THE OBJECTIVE
Enfoque global

Múnich y la defensa del orden liberal

«El orden internacional, que está siendo atacado por la agresión rusa, solo puede preservarse si logramos el apoyo de los Estados de África, Iberoamérica y Asia»

Múnich y la defensa del orden liberal

El presidente de la OTAN, Jens Stoltenberg, saluda al líder ucraniano Volodomir Zelenzski, en una imagen de archivo. | Europa Press

Occidente está demostrando una unidad y una determinación en apoyo de Ucrania que ni Putin, ni muchos en el propio Occidente esperaban. La Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC 2023) que se ha celebrado del 17 al 19 de febrero de 2023, en el Hotel Bayerischer Hof de la capital bávara, ha servido para reafirmar esta firmeza occidental. Si el principal objetivo de Putin era dividir a la comunidad transatlántica, podemos decir que ha fracasado. Putin ha querido convertir este conflicto en una disputa entre dos visiones distintas del orden mundial. Las democracias liberales han tomado plena conciencia del desafío que plantean los revisionistas autocráticos y han dado los primeros pasos importantes para contrarrestarlo. Eso ya es una buena noticia

Las democracias liberales, tan criticadas por tener «presuntamente» un doble rasero, parecen decididas a seguir desarrollando su visión del orden internacional y defenderla con más firmeza. Un orden liberal renovado, basado en normas, no solo debe reforzar la resistencia de los sistemas democráticos en este cambio de era de feroz competencia, alentadas por Rusia y China, sino que lo debe hacer con más diplomacia y pedagogía. 

Para ello es necesario hacerse más atractivo para la comunidad internacional en general, prestando mayor atención a las críticas legítimas al orden existente y a otras preocupaciones, en especial, las provenientes del «Sur global». Al fin y al cabo, los países de África, América Latina, Asia Meridional y la región del Pacífico también se encuentran entre los más afectados por los efectos de la guerra en Ucrania. Y el orden internacional, que está siendo atacado por la agresión rusa, solo puede preservarse si logramos el apoyo de los Estados de África, Iberoamérica y Asia.

Cita en Berlín

En la MSC de este año 2023, más de cuarenta jefes de Estado y de Gobierno, casi un centenar de ministros y otros políticos y expertos de un total de 96 países asistieron a la que es la conferencia de expertos en política de seguridad más importante del mundo. Entre ellos, la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris; el canciller alemán, Olaf Scholz; el presidente francés, Emmanuel Macron; el primer ministro británico, Rishi Sunak; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; el alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell; el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg; el presidente polaco, Andrzej Duda, y el máximo responsable de la política exterior china, Wang Yi.  

La agenda ha estado repleta de temas de gran importancia: la seguridad energética, la seguridad alimentaria, la arquitectura de seguridad europea, la cooperación Norte-Sur, el poder en la zona Indo-Pacifico, el orden nuclear, las amenazas híbridas, las migraciones, la Carta de Naciones Unidas y el orden internacional consagrado en ella, así como el papel actual de EEUU, la UE, la OTAN, China, Alemania, Francia y el Reino Unido. Sin embargo, la agresión rusa a Ucrania ha centrado, sin género de duda alguna, la Conferencia de Seguridad de Múnich de este año.

Ha sido la primera conferencia de seguridad desde que comenzó el ignominioso ataque de Rusia a Ucrania. Aún permanecían en el ambiente del Hotel Bayerischer Hof, los ecos de la anterior edición y del discurso de Zelenski, solo unos días antes de la salvaje invasión rusa, donde solicitaba acciones, hechos reales ante lo que él veía como una cierta indiferencia de Europa y gran parte del mundo hacia Ucrania, desde la anexión ilegal de Crimea en 2014. Ya avisaba de que la arquitectura de seguridad, no solo europea sino quizás mundial, estaba siendo removida en sus cimientos por Rusia, y además por la fuerza.

Este año y de nuevo, aunque por videoconferencia y con un atuendo diferente (con estética militar y no con chaqueta y corbata) y ante jefes de Estado, jefes de Gobierno, políticos, diplomáticos y militares de todo el mundo, el presidente de Ucrania, Zelenski, ha marcado la pauta de la conferencia con su discurso, instando a los líderes occidentales a actuar en lugar de hablar, pidiendo esta vez, la entrega rápida de sistemas de armas más potentes y advirtiendo de la disminución de los suministros, en forma de armamento y municiones, en el campo de batalla.

