, para visitar a su hija Irene, quien estaba haciendo un voluntariado en el país, junto a su pareja. También, juntos se trasladaron hasta Londres, donde reside Juan por sus distintos compromisos profesionales. Para Iñaki el visto bueno de sus hijos siempre ha sido muy importante, ya que son uno de los mayores pilares de su vida.
Aún así, sigue pendiente de esos dos aspectos que casi le obsesionan; la búsqueda de trabajo y ser un personaje anónimo. Ha sido esta misma semana cuando la revista Lecturas ha llevado en su portada las imágenes de la madre de Iñaki, Claire, junto a Ainhoa Armentia, dejando constancia de que entre ambas hay muy buena relación. Unas instantáneas, que como apuntan desde el portal Vanitatis, no habrían gustado nada al que fuera duque de Palma. «Sigue despertando interés mediático pero no tiene ningún apoyo profesional o laboral», comentan desde su entorno.
Además, en su cabeza, se repite siempre la misma frase: «Es un ciudadano normal». «Quiere desaparecer de la vida pública, ser un ciudadano normal y que la gente se olvide de él», confirman al mencionado medio. Además, su ilusión es la de «no aparecer en ninguna fotografía». Esto, también, es lo que ha motivado que no se reencuentre públicamente con la infanta Cristina, con quien parece ser que tiene una relación cordial. Como relatan desde Vanitatis, uno de los momentos más complicados se produjo la pasada primavera, cuando tuvo un encontronazo con la prensa en la ciudad de Barcelona, quienes se dieron cuenta del aspecto desmejorado del exduque y que insistía en ser anónimo. Es más, la tensión fue tal que su hijo Pablo tuvo que disculparse.