Cierran los colegios electorales en Brasil y se inicia el escrutinio de los votos
La mayoría de los votantes debe votar entre los dos favoritos, el expresidente Lula da Silva y el actual mandatario, el ultraderechista Jair Bolsonaro
Los colegios electorales de Brasil han cerrado sus puertas este domingo tras unos comicios para los que estaban convocados 156,4 millones de votantes para elegir presidente, gobernadores, diputados, un tercio del Senado y renovar las asambleas legislativas regionales. Las largas colas han marcado una jornada en la que los brasileños han contenido el aliento ante los resultados de la primera vuelta de las presidenciales entre el ultraderechista Jair Bolsonaro y el favorito en las encuestas, el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, dos archirrivales con dos visiones opuestas de Brasil.
En caso de que ninguno de los candidatos alcance más de la mitad de los votos válidos, los dos más votados tendrán que enfrentarse en una segunda vuelta prevista para el 30 de octubre. No obstante, la última encuesta del Instituto Datafolha atribuye 36% de las intenciones de votos válidos a Bolsonaro frente a 50% para el expresidente Lula (2003-2010), porcentaje mínimo para evitar un segundo turno el 30 de octubre.
De esta forma, Lula podría imponerse incluso en primera vuelta, algo que no ocurre desde 1998, mientras que Bolsonaro insiste en que los sondeos mienten y ha dejado planear dudas sobre si aceptará el resultado, alegando un posible fraude.
Por otro lado, las votaciones pueden continuar más allá de la hora del cierre en aquellos centros de votación donde haya filas de electores al final de la jornada de votación, a las 17.00 hora local (20.00 GMT), algo que explica la lentitud con la que avanza el escrutinio.
Bolsonaro pone en duda la seguridad del sistema
Según el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, en el país se habían registrado hasta dos horas antes del cierre 663 delitos electorales, por los que fueron detenidas 250 personas, entre ellas algunos de los candidatos regionales que se promovían dentro de los lugares de votación e infringían la legislación electoral.
El Tribunal Superior Electoral (TSE) informó que hasta las 16.00 hora local (19.00 GMT), una hora antes del cierre de los colegios electorales, había sustituido 3.222 urnas electrónicas que registraron fallas y corresponden al 0,60 % de los 472.075 artefactos instalados en todo el país.
Las elecciones se celebraron con la seguridad reforzada por el Ejército en 568 de los 5.570 municipios del país, en su mayoría en la región amazónica y en ciudades con índices altos de violencia como Río de Janeiro.
Una misión de observación internacional de la Organización de Estados Americanos (OEA), encabezada por el excanciller paraguayo Rubén Ramírez Lezcano, acompañó las elecciones realizadas con el sistema de votación electrónica, bastante criticado por Bolsonaro.
La votación en urnas electrónicas en Brasil fue implementada desde 1996 sin que hasta ahora se hayan comprobado fraudes en todas las elecciones desde entonces, pero Bolsonaro ha puesto en duda la seguridad del sistema.