Para entender cómo hemos llegado a esta situación, quizás debamos volver al discurso de Putin en la MSC del año 2007, donde expresó durísimas y claras advertencias a Europa, a EEUU y a la OTAN. La ampliación de la OTAN era vista por él y por la «nomenclatura» rusa como una grave provocación que reducía el nivel de confianza mutua. Se sentía «amenazado» por una Alianza defensiva. Aquel discurso de Putin en Múnich constituyó una importante advertencia diplomática a Estados Unidos y a sus aliados. 

La «paciencia de Rusia» con la «expansión» de la OTAN había llegado a su fin. Lo siguiente ya es Historia, hasta hoy. Sus acciones como presidente de la Federación Rusa le han convertido ya en un «apestado» en este foro. Han sido suficientes sus discursos y su salvaje agresión, no solo a Ucrania sino a otros países, para situarle en un determinado lado oscuro de la Historia. 

Este año, por primera vez desde los años noventa, los diplomáticos y políticos rusos no recibieron invitaciones a la conferencia. En su lugar, se invitó a destacados críticos del Kremlin, como el magnate del petróleo exiliado Mijaíl Jodorkovski, el campeón de ajedrez Gary Kasparov y Yulia Navalnaya, esposa del político opositor encarcelado Alexey Navalny. Curiosamente, el año pasado 2022 se invitó a la delegación rusa, a pesar de que la concentración de tropas rusas y sus intenciones en las fronteras de Ucrania era ya evidente.

Con la asistencia de numerosas delegaciones (unas más grandes que otras) de todos los continentes, más allá de Europa, además de los miembros de la OTAN y UE, se han escenificado de nuevo las cuestiones geopolíticas cambiantes que hoy en día están en juego. Muestra de ello y de la sorpresa, aun unos días antes de la invasión, fueron las declaraciones de Christoph Heusgen, presidente actual de la Conferencia de Seguridad de Múnich y sucesor de Wolfgang Ischinger al frente de ella, y en su día, principal asesor de política exterior de la excanciller Angela Merkel. Admitió que, pocos días antes de la celebración de la reunión del 2022, estaba convencido de que Rusia no invadiría Ucrania. Cuatro días después, comenzó la invasión. Pero, tristemente, no era él solo: muchos dirigentes europeos cometieron también ese error. Desoyeron ciertos consejos y no vieron lo que no querían ver. Pero, todo eso es ya agua pasada. Centrémonos ahora en las posiciones visibilizadas y los mensajes enviados por las delegaciones de los países más importantes.

La Conferencia se inició con un discurso del presidente ucraniano por videoconferencia. En este discurso, Zelenski subrayó la importancia del apoyo occidental a su país con entregas de armas, pidiendo más celeridad en su entrega. Agradeció, de nuevo, a los países occidentales su ayuda armamentística para repeler la guerra de agresión de Rusia contra su país. «No hay alternativa a nuestra victoria, y no debe haber alternativa a nuestra determinación», dijo Zelenski. Pidió aviones de combate, y decisiones más rápidas por parte de los aliados. 

A diferencia del canciller Olaf Scholz (SPD), se mostró optimista sobre la posibilidad de ganar la guerra contra Rusia este año. El requisito previo para ello, sin embargo, serían las correspondientes entregas de armas. Además, insistió: «Ya es hora» afirmó, de que Ucrania se convierta en miembro de pleno derecho de la Unión Europea y la OTAN, No hay alternativa, dijo. 

Estados Unidos ha hecho sentir su poderosa presencia en la reunión con un número récord de delegados, incluida una importante representación bipartidista y bicameral del Congreso.

En su discurso, la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, invocó la unidad de la alianza transatlántica en relación con la guerra contra Ucrania. Confirmó que Estados Unidos seguirá prestando un firme apoyo a Ucrania, mientras sea necesario y afirmó que las fuerzas rusas están perpetrando crímenes contra la Humanidad en Ucrania. 

