Joseba Arguiñano, chef: «El 'aita' más que un jefe es un animador; es difícil discutir con él»
El cocinero mantiene una estupenda relación con su padre, quien ha marcado su futuro personal y profesional

Joseba y Karlos Arguiñano, en una imagen de las redes sociales.
Si algo le ha enseñado Karlos Arguiñano a sus hijos es que, además de ser buenos cocineros, también tienen que ser buenas personas. Unos valores que les ha intentado trasmitir a sus retoños quienes, no solamente son unos grandes apasionados de los fogones en casa sino que, también, han emprendido su carrera laboral por esa rama. El más conocido, sin duda alguna, es Joseba, quien se ha especializado en repostería, ha creado su propia marca personal y ha abierto su negocio en la localidad vasca que le vio crecer, Zarauz. Cada vez que puede, además, Joseba demuestra la buenísima conexión que tiene con su progenitor, con quien convive televisivamente en Antena 3. Y no solamente eso. Cada vez que tiene oportunidad, Joseba se deshace en halagos ante su padre, quien es su pilar fundamental.
«Yo he nacido con este apellido, no conozco otra cosa y, si pesa, es para bien. Me ha abierto muchas puertas, he podido ir a los mejores sitios a estudiar y a aprender, tener los mejores maestros, disfrutar de un montón de restaurantes increíbles… Todo cosas buenas», confesó en una entrevista en Vanitatis. Además, el chef también quiso sincerarse sobre su tiempo libre y cómo lo invertía al lado de la familia. Como ya contamos en THE OBJECTIVE, Joseba y sus hermanos se reúnen, los domingos, en el caserío familiar, donde le espera toda su familia para disfrutar de unas jornadas de cariño y gastronomía.
Joseba Arguiñano y la buena relación con su padre
Son muchas las cosas que, además, ha aprendido de su padre. «El respeto al oficio y la importancia de elegir bien el producto. En mi casa siempre me han inculcado la importancia del qué, cómo y cuándo comprar, saber cuál es el mejor momento para traer las fresas, los hongos, las buenas verduras… Si no tienes una buena harina es difícil que te salga un buen pan, si la mantequilla es mediocre es difícil sacar un buen dulce», contó al mencionado diario. Aunque eso sí, tantos años de trabajo en conjunto también han hecho mella en sus relaciones personales porque trabajar codo a codo con tu familia no siempre es fácil.
«El ‘aita’, más que un jefe, es un animador, así que es difícil discutir con él. Es exigente con los platos, pero no le interesa tanto ser duro como que cocinemos a nuestra manera y hagamos bien las cosas. En casa es otro cantar. Como todos tenemos un paladar muy crítico, si se te va la sal o se te agarra un guiso todo el mundo se entera», apostilló a Vanitatis. Y es que Joseba, además, guarda un recuerdo muy especial de su infancia, marcada por el olor de los guisos familiares y la compañía de sus hermanos y de sus padres. Unas tradiciones que, todavía, siguen manteniendo con el paso del tiempo.
«El ‘aita’, más que un jefe, es un animador, así que es difícil discutir con él»
Joseba Arguiñano nació en mayo de 1985 en Zarauz. Es el quinto de siete hijos de Karlos Arguiñano y Luisi Ameztoy. Desde su infancia, creció en un entorno familiar lleno de amor, trabajo y una profunda conexión con la cocina. Su madre, Luisi, desempeñó un papel fundamental en su educación, enseñándoles a disfrutar de la compañía mutua y a valorar la importancia de estar juntos como familia. A pesar de la prominencia de su padre en el mundo culinario, Joseba no fue presionado para seguir sus pasos. Sin embargo, su pasión por la cocina se manifestó desde joven, influenciado por el ambiente en el que creció.
Además de su interés por la cocina, Joseba desarrolló una profunda conexión con el mar y la naturaleza. Siempre ha disfrutado de actividades al aire libre, como el surf y la pesca, que le permitían relajarse y conectarse con su entorno. Estas aficiones reflejan su amor por la vida sencilla y auténtica que caracterizó su infancia en Zarautz. Joseba y su padre Karlos siempre han mantenido una estupenda conexión. Desde su infancia, Joseba vivió la fama de su padre con total naturalidad. En una entrevista, expresó: «Lo hemos vivido con naturalidad, como si tu padre fuera albañil. Lo tienes en casa y lo vives con normalidad». Esta perspectiva refleja cómo, en su hogar, la cocina y el trabajo de Karlos eran parte del día a día, sin distinciones entre lo profesional y lo personal.
La infancia de Joseba en Zarauz
Al crecer en un entorno donde la cocina era el eje central, Joseba desarrolló una admiración profunda por su padre. Aunque Karlos ha sido una figura influyente en la gastronomía, Joseba destaca que su padre ha sido más un mentor cariñoso que una figura autoritaria. En una entrevista, señaló que su padre es «más cariñoso que jefe», lo que facilita una relación laboral armoniosa y respetuosa. La influencia de Karlos en la vida de Joseba no se limita al ámbito profesional. En una entrevista, Joseba compartió que, a pesar de la fama de su padre, su familia ha vivido su trabajo «como si fuera albañil», destacando la normalidad con la que han manejado la exposición mediática. Esta actitud refleja la solidez de los valores familiares transmitidos por Karlos, quienes han priorizado la unidad y el bienestar por encima de la fama.
Además de su relación profesional, Karlos y Joseba comparten momentos personales que fortalecen su vínculo. En una entrevista, como decíamos, Joseba mencionó que los domingos en su hogar son especiales, con la familia reunida para compartir comidas y momentos juntos. Estos encuentros refuerzan los lazos familiares y permiten que tanto Karlos como Joseba disfruten de su tiempo en familia.