Armenia espera un acuerdo de paz con Azerbaiyán «en los próximos meses»
Ambos países están enfrentados desde los años 90 en por el territorio de Nagorno Karabaj
El primer ministro armenio, Nikol Pashinian. | Alexei Druzhinin / Zuma Press / ContactoPhoto
El primer ministro armenio, Nikol Pashinian, ha asegurado este jueves que su país espera un acuerdo de paz con Azerbaiyán «en los próximos meses», tras la victoria militar en septiembre de este país contra los separatistas armenios del territorio de Nagorno Karabaj.
«Trabajamos actualmente con Azerbaiyán en un proyecto de acuerdo de paz y de regulación de nuestras relaciones. Espero que este proceso termine con éxito en los próximos meses», ha afirmado Pashinian en un discurso ante un foro económico internacional en la capital georgiana, Tiflis.
Nagorno Karabaj y sus explotaciones mineras
Nagorno Karabaj tiene apenas 4.400 kilómetros cuadrados, una única carretera que le da acceso a Armenia, y vive enfrentado con Azerbaiyán, vecino del que se declaró independiente en los años 90. Los militares rusos -las llamadas fuerzas de paz- campan a sus anchas por la zona presumiendo de dar estabilidad a una región en la que hay minas de oro, plata, mercurio, cobre y plomo en disputa y gaseoductos que pasan muy cerca de sus tierras y que alimentan a Turquía y a occidente.
Es un territorio montañoso de mayoría armenia dentro de Azerbaiyán que ha estado fuera del control de Bakú (capital azerbaiyana) desde hace décadas. Pasó a formar parte de Azerbaiyán en 1921 por decisión del Buró Caucasiano del Partido Comunista de Rusia. Antes de eso el enclave formaba parte de una de las provincias del Imperio ruso, donde, a principios del siglo XX, hubo sangrientos enfrentamientos entre los habitantes armenios y azerbaiyanos del territorio por motivos religiosos. La entrega del territorio a Azerbaiyán por las nuevas autoridades comunistas siempre provocó el malestar de la población armenia, que, de acuerdo a los censos, era ahí mayoría.
Esta región es un punto estratégico porque por ella discurren oleoductos y gasoductos que transportan petróleo y gas natural desde el Mar Caspio a los mercados mundiales y que pasan cerca del enclave disputado de Nagorno-Karabaj. Cualquier conflicto que se amplíe podría poner en peligro tanto a ellos como a las esperanzas de Europa de aprovechar la región del Caspio para reducir su dependencia de las fuentes de energía rusas.
Un enclave importante también para dos potencias internacionales necesitadas de esos recursos: Turquía, que apoya a Azerbaiyán y Rusia, tradicionalmente favorable a Armenia.