En concreto, Kamala Harris acusó a las tropas rusas de asesinato, tortura, violación y deportación en la conferencia de seguridad. Quiere que los responsables rindan cuentas. En un discurso muy emocional, describió cómo los soldados rusos están atacando deliberadamente a civiles, citando pruebas de violaciones «generalizadas y sistémicas», torturas, asesinatos estilo ejecución, palizas, electrocución y deportación, incluidos niños que, dijo, han sido cruelmente separados de sus padres. «Esto es bárbaro e inhumano», afirmó e instó a los delegados a no mirar hacia otro lado.

Por su parte, China ha apostado por su propia iniciativa de paz, pero con las condiciones de Pekín. El jefe de la diplomacia china, Wang Yi, dedicó la mayor parte de su discurso al conflicto en Ucrania, subrayando que estaba «profundamente preocupado» por el «efecto a largo plazo de esta guerra» y advirtiendo contra el retorno de una «mentalidad de Guerra Fría.» Wang, que viajó posteriormente a Moscú, hizo un llamamiento a las conversaciones de paz y afirmó que «algunas fuerzas» no tienen interés en que la guerra termine pronto debido a «objetivos estratégicos mayores que Ucrania». No especificó a quién se refería, pero el mensaje coincide con las afirmaciones de Rusia de que la OTAN no está dispuesta a entablar conversaciones de paz. El diplomático chino, en una «aparente equidistancia», pareció como si lanzara una advertencia a Moscú, repitiendo la reciente condena de Xi Jinping a cualquiera que haga amenazas nucleares, y a los EEUU, a la vez.

Wang insistió en que la paz en Ucrania y en el resto del mundo es la principal prioridad de la política exterior de Pekín, al igual que el respeto a la soberanía de las naciones independientes. Al mismo tiempo, advirtió contra la injerencia internacional en la cuestión de Taiwán. Wang afirmó que mantener la paz a través del estrecho de Taiwán significa oponerse a las fuerzas independentistas taiwanesas. Estados Unidos sigue preocupado por la posibilidad de que Pekín invada Taiwán y por su estrecha relación con Moscú. 

Al margen de los eventos oficiales de la MSC, Blinken y Wang se reunieron la última noche de la conferencia, en la primera reunión de alto nivel entre ambos países desde que Estados Unidos derribó un supuesto globo de vigilancia chino. En un comunicado, el Departamento de Estado de EEUU afirmó que Blinken dijo a Wang que EEUU no busca un conflicto con China, pero le advirtió contra la posibilidad de que Pekín proporcione cualquier tipo de apoyo material a Rusia o ayude a Moscú a eludir las sanciones occidentales.

El secretario de Estado de EEUU, Anthony Blinken, sentado cerca del ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, en una reunión del G20. | Reuters

Por parte de la Unión Europea, debemos destacar la presencia de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que garantizó a Ucrania ayuda para adquirir munición. Para ello, la Comisión se pondrá en contacto con la industria para impulsar la producción, pues Ucrania necesita material ya

Además, insistió en que los Estados miembros deben colaborar con la industria de defensa para aumentar la producción de municiones destinadas a Ucrania que, según el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, las está utilizando más rápido de lo que Europa puede reponerlas. Por otro lado, Josep Borrell, alto representante de Europa para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, resumió así el último día la situación: «Queda mucho por hacer. Debemos aumentar y acelerar nuestra ayuda militar a Ucrania».

En este sentido, sin embargo, las declaraciones de dos miembros del Gobierno ucraniano causaron irritación. El ministro para la Reconstrucción, Olexander Kubrakov, y el ministro de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba, declararon que precisaban municiones de racimo y también de armas incendiarias de fósforo. Ambos tipos de armas están prohibidas por el derecho internacional. La respuesta del Secretario General de la OTAN, Stoltenberg, fue breve y cortante: «Los aliados no suministran ese tipo de armas». Sin embargo, Kuleba no cejó en su empeño. Ucrania no es parte de la Convención sobre la Prohibición de Municiones en Racimo y aseguró que Ucrania tenía pruebas de que Rusia está utilizando municiones de racimo.

