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La finca donde se refugian Cristina y Victoria, gemelas de Julio Iglesias: 'infinity pool' y capilla

Las dos jóvenes dividen su vida entre Estados Unidos, España y Punta Cana junto a sus padres y hermanos

La finca donde se refugian Cristina y Victoria, gemelas de Julio Iglesias: ‘infinity pool’ y capilla

Cristina y Victoria, en una imagen de archivo. | Redes sociales

A pesar de que Julio Iglesias es uno de los cantantes españoles más importantes del mundo, siempre ha intentado mantener una vida muy relajada y alejada de los medios de comunicación. Aún así, parte de sus hijos han decidido seguir un camino profesional público. Victoria y Cristina Iglesias, gemelas de Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger, nacieron el 1 de mayo de 2001 y desde entonces han vivido entre la atención mediática y un marcado deseo de discreción. Criadas principalmente en Miami, Punta Cana y la finca familiar de Ojén en Marbella, crecieron en un entorno cosmopolita y privilegiado, aunque siempre guiadas por sus padres hacia una vida más tranquila y alejada de los focos. 

Entre los 10 y 14 años abandonaron la escuela convencional para recibir educación en casa mediante profesores particulares, una decisión que ellas mismas calificaron de enriquecedora porque les permitió aprender más y más rápido que en un colegio tradicional. Desde jóvenes llamaron la atención de la industria de la moda, herederas de la elegancia de su madre y del carisma de su padre. Han participado en citas internacionales como el Baile de Debutantes en París y, sobre todo, la Gala MET de 2019, donde vistieron diseños de Oscar de la Renta creados especialmente para ellas, además de protagonizar editoriales en revistas como Harper’s Bazaar.

La vida de Victoria y Cristina, las gemelas de Julio Iglesias

Pese a estas incursiones, nunca han buscado convertirse en celebridades de pasarela y prefieren reservar esos destellos para ocasiones muy puntuales. En paralelo a su relación con la moda, las gemelas desarrollaron desde pequeñas un fuerte amor por los animales y, en particular, por los caballos. En la finca familiar de Ojén disponen de su propia cuadra, donde pasan largas horas practicando equitación, uno de sus grandes refugios personales. También disfrutan rodeadas de perros y otros animales rescatados, hasta el punto de bromear en redes sociales con que viven en un pequeño zoo particular. Este contacto con la naturaleza se combina con su estilo de vida veraniego en la finca Cuatro Lunas de Marbella, donde cocinan con productos de huerto, nadan en la piscina y disfrutan de la calma lejos de la atención mediática.

Las Cuatro Lunas está situada en la localidad de Ojén, a pocos minutos de Marbella y Puerto Banús. La finca ocupa entre 400 y 450 hectáreas, combinando vistas al Mediterráneo con frondosos bosques y jardines. La casa principal supera los 900 m², con un diseño andaluz clásico con toques coloniales y recubrimientos en madera. Dispone de una impresionante suite de 400 m², donde Julio Iglesias se casó con Miranda Rijnsburger, además de 7 habitaciones en total, 8 baños, salones amplios, capilla privada, sala de grabación, salón de juegos y una biblioteca. Cuenta con tres piscinas tipo infinity pool, diseñadas para integrarse visualmente con el paisaje marino, una ubicada junto a palmeras y césped. Tiene dos helipuertos, facilitando el acceso directo desde el aeropuerto de Málaga. Además, cuentan con cancha de tenis, gimnasio, y zonas exteriores amplias para estar y relajarse.

Su finca Las Cuatro Lunas con bodega e ‘infinity pool’

Además de la casa principal hay, al menos, otras tres viviendas secundarias. La Casa del Lago está pensada para invitados, con zona de comedor y mucho relax. Por su parte, la Casa de la Huerta tiene cinco dormitorios, piscina privada, comedor y bodega. La tercera es más íntima, con cocina, salón, lavandería y terraza propia. La finca está rodeada de alcornoques centenarios, encinas, cipreses y pinos, la finca cuenta con huertos ecológicos y jardines maduros que Julio Iglesias plantó personalmente. Un incendio en 2012 devastó buena parte del entorno; no obstante, la casa principal, la capilla y algunos jardines sobrevivieron gracias a medidas preventivas como cortafuegos que el propio cantante había promovido. Y no solamente eso. La propiedad alberga una bodega subterránea con capacidad para 2.000 botellas, junto con sala de grabación y juegos.

En 2018, se habló de una posible venta que se estimó en 145 millones de euros. Más allá del valor económico, la finca representa un refugio emocional; allí se casó la pareja, crecieron sus hijos y se comparte tranquilidad familiar. Lo cierto es que las gemelas no cuentan con la misma influencia que tiene su progenitor, aunque sí que se la han lanzado al mundo de los negocios. Su vida empresarial también tuvo un capítulo interesante: en 2021 lanzaron junto a una naturópata un proyecto llamado My Tribeü, una marca de vitaminas y complementos naturales que aspiraba a reflejar un estilo de vida saludable, pero la iniciativa no prosperó y acabó inactiva pocos meses después. Ese traspié no impidió que ambas siguieran explorando caminos propios. Cristina se trasladó a Nueva York para estudiar Moda y adentrarse en el diseño, mientras que Victoria eligió Londres para formarse en Producción cinematográfica y Arte dramático.

Así, aunque sus caminos académicos y geográficos se han separado, ambas mantienen un vínculo muy estrecho y comparten visitas frecuentes, conversaciones diarias y proyectos comunes de futuro. En lo personal, cultivan amistades discretas, entre ellas la de Azahara Margón, que las acompaña en Miami y en Marbella, y prefieren reuniones íntimas, cenas tranquilas y escapadas privadas antes que grandes fiestas mediáticas. Sus redes sociales son un reflejo de esa filosofía: aunque cada una supera los cien mil seguidores en Instagram, apenas publican fotografías y cuando lo hacen suele ser en momentos señalados, como un cumpleaños, una jornada de verano a caballo o un instante familiar junto a sus hermanos. Aunque eso sí, las han ido abandonando poco a poco.

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