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Macron se enfrenta a un invierno de protestas tras proponer retrasar la jubilación a los 64 años

La primera ministra, Elisabeth Borne, ha presentado el plan este martes, explicando que el objetivo de la reforma es que el sistema retributivo francés alcance un equilibrio

Macron se enfrenta a un invierno de protestas tras proponer retrasar la jubilación a los 64 años

El mitin del presidente francés, Emmanuel Macron, después de ganar la segunda vuelta presidencial en París, Francia. | Europa Press

Francia tiene ante sí un más que probable «invierno caliente». Las reformas laborales o de pensiones son siempre difíciles en un país acostumbrado a salir a la calle cada vez que se intenta tocar algo de su extenso sistema de protección social, pero el presidente francés, Emmanuel Macron, está decidido a sacar adelante su proyecto de retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años. Una medida que augura protestas masivas, ya que el plan cuenta no solo con el rechazo de sindicatos sino también de la mayoría de la oposición tanto a su derecha como a su izquierda.

La primera ministra, Elisabeth Borne, ha presentado el plan este martes, explicando que el objetivo de la reforma es que el sistema retributivo francés alcance un equilibrio que ahora no existe, en opinión del Gobierno. «Con una edad legal de jubilación de 64 años a partir de 2030 y 43 años de cotización, lograremos el objetivo», ha asegurado Borne, que ha recordado que «a partir de 2023, este sistema registrará déficit». En Francia, los trabajadores en activo pagan las pensiones de los jubilados, cuyo porcentaje va en aumento frente a los primeros mientras progresa la esperanza de vida: 85,5 años en mujeres y 79,4 en hombres.

A pesar de esta necesidad imperiosa que agita el Ejecutivo y de que el retraso de la edad de jubilación será menor a los 65 años defendidos por Macron, el plan ya cosecha el rechazo unánime de los sindicatos, que anunciaron una reunión para este martes para fijar ya una fecha de movilización en enero. «Si Emmanuel Macron quiere llevar a cabo su madre de todas las reformas (…), para nosotros será la madre de todas las batallas», ha advertido el jefe del sindicato Force Ouvrière (FO), Frédéric Souillot. Eso sí, aunque algunos observadores temen un estallido de ira popular como los «chalecos amarillos», que golpearon el primer mandato de Macron e impulsaron su imagen de «presidente de los ricos», otros también apuntan a un cansancio general respecto a las protestas sindicales tras la situación vivida con la gasolina este otoño.

Sin embargo, y más allá de la posible respuesta de la calle, el Gobierno galo todavía no tiene siquiera asegurada una mayoría parlamentaria que le permita sacar adelante la reforma. Sus esperanzas están puestas en el tradicional partido de derecha Los Republicanos (LR), que controla el Senado y con el que el Macron ya ha logrado diversas alianzas que le permiten alcanzar esa mayoría absoluta que perdió en junio en la Asamblea Nacional. Con quien seguro que no podrá contar es con los diputados del frente de izquierdas Nupes y de la formación ultraderechista Agrupación Nacional (AN) de Marine Le Pen, el primer partido de la oposición, que ya se han pronunciado en contra en repetidas ocasiones.

El jefe de filas de LR en la cámara baja, Olivier Marleix, ha reiterado este martes sus líneas rojas, como aumentar a 1.200 euros netos mensuales (1.290 dólares, 85% del salario mínimo) de los jubilados, actuales y futuros, con derecho a una pensión completa. «Estamos dispuestos a trabajar en ello», le ha respondido la primera ministra durante una agitada sesión de control en la Asamblea, antes de confirmar en rueda de prensa que la reforma incluirá la revalorización de las pensiones bajas.

Eso sí, aunque no lo citó directamente, el Gobierno no descarta recurrir al polémico procedimiento parlamentario, conocido como 49.3, que le permite adoptar una ley sin someterla a votación. La única manera de frenarla es aprobando una moción de censura, algo que ya intentaron sin éxito tanto Nupes como AN el pasado octubre para evitar el recurso al controvertido artículo.

64 años, con excepciones

En su discurso de Año Nuevo, Emmanuel Macron defendió que la reforma busca equilibrar la caja de las pensiones, que registraría un déficit por el aumento de la esperanza de vida, además de proteger el sistema redistributivo francés. En este sentido, además del retraso de la edad a 64 años, el Gobierno también prevé adelantar a 2027 la exigencia de contar con 43 años cotizados para cobrar una pensión completa, en lugar de 2035, como estipulaba una ley aprobada en 2014 por el socialista François Hollande.

La edad de jubilación en la segunda economía de la Unión Europea (UE) es una de las más bajas de Europa y, de salir adelante la reforma, Francia se acercaría a los 67 años adoptados o en vigor en Alemania o Italia. Eso sí, pese a ser una realidad en países vecinos, una mayoría de franceses rechazan un retraso de la edad de jubilación: casi dos tercios, un 68%, se oponen a tener que jubilarse a partir de 64 años, según un sondeo de Ifop-Fiducial.

Para calmar los ánimos y atraer el apoyo de LR, la primera ministra ha explicado que se podrán hacer excepciones: por ejemplo, con aquellos que comenzaron a trabajar antes de los 20 años podrán jubilarse entre los 58 y los 62; también los militares, bomberos o policías podrán jubilarse antes.

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