Irán, el enemigo de Occidente busca entrar por la ventana en América Latina
«La reciente muerte accidental del presidente iraní, Ebrahim Raisi, no parece que perturbará una política de Estado»
Mientras escala su confrontación con las democracias de corte occidental, incluyendo las de la unión Europea y los Estados Unidos, el país de los ayatolas despliega una discreta estrategia para afianzar su influencia en América latina, con el apoyo de las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela como principales bastiones.
Esta estrategia se mueve más por los hilos de la política que de la economía. La reciente muerte accidental del presidente iraní, Ebrahim Raisi, no parece que perturbará una política de Estado que lleva varios años en construcción en un país donde el verdadero poder lo ejerce el Consejo de Guardianes, que a su vez obedece al líder supremo.
Es por eso que expertos en el tema descartan grandes cambios en la política exterior de Irán, incluyendo en sus esfuerzos por acercarse más a ciertos países que están geográficamente en la órbita de influencia de Estados Unidos y Europa.
Irán, como China y Rusia, buscan expandir sus respectivas presencias en América Latina, aunque la nación persa está todavía lejos de representar una amenaza regional.
«El objetivo es político. Irán busca aliados para formar un bloque que permita actuar de forma conjunta contra los intereses de Estados Unidos», dice en un comentario para este artículo el experto español Sergio Castaño Riaño, profesor de Relaciones Internacionales y analista político. Castaño ha estudiado profusamente la presencia de Irán en esta región de América.
«Las alianzas en América Latina permiten a Irán presionar a Estados Unidos desde lo que se conoce como su patio trasero», agrega este profesor de la Universidad Internacional de La Rioja, y analista de la Konrad-Adenauer-Stiftung.
Pero, ¿qué lleva a estos supuestos gobiernos de izquierda, -una ideología «progre» que en sus orígenes y al menos en Europa proclamaba y sigue proclamando el respeto por los derechos humanos, la libertad e igualdad de la mujer, la lucha contra las injusticias sociales y un nuevo orden internacional más justo- a asociarse con un país como Irán, cuya política y principios contravienen todas esas consignas izquierdosas?
«Los valores iraníes están muy lejos de las propuestas de la izquierda bolivariana y de la izquierda española. Sin embargo, ambos encuentran en el anticapitalismo y en el antiimperialismo puntos en común que los llevan a desplegar sinergias para avanzar en sus respectivos propósitos», observa el experto.
«En realidad hablamos de ideologías opuestas pero que tienen dos puntos en común: su rechazo a lo que denominan ‘El imperio de Occidente’ y su postura contraria a los principios del capitalismo liberal. Por lo demás, las propuestas de la izquierda latinoamericana están muy alejadas de las estrictas normas sociales y políticas impuestas por el régimen de los ayatolás», ha observado Castaño Riaño. Hasta ahora Irán no deja de ser un actor secundario.
«La verdadera amenaza para los intereses de Occidente llega desde China y Rusia. Pero Irán, con su narrativa, también contribuye a promover una visión de la realidad política internacional que rechaza la hegemonía estadounidense y que busca alcanzar un nuevo orden mundial, en el que Irán estaría llamado a alcanzar mayor relevancia», ha agregado.
«A pesar de que vaya a haber un nuevo presidente en Irán, esto no debería afectar su estrategia en América Latina. Para Irán, Venezuela es un fiel aliado y sabe que en América Latina puede encontrar mejor aceptación que en otros lugares del mundo», afirma.
Con o sin elecciones
Las elecciones presidenciales en Irán se llevarán a cabo el 28 de julio (por coincidencia el mismo día que en Venezuela). Este martes 11 de junio el Consejo de Guardianes de la Revolución anunciará cuáles de los 80 pre inscritos tendrán validadas sus candidaturas, y la campaña electoral comenzará el miércoles.
Este proceso tiene mucha importancia para la Unión Europea y para Estados Unidos, en momentos en que arrecia la confrontación de Irán con las potencias occidentales en torno al inquietante programa nuclear y de enriquecimiento de uranio que lleva a cabo la nación persa.
