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Falta de sexo en EEUU: el 30% de los jóvenes no tiene relaciones, el triple que en 2008

El último informe del GSS alerta de cómo uno de cada cuatro norteamericanos no tuvo ninguna relación sexual en 2021, la peor cifra en tres décadas

Falta de sexo en EEUU: el 30% de los jóvenes no tiene relaciones, el triple que en 2008

La Encuesta General Sobre Tendencias Sociales (GSS) demuestra que el 25% de los ciudadanos de Estados Unidos no tuvo sexo en 2021.

Los estadounidenses cada vez tienen menos sexo. Así se desprende de la Encuesta General Sobre Tendencias Sociales (GSS, por sus siglas en inglés), que, en su última edición, señala el 2021 como el año menos sexual desde que comenzaron las mediciones (1972). Los datos son demoledores: más del 25% de los norteamericanos no tuvo ninguna relación sexual durante aquel año; entre ellos, el 30% de los varones menores de 30 años (el triple que en 2008). Además, se han cuadriplicado desde 1990 las personas que dicen no tener amigos íntimos.

Un fenómeno que ha motivado que The New York Times, el periódico de referencia en Estados Unidos, haya publicado un artículo instando a sus lectores a fornicar más: Have more sex, please! («¡Tened más sexo, por favor!»). En este, Magdlane J. Taylor se lamenta de cómo «los estadounidenses, en medio de una epidemia de soledad, no tienen suficiente sexo»: «En casi todos los grupos demográficos, los adultos, viejos y jóvenes, solteros y en pareja, ricos y pobres, tienen menos relaciones sexuales que las que han tenido en cualquier momento durante al menos las últimas tres décadas».

La ensayista atribuye, en parte, la reducción del contacto íntimo a las políticas de confinamiento y distanciamiento social que se utilizaron durante la pandemia. El cierre de locales, como bares, restaurantes, hoteles o gimnasios, habrían limitado las oportunidades de encuentros. Del mismo modo, el temor a contagiarse provocó que mucha gente pasara del «jaleíllo de sábanas» (Manuel López Sampalo dixit).

Pero hay motivos filosóficos y sociológicos que anidan de fondo, y que conciernen a todo Occidente. Miguel Ángel Quintana Paz, profesor de Filosofía y director del Instituto Superior de Sociología, Economía y Política (ISSEP), es partidario de la tesis de que «el sexo se está acabando» como consecuencia de los robots y de la realidad virtual. Acaso porque, «en pocos años (…) un robot bien desarrollado podría aprender a proporcionarte tanto o más placer, con prácticamente ningún peligro anejo».

Esta virtualización o robotización del acto sexual va acompañada -inexorablemente- de otro fenómeno palpable: la bonanza sexual no se distribuye equitativamente en todo el mundo. En Tinder, por ejemplo, hay estudios que demuestran que el 20% de los usuarios varones compiten entre sí por la atención del 78% de las féminas. Además, el 80% de los hombres «menos atractivos» se encuentran compitiendo por el 22% de las mujeres «menos atractivas», mientras que el 22% de las estas se halla compitiendo por el 20% de los más deseados dentro de la plataforma.

El Principio de Pareto aplicado al ‘mercado sexual’.

«No es que se tenga menos sexo, sino, principalmente, que este está concentrado en muchos menos. De facto, se tiene menos porque unos pocos tienen más que nunca, pero eso no compensa estadísticamente a todos los que no tienen», explica Quintana Paz a THE OBJECTIVE. Una teoría que también desarrolla el psiquiatra Paco Traver, que explica cómo «paradójicamente, la liberación sexual ha deprivado a muchos hombres y ha generado enormes desigualdades masculinas», de modo que muchos se quedan solteros, mientras que los más solicitados concatenan relaciones.

Una pandemia de soledad

Lo que algunos autores han consignado como la «pandemia de la soledad» tiene su eco más allá del sexo, y también afecta a las amistades. Las estimaciones varían, pero entre un tercio y dos tercios de los estadounidenses afirman sentirse solos. La soledad responde a un círculo vicioso: los lazos culturales desgastados, la salud física dañada y el contacto social reducido exacerban la soledad, y son exacerbados por ella, hasta el punto de que la soledad reduce la esperanza de vida.

La soledad es un fenómeno difícil de cuantificar para los investigadores, pero hay señales reveladoras que apuntan a cómo la sociedad norteamericana -y occidental- está perdiendo el rumbo. La cantidad de estadounidenses que informan de no tener ningún amigo cercano se ha cuadruplicado desde 1990, según un estudio del Survey Center on American Life. Este último arroja otro dato demoledor: un estadounidense promedio en 2021 pasó un 58% menos de tiempo con amigos que en 2013.

El sociólogo Rubén Tamboleo arguye que estamos ante una «paradoja social», por cuanto «la gente está más rodeada que nunca y, sin embargo, más aislada»: «Es un fenómeno propio del siglo XXI y, sobre todo, de entornos urbanitas. Ya en los años 90 Pierre Bourdieu y Robert Putnam apuntaban a la destrucción del capital social. La intimidad se está rompiendo, y existe una falta de unión verdadera, de contacto real: la gente tiene amigos para tomar cervezas y salir de fiesta, pero que no como apoyo».

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