Francia y Alemania

Alemania subrayó su responsabilidad en Europa y la OTAN. Pidió con firmeza a sus socios europeos que cumplieran sus promesas de entregar sin demora carros de combate a Ucrania, cosa un tanto curiosa de quién ha estado un tanto reticente y con una gran parsimonia en ese tema. Durante una sesión de preguntas y respuestas, Scholz bromeó diciendo que resultaba irónico, que ahora tuviera que instar a los demás a entregar con la máxima brevedad posible, carros de combate Leopard a Ucrania, después de que en semanas anteriores le hubieran presionado para que hiciera lo mismo. «No hay mayor mentira, que una verdad a medias», dice el refranero español. Alemania aceptó enviar sus carros de combate Leopard a Ucrania, solo tras semanas y meses de presiones.

Por otro lado, el nuevo ministro de Defensa de Scholz, Boris Pistorius, siguió en la misma línea y presionó para aumentar el gasto militar en Europa y la OTAN. Fue un paso más allá de la promesa de Scholz de cumplir el objetivo de la OTAN de gastar el 2% del PIB en defensa, y pidió a la OTAN que acordara el 2% como compromiso mínimo, aspirando a más. Alemania no cumple actualmente el objetivo del 2% y no se espera que lo haga hasta dentro de un par de años, a pesar de que Scholz ha aumentado en 100.000 millones de euros el presupuesto de la Bundeswehr. 

El canciller se mantuvo hermético sobre las peticiones de Ucrania de enviar aviones de combate, habiendo dicho públicamente que no en varias ocasiones. Afirmó que el apoyo de Alemania a Kiev es decidido, pero advirtió contra las decisiones precipitadas y los peligros de una escalada. 

Hizo hincapié en la unidad de Europa, declarando que la adhesión de Ucrania a la UE es un objetivo común. Y también habló de dar más voz al Sur global. En el futuro, Scholz quiere centrarse cada vez más en una mayor participación de los Estados de América Latina, Asia y África. Estas regiones deben tener más peso político, en su opinión.

El canciller alemán, Olaf Scholz defendió en su discurso las entregas de armas a Ucrania como una contribución a un final más temprano de la guerra, asegurando que se seguiría manteniendo el equilibrio entre prestar el mejor apoyo posible a Ucrania y evitar una escalada no deseada. Para ello, las consecuencias de las acciones propias deben seguir coordinándose estrechamente con los aliados. Sin embargo, Scholz no espera un final rápido de la guerra. 

Macron dejó claro en la MSC de este año en su discurso que «ahora no es el momento de dialogar«. Postura alejada de la que tuvo inicialmente, moviéndose en una ambigüedad calculada: «No debemos dejarnos llevar por la humillación a Rusia». Esta frase, parte del discurso de Emmanuel Macron ante el Parlamento Europeo el 9 de mayo de 2022, causó gran revuelo e irritación en Ucrania. Parecía como si en ese momento, fuese de la opinión de no parar a Rusia o quizás dejar que Ucrania cediese territorios y su soberanía sin más.

Volodomir Zelenski, Emmanuel Macron y Olaf Scholz. | Europa Press

Sin embargo y quizás por el desarrollo de los acontecimientos, la postura de Francia desarrollada por Macron en la Conferencia de Seguridad de Múnich este año ha sido un poco más clara. Ha afirmado que Rusia es la única responsable con su política colonialista-imperialista, que no es una guerra solo para los europeos, sino que está afectando globalmente, que hay que demostrar unidad y determinación en el apoyo a Ucrania para que pueda llegar a las negociaciones de la mejor forma posible, pues no se puede normalizar el recurso a la fuerza. Fue duro en la necesidad de derrotar a Putin en una guerra prolongada, pero también remarcó la necesidad de contar a largo plazo con Rusia para una paz duradera. 

El presidente francés Emmanuel Macron considera que la defensa aérea es un componente importante de la capacidad de defensa de Europa. En su discurso en la Conferencia de Seguridad de Múnich, pidió una conferencia europea conjunta sobre el tema, en la que participen franceses, británicos y alemanes, así como representantes de la industria de defensa. La iniciativa del presidente francés parecía ir dirigida contra la Iniciativa Europea iniciada por Alemania, sin consultar con su socio francés y desde entonces, liderada por Berlín.

