El bolso 'made in Italy' que Teresa Urquijo no se quita: con tachuelas, de piel y vale 460 euros

Teresa Urquijo siempre ha demostrado que tiene una forma sencilla de vestir. Y es que, la mujer de José Luis Martínez-Almeida, suele decantarse por prendas sin muchos colores y las blazers, los conjuntos y los jerséis se han convertido en sus mejores aliados para, también, hacer frente al frío clima de Madrid. Además de todo esto, hay un complemento que nunca se quita; un bolso, de piel, en color marrón, de estilo bandolera y que usa para hacer recados por la ciudad, pero que, también, es ideal para viajes. Como ha demostrado en las últimas horas en Roma, donde ha llevado este accesorio, que ha combinado con un abrigo de plumas.

El estilo de Teresa Urquijo puede describirse como refinado sin estridencias. Ella no busca looks llamativos o demasiado «fashion» para captar la atención, sino que apuesta por prendas clásicas y bien escogidas que compatibilizan seguridad y funcionalidad. Su forma de vestir proyecta sobriedad, serenidad y coherencia, sin concesiones exageradas a tendencias efímeras. En los eventos en los que aparece públicamente, que suelen ser escasos, Teresa da buena cuenta que nunca quiere ser la protagonista y le cede este lugar a su marido.

El estilo sobrino y discreto de Teresa Urquijo

Si hablamos de sus colores favoritos, la analista financiera suele elegir colores discretos y tonos tierra o neutros —como beige, burdeos, azul marino o negro— que aportan sobriedad sin ser monótonos. Esta elección favorece una apariencia elegante y atemporal, apta tanto para actos oficiales como para el día a día. Además, en su armario abundan piezas atemporales y cómodas como abrigos acolchados, jerséis de punto o cuellos altos, así como vaqueros rectos o pantalones básicos, manteniendo una estética más relajada y versátil. Este tipo de conjunto demuestra que, para Teresa, la moda también es uso real del vestuario, no solo apariencia. 

Aunque su base estilística tiende a lo clásico, Urquijo también incorpora ocasionalmente elementos de inspiración bohemia y boho‑chic, especialmente en eventos informales o asistiendo a actuaciones taurinas y actividades sociales. Su elección de vestidos con estampados florales, siluetas fluidas, caftanes refinados o piezas de corte camisero refleja este toque más artístico y personal, sin perder su sello sobrio. En cuanto a los accesorios, Teresa se decanta por joyas discretas o detalles más mínimos que no compiten con las prendas. Es por eso que se viste con bolsos clásicos o totes funcionales, así como zapatos cómodos —a veces flats o mocasines, que se alinean con su visión de moda práctica y elegante—.

El bolso de piel que nunca se quita

Cuando asiste a actos más formales, como recepciones o celebraciones institucionales, Teresa demuestra que sabe adaptarse al código sin perder personalidad. Por ejemplo, en una recepción oficial optó por un kimono bordado con vestido midi sobrio, combinando elegancia clásica con un toque distintivo de diseño. Siguiendo esa línea de sencillez, Teresa también escoge, para su día a día, un bolso de lo más discreto, hecho en piel y de color marrón, que hace que sea práctico y que se pueda elegir para cualquier momento y actividad del día. Como decíamos, es un bolso de hombro, «hecho de piel y forro interior, con tachuelas y pedreria decorativas, bolsillo interior con cremallera y correa larga para el hombro».

Se puede comprar en la web de El Corte Inglés. Aunque eso sí, el color marrón en el que lo lleva Teresa está agotado y lo podemos encontrar en otras tonalidades. Es 100% de piel y de la marca Campomaggi, una marca italiana de bolsos y accesorios de piel que se ha ganado una reputación sólida entre los amantes de la marroquinería artesanal por su carácter único, estilo vintage y fabricación tradicional. Campomaggi fue fundada por Marco Campomaggi en la década de 1980 en Italia, con un enfoque claro: crear bolsos y accesorios que no siguieran las modas pasajeras, sino que tuvieran una identidad propia, duradera y auténtica. Esta filosofía se resume en su lema: «el tiempo no quita nada, lo enriquece», es decir, que las piezas mejoran con el uso y con el paso de los años.

De estilo ‘hippie’, en piel y de una de las mejores marcas italianas

La marca está profundamente influenciada por el entorno artesanal italiano y por la tradición familiar de Marco, cuyo padre era escultor, lo que impregnó desde el primer momento una sensibilidad estética y artística en los diseños. Tiene, además, un proceso de fabricación artesanal ‘made in Italy’. Campomaggi utiliza cuero de vacuno de grano completo, tratado con técnicas de curtido vegetal que no solo son respetuosas con el medio ambiente, sino que permiten que la piel adquiera una pátina natural con el tiempo, volviéndose más suave y personal. A diferencia de muchos bolsos que se tiñen antes de ser fabricados, en Campomaggi se ensamblan primero las piezas y luego se someten a un proceso de tinte especial en barril, que da a cada bolso un acabado vintage único: ninguna pieza queda igual que otra.

Los herrajes metálicos, costuras visibles, tachuelas, remaches y detalles decorativos se incorporan a mano, con un estilo que mezcla funcionalidad con un toque artesanal distintivo. Muchas piezas llevan como símbolo un pequeño logotipo de pez, un guiño personal del fundador que combina simbolismo y diseño. Los bolsos Campomaggi se reconocen por su look vintage, ligeramente desgastado y con carácter. Suelen encajar muy bien con estilos boho, casual chic y urbano con un toque sofisticado, pero también pueden funcionar con looks más estructurados si se busca un punto de contraste. De esta manera, sus diseños poseen una piel con textura envejecida, en colores tierra, verde oliva o negro y, también, son modelos unisex.

Aunque el estilo general es atemporal, cada temporada Campomaggi lanza colecciones que actualizan un poco las formas o detalles sin perder la esencia artesanal clásica. Por ejemplo, en colecciones recientes se han visto detalles metalizados, trenzados manuales o combinaciones con rafia en diseños estivales. Sus precios se sitúan en una gama media-alta, lo que se refleja en su precio; las bandoleras y los bolsos pequeños suelen rondar los 200-300 euros, según el modelo y el punto de venta. Otras de sus mochilas, bolsos shopper o piezas emblemáticas pueden alcanzar los 400 euros.