Críticas a Guillermo y Kate por su gestión de Forest Lodge: cierran otro camino por Navidad

El príncipe Guillermo y Kate Middleton vuelven a la crónica social y no es para comentar sus tareas diplomáticas. Es cierto que los príncipes de Gales tienen esta semana un compromiso en primera línea de la noticia, como los anfitriones del presidente de Alemania en su visita de Estado a Reino Unido. El viaje de la pareja presidencial europea se alargará del 3 al 5 de diciembre y contará con los herederos de la corona británica en algunos momentos clave, como la llegada al aeropuerto este miércoles. Más allá de este evento de importancia institucional, el hijo del rey Carlos III y su mujer están llamando la atención por su vida privada.

Sus nuevos vecinos de Forest Lodge en Windsor han vuelto a levantar quejas contra ellos por las medidas de seguridad que han implantado en la zona. La mudanza de la familia real a esta propiedad ha causado problemas a los residentes locales por las restricciones de movimiento que han aplicado a su llegada el pasado mes de noviembre. Esta semana se han reforzado estos protocolos de seguridad especialmente por la creciente actividad de The Christmas Tree Shop, una tienda de árboles de Navidad muy popular y cercana a la nueva casa de los royal. El comercio ha comenzado a operar y a atraer más circulación de personas por Windsor Great Park, algo que ha amenazado la tranquilidad y privacidad de los nuevos vecinos.

El nuevo camino es más largo y peligroso

La alternativa que Guillermo y Kate -o su equipo de seguridad- han encontrado a la afluencia de clientes no ha agradado al público. Se les ha desviado del camino original, el más usado por su rapidez y su seguridad, y ahora deben llegar a la tienda de Navidad por un camino alternativo. Los conductores ahora tardan dos kilómetros más en llegar a la granja de árboles. La prensa local asegura que este gesto «ha causado caos entre los compradores». Se alude a la imprevisibilidad de estos cambios de ruta, a la inseguridad de la carretera auxiliar y al abuso de autoridad que estaría ejerciendo la pareja real.

Esta medida evita, esencialmente, que el tráfico pase directamente junto a la casa de Guillermo y Kate, que comparten con sus tres hijos: el príncipe George, la princesa Charlotte y el príncipe Louis. Este objetivo en apariencia sensato se enfrenta a las quejas de los residentes locales sobre las condiciones de seguridad vial del desvío. En declaraciones al Daily Mail , un comprador comentó: «Ya he visto algunos accidentes donde la gente ha conducido por el lado equivocado de los conos». 

Agentes de paisano vigilan Forest Lodge

La medida ya es efectiva y está afectando a la actividad natural de la tienda y de las carreteras. Parte de la seguridad pasa por contratar a un equipo profesional para que vigile la zona con discreción. Según la publicación, un segundo declaró: «Un coche estuvo aparcado y en marcha ambos días con lo que parecían ser dos agentes de paisano en su interior para impedir que alguien entrara en los terrenos del albergue. La tienda está justo al lado, así que no es de extrañar que los Gales estén muy atentos por si alguien se anima a echar un vistazo». La seguridad de los pequeños es la prioridad del matrimonio, así como su propia integridad como herederos de la Casa Real Británica.

Guillermo y su mujer llegaron a Forest Lodge el mes pasado, después de despedirse de su anterior hogar en Adelaide Cottage. Esta nueva propiedad de ocho habitaciones forma parte del patrimonio de la corona y tiene un valor estimado de 16 millones de libras esterlinas. Incluye una pista de tenis privada y un lago para el disfrute familiar, además de nuevas comodidades que han solicitado los príncipes. Antes de mudarse Guillermo y Kate Middleton financiaron extensas renovaciones que se realizaron antes de su llegada. En junio presentaron una propuesta de reforma ante el ayuntamiento local que combinaba pequeñas renovaciones tanto externas como internas.

«Les encanta vivir en Windsor»

A pesar del malestar que han provocado en sus vecinos, la familia está contenta de este cambio de residencia. «Es evidente que al príncipe y la princesa de Gales les encanta vivir en Windsor. Los niños están instalados en la cercana escuela Lambrook y seguirán estando cerca del Castillo de Windsor para asistir a las funciones y compromisos reales», declaró la periodista Danielle Stacey para HELLO! «Mudarse a Forest Lodge les brinda más espacio y ya se considera su hogar definitivo, en lugar de que los niños crezcan entre los muros de un palacio», asegura.

La Casa Real Británica está preparando la llegada de las Navidades, desde el incremento en la seguridad hasta la organización de sus agendas. Para esta especial familia, estas fechas suponen reencuentros entre primos, largas sobremesas y planes temáticos, pero a esto se le suman sus compromisos púbicos como líderes del país. Cada 25 de diciembre celebran una tradicional misa de Navidad en la iglesia de Sandringham, a la que acuden los miembros más cercanos a la Corona y otros más discretos. También se organizan para ofrecer un concierto de villancicos en la Abadía de Westminster, bajo la dirección de Kate Middleton.