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María, la hija adoptiva de Arguiñano: argentina y jefa de cocina del restaurante familiar en Zarauz

La joven nació a mediados de los años 70 y se ha centrado, en todo este tiempo, en su pasión por la repostería

María, la hija adoptiva de Arguiñano: argentina y jefa de cocina del restaurante familiar en Zarauz

María Torres, en una imagen de archivo. | Karlos Arguiñano - Hotel Zarautz

Karlos Arguiñano es uno de los rostros más conocidos de nuestra televisión. Desde hace más cuatro décadas, el cocinero lleva volcado con su aventura en los fogones que, además, se ha consolidado de dos maneras; gracias a gran trayectoria en la televisión y, también, con la apertura del restaurante que lleva su nombre en su localidad natal, Zarauz. Es allí donde cuenta con la ayuda de sus hijos, quienes están volcados en hacer que todo funcione a la perfección y dar un servicio de calidad a sus comensales. Y es que Arguiñano es padre de siete hijos, aunque no todos se dedican al local familiar. Es más, una de las que más está volcada es María, una joven argentina que tanto el cocinero como su mujer, María Luisa, adoptaron hace más de veinte años.

María Torres es la única hija adoptiva que tiene el televisivo y la conoció a finales de los 90 en Argentina. Fue su pasión por la cocina, lo que llamó la atención del cocinero, que no dudó en hablar con ella. Al tiempo, fue adoptada oficialmente por Karlos y su mujer y comenzó una nueva vida en España. Fue a los 18 años cuando empezó a estudiar hostelería en la Escuela Aiala, definiendo su pasión por este arte que, sin duda, ha marcado su vida. Actualmente, María es la jefa de cocina del restaurante familiar, donde trabaja junto a su hermano Zigor.

María Torres, la hija adoptiva de Arguiñano

Han sido varias las ocasiones en las que sus hermanos han hablado de María en público. Uno de los últimos fue Eneko, quien dijo quien dijo que era una de las piezas «más importantes» de la familia y que en la cocina no eran seis, eran «siete». Así, María estudió en la escuela de hostelería fundada por su padre en Zarauz. Durante su formación, se especializó también en repostería con mentores como Eva y Joseba Arguiñano. El tiempo hizo que fuera ella quien se encargara de la partida de postres del local, algo en lo que, ahora, tiene pleno control. Así, María supervisa cada comanda y aporta un toque personal a la carta.

La joven nació en Argentina a mediados de los años 70 y cuando cumplió la mayoría de edad empezó a colaborar en los programas que Karlos grababa en Buenos Aires, haciendo la mise en place. Su proceso de adaptación a España fue significativo. «Me pareció chiquitito y que todo estaba muy limpio, pero me adapté», contó sobre su llegada a la localidad vasca donde reside la familia Arguiñano. Sus hermanos, Eneko y Zigor, la describen como «una más de los nuestros» y convivieron buena parte de su juventud juntos y mantienen una relación de armonía absoluta. Su rol ha sido clave también durante la pandemia; según contó, cocinar juntos en casa fue una experiencia maravillosa.

Pasión por la repostería y jefa de cocina del restaurante familiar

El trabajo y la carrera de María ha sido reconocido en varias ocasiones. Así, como jefa de repostería del restaurante familiar, ha conseguido que el establecimiento sea reconocido recientemente como uno de los mejores del País Vasco según valoraciones de clientes. María mezcla tradición e innovación al recrear recetas clásicas en clave moderna, una filosofía propia del restaurante Arguiñano. Trabaja junto a Zigor en la cocina central, aportando su toque personal en postres que combinan sabores sencillos con presentaciones modernas. Además, domina, a la perfección, masas, cremas y horneados, y aplica las técnicas que ha aprendido, en todo este tiempo, con libertad creativa.

Su sello pasa por utilizar ingredientes cotidianos -huevos, lácteos, frutas, pasta de hojaldre o masa quebrada-, pero aplicándolos en postres refinados con buen equilibrio de sabores, texturas y toques frescos como frutas o mermeladas. Es más, uno de los postres más reconocidos de la familia Arguiñano es la tarta de queso para la que utilizan una base de galletas y un relleno de queso crema con un poco de azúcar, huevos y ralladura de limón. Este tipo de tarta -parecida a la famosa de La Viña– encaja con la filosofía repostera de María; ingredientes accesibles, técnica cuidada y un final con encanto, todo muy casero y especial. También, es una especialista en frutas de temporada, compotas o cremas ligeras para aligerar texturas densas. Domina, a la perfección, las masas quebradas, el hojaldre y la crema pastelera.

A qué se dedican los otros hijos del cocinero

El mayor de los hermanos es Eneko. Trabaja como director de sala en el Restaurante KA de Zarauz. Prefiere mantenerse tras bambalinas, lidera el equipo de sala y la atención al cliente. Zigor es el chef principal del restaurante, inicialmente estudió mecánica naval y trabajó en una plataforma petrolífera. Además, se formó en Aiala y redirigió su carrera a la cocina. Ha participado en concursos de pintxos y comparte mando con María. Charly puede ser el único que no está vinculado directamente al mundo de la cocina, ya que es director de fotografía en cine y televisión, trabajando en series como El Internado: Las Cumbres. Por su parte, Martín dirige la parte empresarial del Hotel-Restaurante KA, continuando con la labor que inició su madre.

Joseba es el más conocido, ya que se dedica, también, a la televisión. Especialista en repostería, con formación en prestigiosas instituciones como Aiala o Akelarre. Ha sido sustituto de Eva Arguiñano en pastelería, dirige su propio obrador y bombonería en Zarauz, y es figura televisiva en Cocina abierta. La más pequeña, Amaia, estudió Ingeniería Mecánica Industrial y trabajó en telemetría para equipos de motociclismo. Hoy en día, dirige la bodega familiar K5 Txakolina, gestionando viñedos, embotellado y comercialización -enfocada en el mercado internacional-.

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