Además, invitó a sus socios europeos a un debate sobre la implicación nuclear francesa y sobre lo que Europa puede hacer al respecto. Finalmente, aunque fue duro con Rusia sobre la necesidad de derrotar a Putin en una guerra «prolongada» en Ucrania, habló una vez más de la necesidad -a largo plazo- de implicar a Rusia en una paz duradera.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, sigue considerando posible una victoria ucraniana en la guerra contra Rusia. «Sí, esa es la razón por la que les apoyamos«, afirmó en una entrevista. «La guerra puede terminar en la mesa de negociaciones, dijo, pero se sabe que lo que ocurre en la mesa de negociaciones depende en su totalidad de la fuerza en el campo de batalla», aseguró. «Por eso el apoyo militar es actualmente la única forma de garantizar una paz duradera y justa«, añadió. 

También los países del G7 (en una reunión aparte en Múnich) advirtieron a «terceros países» de que no presten apoyo militar a Rusia en su guerra de agresión contra Ucrania. En un comunicado de los ministros de Asuntos Exteriores se afirma que el G7 está decidido a sancionar a los países «que proporcionen apoyo material a la guerra ilegal de Rusia contra Ucrania» o eludan las sanciones contra Rusia.

Llegados a este punto y a la vista de las declaraciones y discursos, podemos afirmar que, si el principal objetivo de Putin era dividir a la comunidad transatlántica, de momento ha fracasado. De nuevo y como en la conferencia del año pasado, se ha escenificado la unidad, pero además se han tenido palabras y mensajes duros para Rusia. 

Ha costado, ha habido cierta indecisión y parsimonia, pero se han tomado finalmente decisiones, se han coordinado y se han aplicado medidas importantes: desde sanciones económicas, diplomáticas y legales hasta proveer de ayuda militar y humanitaria; todo ello en muy poco tiempo. Pero, esta escenificación, ¿continuará a largo plazo, cuando Putin siga llevando el conflicto de un lado a otro y desgastando a Occidente o conseguiremos mantener esta unidad? Esta es una pregunta que dejo abierta. También se ha escenificado el distanciamiento entre la alianza occidental, por un lado, y China y Rusia, por otro, a pesar de la presentación por parte de China de un documento con una serie de puntos para una futura negociación entre Rusia y Ucrania.

Consecuencia de este impasse y de lo visto y oído en la MSC 2023, cabe deducir que aún hay conflicto para un tiempo, quizás como mínimo un año más donde veremos la fortaleza de la unidad de los países occidentales ponerse a prueba, dónde observaremos atentamente si China está dispuesta a poner en peligro las relaciones económicas con Occidente por una alianza con Rusia o su presunto apoyo soterrado en medios o componentes militares.

Ucrania y la agresión rusa han centrado la MSC 2023, sin lugar a dudas, pero las espadas han quedado en alto en temas a medio y largo plazo importantísimos como es la cuestión, diplomáticamente esbozada en la conferencia, sobre las relaciones entre EEUU y China. EEUU y Europa saben que China está observando muy de cerca hasta qué punto Occidente está dispuesto a defender sus principios en relación con Ucrania. De ello pueden extraerse conclusiones sobre cómo podría actuar Estados Unidos (y oros países occidentales) en otras cuestiones conflictivas internacionales, como Taiwán. No nos engañemos: la actual guerra en Ucrania no está desplazando actualmente a China de los primeros puestos de la lista de prioridades de seguridad de la EEUU y Europa, y quizás la cuestión volverá con toda su fuerza, más pronto que tarde.

Otro dato importante y muy clarificador para Europa: a diferencia de años anteriores, esta vez la opinión de los países europeos del Este ha estado en el primer plano. Estonia, Polonia etc. han expuesto sus opiniones. Eso sí que ha sido un punto de inflexión importante. 

Además, la MSC 2023 también ha sido un toque de atención que puede marcar el camino de la futura orientación de Occidente; en lo más alto de la futura agenda occidental también debería figurar la relación con el «Sur global». Hay que hacer, con humildad, más diplomacia y más pedagogía en los países de África, Iberoamérica, Asia Meridional y la región del Pacífico, que también se encuentran entre los más afectados por los efectos de la guerra en Ucrania. 

