El terror del narco se apodera de Ecuador: toque de queda y el Ejército en la calle
El traslado de mil narcotraficantes presos, a cárceles no controladas por las bandas, ha desatado una violencia inusitada que deja cinco militares muertos
Calles desoladas y negocios cerrados: el temor impera este miércoles en Guayaquil, el principal puerto de Ecuador, tras la violenta arremetida de grupos narcotraficantes, que dejó seis muertos y llevó al gobierno a movilizar militares bajo el estado de emergencia.
En esta ciudad de 2,8 millones de habitantes la actividad era escasa. Las personas se movían apuradas mirando de un lado al otro lado tras la inusual ola de ataques del martes, en represalia según las autoridades por el traslado de 1.000 presos de una cárcel controlada por bandas del narco.
Cinco policías murieron y en las últimas horas falleció un hombre por una herida de bala en la cabeza, con lo que subió a seis el número de víctimas por los atentados con explosivos y a bala dirigidos contra instalaciones policiales, gasolineras y un centro de salud.
«Se percibe un poco de temor en las calles, y todo está vacío como si fuera sábado por la tarde en el centro de Guayaquil, sin mucho movimiento de coches», dijo a la AFP Jorge Arguello, jefe de una empresa editorial.
El hombre de 36 años reconoció que sintió temor de salir esta mañana de su casa al ver que circulaban motocicletas, a las que asocia con bandas de criminales y sicarios.
En pequeños grupos, policías y militares patrullan la ciudad. Operativos conjuntos en la madrugada dejaron 28 detenidos, una decena de armas de fuego, incluidos fusiles, municiones y explosivos.
Olor a pólvora
La ofensiva del martes se extendió a la vecina localidad de Durán y al puerto petrolero de Esmeraldas, en la frontera con Colombia (norte) y adonde se extiende el control de la fuerza pública.
«Se puede ver claramente en la secuencia de los hechos, más de 18 atentados durante el día (martes), que esto ha sido programado de manera deliberada para causar terror en la población ecuatoriana», ha afirmado el presidente Guillermo Lasso, en declaraciones difundidas el miércoles por la secretaría de Comunicación.
En el sur de la ciudad, Elizabeth, quien prefirió omitir su apellido, señaló que «casi no hay nadie en las calles, pero da miedo salir así». La mujer de 37 años apenas se reponía del susto que pasó en la madrugada, cuando vecinos del barrio La Sopeña alertaron de un coche bomba.
«Llamamos al ECU911 y vinieron enseguida, lo desactivaron y no pasó a mayores, pero en la peatonal olía a pura pólvora», relata a la AFP.
El martes en total hubo 18 ataques. «La narcodelincuencia se siente incómoda y manifiesta su malestar con violencia», sostuvo Lasso al declarar el estado de excepción en las provincias de Guayas (cuya capital es Guayaquil) y Esmeraldas que incluye un toque de queda de ocho horas a partir de las 21 horas locales (03:00 hora española).
La medida, con la que militares fueron movilizados, regirá hasta el 16 de diciembre. Las clases también fueron suspendidas en Guayaquil y Esmeraldas.
«Metástasis de violencia»
El narcotráfico tomó vuelo en los últimos años en Ecuador, hasta entonces un lugar de paso de cargamentos ilegales desde Colombia, principalmente.
Organizaciones abrieron un mercado interno de venta de drogas y multiplicaron los envíos de toneladas de cocaína desde Guayaquil y otros puertos. Las bandas dominan varias penitenciarias, convertidas en un centro «seguro» de sus operaciones ante la incapacidad del Estado de asumir el control.
Para el exjefe de inteligencia militar, Mario Pazmiño, en el país hay «una gobernanza criminal, en la cual el crimen organizado ha comenzado a desplazar al Estado de ciertos espacios territoriales».
La disputa de las bandas dentro de las prisiones deja alrededor de 400 muertos desde febrero de 2021, la mayoría en matanzas con cuerpos baleados, incinerados y mutilados a machete.
«Eso se va a extender, va a haber una metástasis de violencia a nivel nacional comenzando por las principales ciudades, donde estas organizaciones ya tienen ciertos enclaves y están proyectándose a otras ciudades que tal vez no están contaminadas», expresó a la AFP Pazmiño.
En 2021, el país incautó el récord de 210 toneladas de drogas, en su gran mayoría cocaína. En lo que va del año los decomisos suman 160 toneladas.