El excanciller austriaco Sebastian Kurz ha anunciado este jueves que dejará la vida política, después de su renuncia al cargo en octubre tras ser investigado en una acusación de corrupción.
«Hoy se abre un nuevo capítulo de mi vida«, declaró el excanciller Kurz a los periodistas en Viena, la capital, afirmando que quiere dedicar más tiempo a su familia.
El excanciller ha mencionado un «nuevo desafío profesional» sin dar más detalles al respecto. El político, de 35 años, renunció a su cargo en octubre tras ser investigado por corrupción, pero siguió liderando el partido ÖVP y su grupo parlamentario.
El viernes, cuando dejará oficialmente sus funciones, se celebrará una reunión de la oficina federal. La decisión de abandonar la vida política «no ha sido fácil pero pese a todo no siento ninguna amargura», ha agregado este jueves Kurz.
El excanciller asegura estar «desgastado» por las acusaciones en su contra. «No soy ni un santo ni un criminal, soy un ser humano con mis cualidades y debilidades», ha dicho. El excanciller rechaza las acusaciones en su contra.
Serie de escándalos
Kurz es sospechoso de haber utilizado fondos gubernamentales para asegurarse un tratamiento mediático favorable. Según la fiscalía, entre 2016 y 2018 se publicaron artículos elogiosos y sondeos favorables a Kurz a cambio de la compra de un espacio publicitario por parte del Ministerio de Hacienda, en aquel momento en manos de los conservadores.
Al asumir el cargo con 31 años, Kurz se convirtió en el jefe de gobierno más joven del mundo. La coalición que formó con la extrema derecha se hundió en 2019, cuando su aliado se vio envuelto en un escándalo de corrupción.
Unas nuevas elecciones le permitieron recuperar su puesto de canciller, esta vez al frente de una coalición con los Verdes, hasta su dimisión en octubre.
Tras su salida del Gobierno, lo sustituyó al frente del ejecutivo Alexander Schallenberg, quien fuera ministro de Relaciones Exteriores y uno de sus hombres de confianza. Pero a mediados de noviembre, el Parlamento austriaco levantó su inmunidad parlamentaria.
Extrema derecha y ecologistas
Precocidad, pragmatismo y agitación. Estas tres palabras resumen la carrera del que hasta hace poco era presentado como el «niño prodigio» de la política austríaca.
Nacido en 1986, hijo de un técnico y una profesora, Kurz fue elegido secretario de Estado con 24 años y con 27 años ya estaba al frente del ministerio de Relaciones Exteriores.
Con su rostro juvenil y un tono tranquilo, logró ascender entre los barones conservadores del histórico partido austríaco ÖVP. En una Austria próspera, forjó su popularidad al proponer el cierre de fronteras y endurecer las condiciones de acceso al asilo.
Esa batería de medidas anti-migrantes, votada durante su primer mandato, y sus tensas relaciones con los medios lo convirtieron en un personaje polémico, con ciertas similitudes con su homólogo húngaro, Viktor Orban, al que consideraba el precursor del «puente» entre la derecha y la ultraderecha.
Kurz siempre reivindicó sus principios europeístas, pero prácticamente no corrigió las provocaciones de sus primeros socios del FPÖ, el partido de extrema derecha. En enero de 2020, Kurz tomó un giro radical, forjando una alianza con el partido ecologista.
