La vida de Natalia Estrada lejos de la televisión: de sustituta de Penélope Cruz a criar caballos
La presentadora, fue una de las más conocidas de los años 90, tras presentar ‘La quinta marcha’ o ‘Vivan los novios’
Natalia Estrada, en los años 90. | Gtres
Los años 90 fueron una de las mejores etapas para la televisión. De aquella fueron muchos los presentadores que triunfaron y se hicieron famosos. Algunos de ellos todavía siguen estando en la primera plana de la actualidad como es el caso de Agustín Bravo o de Alicia Senovilla. Muchos otros han optado por una vida mucho más tranquila. Esto, por ejemplo, le sucedió a Natalia Estrada. La mujer fue presentadora de varios formatos de éxito de la talla de La quinta marcha, Vivan los novios y Bellezas al agua. En el primero de ellos, hizo de sustituta de Penélope Cruz. A pesar de que su vida estaba rodeada de éxito, Natalia decidió, cuando solamente tenía 22 años, trasladarse a vivir hasta Italia.
Fue en ese país donde encontró nuevos proyectos profesionales. Además, allí se casó con Giorgio Mastrota, de quien se divorció cinco años más tarde. Juntos tuvieron una bija, Natalia, que actualmente tiene 29 años. La presentadora, aunque nació en Gijón, pronto decidió marcharse a Madrid, donde se formó en el Conservatorio real y completó sus estudios de ballet clásico y de flamenco. Cuando cumplió la mayoría de edad fue elegida para sustitutorio a Penélope Cruz en la presentación del musical La quinta marcha, que se emitió durante un año en Telecinco.
La vida actual de Natalia Estrada, una de las presentadoras más famosas
Esto hizo que Natalia se convirtiera en uno de los rostros más conocidos de la pequeña pantalla. Es por eso que, rápidamente, su fama creció como la espuma y se convirtió en una de las presentadoras más conocidas de Mediaset. La quinta marcha fue retirada de la pantalla en 1991 pero, a pesar de eso, Natalia se mantuvo en Telecinco y en el verano de 1992 se puso al frente de Bellezas al agua, dándole el relevo a Arancha del Sol en Vivan los novios, espacio que presentó junto a Andoni Ferreño. Además, al mismo tiempo, comenzó a hacer sus pinitos en el mundo del cine gracias a Aquí, el que no corre… vuela, que se estrenó en 1992. Además, en esta producción compartió cartel con Arturo Fernández, María Barranco y José Coronado.
A mediados de los años 90, se casó con Mastrota y se instalo en Milán. Esto hizo que, poco a poco, se fuera introduciendo en el mundo de la televisión italiana. Lo que hizo que se hiciera, también, muy popular en el país. Así, en todo el tiempo que estuvo en activo, presentó Discoring, Il Quizzone, Campioni di ballo, La sai l’ultima y Anima mia. También, rodó la película Il Ciclone de Leonardo Pieraccioni. A principios de los 2000, concretamente en 2002, regresó a España para presentar el concurso Armas de seducción en Telemadrid y en Canal Sur. Además, seis años más tarde, se pudo al mando de El club de Flo en La Sexta. Esta fue la última vez que pudimos verla en televisión y, después de varios intentos, decidió retirarse.
Su paso por Italia y su pasión por los caballos hecha realidad
Fue en el año 2007 cuando Natalia volvió a contraer matrimonio. Aunque esta vez de la mano de Andrea Drew Mischianti. Junto a él montó su propio centro de equitación, Ranch Academy, en la ciudad de Milán. Allí, como confirman en la revista ¡Hola!, tanto ella como su marido crían y doman a caballos como se hacía antiguamente, poniendo en el foco la libertad del animal. «Me conquistó este mundo. Me levanto cada día a las cinco y media de la mañana. Vivimos en el campo. Los caballos están libres en los pastos y los traemos con el lazo cuando es necesario vacunarlos, marcarlos o curarlos», explicó al diario italiano Il Corriere della Sera.
Esto ha hecho, también, que Natalia vuelva a su tierra, a Asturias, para aprender más sobre los caballos. Así, ha estado, en los últimos tiempos, en el Club Hípico Astur (Chas) con el objetivo de compartir y hablar de distintas técnicas. Además, ahí estuvo junto a Buck Brannaman, con quien impartió un curso a otras 50 personas sobre el mundo del caballo. «sta pasión me viene desde niña. Recuerdo cuando montaba la burra de un vecino que teníamos en La Collada, cuando no imaginaba que algún día dedicaría mi vida a los caballos. También me he acordado de mi abuelo, que era con quién iba a ver el Concurso Internacional de Saltos», explicó a La nueva España.
