La Mareta, el palacio de verano de Pedro Sánchez en Lanzarote y 'gafe' para la Casa Real
El presidente del Gobierno ya se encuentra de vacaciones en la isla canaria donde disfrutará de unos días con su familia
Pedro Sánchez se ha trasladado junto a su mujer a Lanzarote. | EP
Ha sido este mismo lunes cuando Pedro Sánchez y su familia han aterrizado en la isla canaria de Lanzarote. Después de un verano repleto de compromisos profesionales, el presidente del Gobierno ha decidido dar el pistoletazo de salida para sus vacaciones en la temporada estival. El líder del Partido Socialista, además, lo ha hecho en una de las viviendas que Patrimonio destina para que los jefes del Ejecutivo puedan disfrutar de unos días de relax, privacidad y comodidad. Lo cierto es que La Mareta es uno de los lugares favoritos de Sánchez y no duda en desplazarse hasta la localidad de Teguise incluso en la época de Navidad.
El palacio es uno de los que más valor tiene dentro de la cartera de lugares que tiene Patrimonio y pone a disposición de los presidentes del Gobierno. Tan bonito es que José Luis Rodríguez Zapatero, quien pasó muchos veranos en Lanzarote, decidió comprarse una casa, para no perder esa rutina que ya había adquirido durante sus dos legislaturas. Además, este palacio se suma, a la impresionante casa de la que pueden hacer uso en la localidad de Doñana que, además, ha dado muchos dolores de cabeza. También, y de forma personal, Sánchez tiene un modesto apartamento en la localidad costera de Mojácar, donde dejó de ir cuando se le nombró presidente del Gobierno.
Las vacaciones de Pedro Sánchez en La Mareta
A las 14:00 del mediodía, hora local, aterrizaba el Falcon en la localidad canaria de Teguise. A bordo del mismo iba Sánchez junto a su mujer, e imaginamos, que sus dos hijas; Ainhoa y Carlota. Su deseo es el mismo que muchos otros españoles; disfrutar de unas jornadas de buena temperatura, playa y sol. Y, lo cierto, es que Lanzarote se ha convertido en el lugar perfecto para ello. Algo que saben perfectamente desde la familia Sánchez-Gómez. La Mareta es un estupendo palacio que destaca por su estilo y su arquitectura que se mimetiza con el de la zona. Es por eso que se combina la piedra blanca con otros puntos en azul oscuro y la madera en sus balcones.
Más de 2.000 metros cuadrados, acceso directo al mar y jardín con lago
Como apuntan desde el Ministerio de Turismo su nombre se debe a la «preexistencia de un aljibe excavado en el suelo». Un aljibe es una construcción tradicional de la isla. Además, La Mareta tiene una extensión de terreno de más 30.000 metros cuadrados y está compuesto por diez bungalows. Todos ellos perfectos para albergar a una gran cantidad de personas. Probablemente lo que más en valor se pone es su acceso directo al mar, sus dos piscinas, un jardín con lago y un helipuerto. Además, tiene dos edificaciones; de una y dos plantas de casi 2.000 metros cuadrados. Fue diseñada por Fernando Higueras, quien se inspiró en la obra naturalista de Frank Lloyd Wright.
La mala suerte de la Familia Real
Tal y como apuntó ABC en su momento, su mantenimiento alcanza los más de diez mil euros al mes y por sus muros han pasado infinidad de rostros conocidos, pero no solamente del mundo de la política sino, también, de la monarquía. Lo cierto es que se trata de un regalo del rey de Jordania a Juan Carlos I, quien le cogió especial cariño. Esta residencia fue mandada construir por el monarca, aunque nunca llegó a hospedarse. Sí que es cierto que uno de sus hijos pasó la luna de miel en el lugar. Fue a finales de los años 80 cuando el monarca decidió regalársela al rey Juan Carlos, quien la puso a disposición de Patrimonio y en 2015, Felipe decidió que fuera destinado a fines turísticos.
La última vez que el rey Juan Carlos estuvo en el palacete fue para celebrar la Nochevieja del año 2000. Junto a Juan Carlos y Sofía viajaron sus hijos y sus padres. Fue allí donde falleció María de las Mercedes, la madre del monarca, en esas mismas vacaciones. Esta fue la última vez que los Eméritos volvieron a la finca. Quien sí volvió fue el rey Felipe quien lo hizo en 2005 con una recién nacida Leonor y en compañía de la reina Letizia. Aunque eso sí, siendo fiel a sus principios de transparencia, decidió cederla. Lo cierto es que, como apuntan desde Vanitatis, la muerte de la condesa de Barcelona, a los 89 años, fue un duro mazazo para la Familia Real. La mujer se encontraba descansando tras haber comido con sus hijos, nietos y bisnietos cuando falleció. Este se produjo a las cuatro de la tarde por una parada cardiorrespiratoria.