Como conclusiones, podemos afirmar que: 

  • La agresión rusa a Ucrania ha dominado la Conferencia de Seguridad de Múnich de este año. La conferencia apenas se centró en el Indo-Pacífico y, cuando lo hizo, prevaleció un fuerte enfoque ucraniano. La única mención de Kamala Harris a China, por ejemplo, fue una advertencia para que no proporcionara apoyo letal a Rusia. 
  • La agresión rusa a Ucrania es un ataque al orden liberal en su conjunto. El 24 de febrero de 2022, Rusia no solo atacó Ucrania, sino también los principios básicos del orden mundial, establecido por Naciones Unidas, después de la II Guerra Mundial. La guerra brutal y no provocada ya ha costado la vida a decenas de miles de civiles ucranianos, ha obligado a millones a huir de sus hogares y ha causado cientos de miles de millones de euros en daños. Esto ha eclipsados otros desafíos mundiales, sobre todo China. 
  • Occidente está ahora unido en sus objetivos. Lo que está en tela de juicio es su capacidad y resistencia, de sus gobiernos y de sus ciudadanos. Europa parece haber despertado de su letargo en seguridad y defensa, producto de los «dividendos de la paz», después de la Guerra Fría. La OTAN y la UE han demostrado su unidad. La cuestión es si esa unidad y determinación es sostenible en el tiempo.
  • Crece la percepción de que mientras el régimen de Putin subsista será imposible la paz en Europa. Como anunció la vicepresidenta de los EEUU Kamala Harris, la administración estadounidense se está preparando para que los dirigentes rusos sean juzgados por crímenes contra la humanidad, lo que hace casi imposible cualquier diálogo.
  • EEUU seguirá manteniendo su apoyo incondicional a Ucrania. Tendremos también que ver qué pasa en las futuras elecciones norteamericanas y si el apoyo a Ucrania continúa con la misma intensidad.
  • Con respecto a China, el hecho de que Wang Yi, principal asesor de política exterior de China, hubiera viajado a Múnich para la conferencia había hecho que algunos se preguntaran si podría tender puentes hacia Moscú o ejercer directamente su influencia sobre el Presidente de Rusia, Vladimir Putin. Las esperanzas, si en algún momento existieron, se vieron rápidamente defraudadas. China, a pesar de su documento para las negociaciones de paz, parece no abandonar su apoyo abierto o soterrado según cuándo y cómo, a Rusia. También podría ser que China utilice el «plan de paz» para apuntalar su reivindicación sobre la república insular democrática de Taiwán, lo que podría poner a Occidente en un brete. 
  • Los debates sobre el futuro orden internacional suelen ser abstractos. Sin embargo, con la guerra de agresión a Ucrania, el Presidente ruso Vladimir Putin ha convertido el conflicto entre distintas visiones del orden en una realidad brutal y mortal. Las democracias liberales han tomado plena conciencia del desafío que plantean determinadas tiranías neoimperialistas y han dado los primeros pasos importantes para contrarrestarlo. 
  • Un orden liberal renovado, basado en normas, no solo debe reforzar la resistencia de los sistemas democráticos. También debe hacerse más atractivo para la comunidad internacional en general, prestando mayor atención a las críticas legítimas al orden existente y a otras preocupaciones, en especial del «Sur Global». 
  • La extraordinaria resistencia y determinación del pueblo ucraniano ha sacudido a las democracias liberales y ha insuflado nueva vida a las organizaciones con mentalidad democrática. Los Estados democráticos deben aprovechar ahora este impulso para renovar el orden liberal basado en normas

El presidente de la Conferencia, Christoph Heusgen, cerró la MSC 2023 con una cierta sensación de optimismo. Señaló que el Presidente ucraniano, Zelenski, que había pronunciado el discurso inaugural por videoconferencia desde Kiev, podría venir a Múnich en persona de nuevo en tiempos de paz. «Todos esperamos que vuelva a venir en persona el año que viene. Eso significaría que la guerra ha terminado», aseguró. Ojalá. Es lo que deseamos. Por el bien de todos.

Carlos de Antonio Alcázar es coronel de Infantería DEM (r) y analista de seguridad del Centro para el Bien Común Global de la UFV. El Centro para el Bien Común Global es un think-tank de investigación aplicada creado en la Facultad de Derecho, Empresa y Gobierno de la Universidad Francisco de Vitoria con el objetivo de contribuir desde el análisis académico a la seguridad internacional, el desarrollo económico y la libertad y la justicia en el mundo.

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