El desafortunado (y peligroso) comentario de Nuria Roca sobre el físico de Tamara Falcó
Un comentario aparentemente inofensivo de Nuria Roca sobre el físico de Tamara Falcó ha reavivado el debate

Nuria Roca
En la calle, la televisión y las redes sociales estamos tan acostumbrados a escuchar opiniones sobre el aspecto físico de las personas que a veces se nos olvida lo delicado que puede ser ese terreno. Hace unos días, Nuria Roca hizo un comentario sobre el físico de Tamara Falcó, aludiendo a lo guapa que estaba por haber adelgazado muchos kilos. «Está guapísima, espléndida, pletórica, ha adelgazado muchísimo y claro, queremos saber el secreto», dijo Nuria Roca en su programa.
Evidentemente, y aunque probablemente no pretendía ofender, su comentario terminó resultando desafortunado. Y lo fue no tanto por la intención, sino por lo que refleja: esa costumbre casi automática de opinar sobre el cuerpo ajeno como si fuera un tema de conversación más. Y, sobre todo, de alabar a alguien por haber adelgazado, ya que detrás puede haber problemas como depresión, ansiedad o cualquier otra cosa negativa.
Nuria Roca comenta desafortunadamente el físico de Tamara Falcó
Tamara Falcó lleva tiempo siendo objeto de observaciones sobre su imagen, su peso o su «cambio físico». Ella misma ha mostrado en más de una ocasión su hartazgo ante los comentarios sobre su cuerpo, recordando —con toda la razón— que a los hombres rara vez se les mide con la misma vara. En su caso, cada aparición pública se convierte en una especie de examen estético, donde lo importante deja de ser lo que dice o hace, y pasa a ser cómo luce.
El problema no es solo el comentario puntual de Nuria Roca, sino el contexto en el que se produce. Los medios y las redes están llenos de ese tipo de juicios, muchas veces disfrazados de cumplido: «¡Qué bien te veo!», «has adelgazado», «estás estupenda». Pero detrás de esas frases tan comunes se esconde una idea peligrosa: que el valor de una persona puede medirse por su aspecto, que el cuerpo «ideal» es siempre delgado y que los demás tienen derecho a opinar sobre él.

Hablar del cuerpo de otra persona —y más aún hacerlo en público— implica una responsabilidad. No sabemos qué hay detrás: inseguridades, problemas de salud, etapas personales complicadas o simplemente una relación diferente con la propia imagen. Convertir el físico en tema de tertulia solo perpetúa la idea de que hay un único modo correcto de estar en el mundo.
Es curioso que incluso personas tan conscientes como Nuria Roca, que suele defender la libertad de cada uno para mostrarse como quiera, caigan en ese tipo de comentarios. Y eso demuestra que el problema no está solo en las malas intenciones, sino en los hábitos culturales que tenemos tan interiorizados. Durante años, los medios han hecho del cuerpo femenino un escaparate y del juicio estético un deporte nacional.

Lo preocupante es que este tipo de discursos siguen reforzando estereotipos y generan presión, especialmente en las mujeres jóvenes que crecen viendo cómo las figuras públicas son juzgadas por su apariencia más que por su talento o sus ideas.
Quizás haya llegado el momento de cambiar el foco. En lugar de hablar de cómo se ve Tamara Falcó —o cualquier otra mujer— podríamos hablar de lo que hace, de lo que opina, de su trabajo, de su fe, de su sentido del humor, de lo que la hace interesante más allá del espejo. Porque el verdadero problema no es un comentario aislado, sino la cultura que lo hace posible. Además, siempre se aplaude a quien ha adelgazado y no a quien ha cogido unos kilos. En fin, un tema para pensar.
 
        