Esta semana, Alemania, Francia y Reino Unido lograron la aprobación por parte del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), de una condena contra Irán, en una resolución que pide acceso a instalaciones para verificar la presencia de uranio enriquecido en dos instalaciones no declaradas.
Por otro lado, hay un conflicto potencialmente más peligroso asociado al papel determinante de Irán como potencia regional en el Levante, y por su apoyo declarado a los otros enemigos de Israel y de Estados Unidos.
«Existe un consenso global en que el orden mundial está experimentando una transformación. Los estadounidenses afirman que nos encontramos en un «punto de inflexión» y que las políticas que adopten hoy los Estados determinarán sus posiciones en el nuevo orden», señala el autor Mohamed Sweidan, en un reciente análisis en la publicación especializada en Asia occidental The Cradle.
Sweidan, investigador de estudios estratégicos, centrado en «los asuntos rusos, la política turca y la relación entre la seguridad energética y la geopolítica», señala que durante el mandato de Raisi, Irán, al igual que otras potencias regionales, había ampliado su influencia y su posición en la escena mundial.
«Es crucial comprender que las decisiones de Irán no están vinculadas únicamente a Raisi, sino que tienen su origen en las variables más amplias del sistema internacional, reconocidas por todos», afirma el experto al analizar la política exterior de Irán tras la muerte del presidente.
Raisi era un clérigo ultraconservador, delfín del líder supremo Ali Khamenei (de 85 años), por lo que era visto como firme candidato a escalar un día hacia la primera línea absoluta del poder.
«Es una situación extraordinaria: el presidente y el ministro de Asuntos Exteriores han muerto repentinamente en uno de los países más importantes desde el punto de vista geopolítico de una región en conflicto y, sin embargo, la opinión predominante es que el impacto geopolítico es mínimo».
«Esto demuestra que la actual orientación de la política exterior iraní está determinada no sólo por el trasfondo ideológico de la República Islámica, sino también por los intereses pragmáticos del Estado, que hacen necesario continuar con el enfoque establecido por Raisi» observa en su artículo.
El islam chiíta coquetea con el trópico
Raisi visitó Venezuela en junio de 2023, en el marco de una gira regional que lo llevó además a otros países cuyos gobiernos son enemigos jurados de Estados Unidos: Cuba y Nicaragua. Esa visita fue vista por expertos internacionalistas como una provocación en momentos de reacomodos en la geopolítica mundial.
Durante esa visita, Raisi y el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, acordaron una meta de intercambio económico y comercial de $10.000 millones, para una fecha no determinada.
Ya ese intercambio ha subido desde $600 a $3.000 millones en dos años, lo que denota el carácter estratégico de esa relación, según difundieron entonces los medios oficiales de propaganda, citando a Raisi en una afirmación por lo menos dudosa. El próximo paso es llevarla a 20.000 millones de dólares, según ambos gobiernos.
La cifra luce exagerada, si se considera que en 2022 Irán exportó a China, su principal aliado económico, $22.245 millones en productos, principalmente petróleo, químicos y plásticos. La cifra supuso casi la cuarta parte de las exportaciones totales de Irán, según datos de Trademap.org.
En esa plataforma de datos se observa que las exportaciones de Irán hacia Venezuela solo sumaron $27,4 millones en 2022; a Cuba fueron cero (0), al igual que a Nicaragua. A su vez, Irán le compró a Cuba productos por $60 millones, y a Nicaragua por 111 millones, también en 2022, últimos datos disponibles.
El esclarecedor libro La Galaxia Rosa: Cómo el Foro de São Paulo, el Grupo de Puebla y sus aliados internacionales socavan la democracia en América Latina de Sebastian Grundberger, director para América Latina del programa de partidos políticos de la Fundación Konrad Adenauer, indaga sobre el papel de Rusia, China e Irán como aliados de un movimiento regional que detrás de una fachada progresista, «socava los principios de la democracia liberal».
«En Caracas, en un escenario junto a Nicolás Maduro, Raisi declaró: «La relación entre Irán y Venezuela no es una relación diplomática normal, sino una relación estratégica entre dos países que tienen intereses comunes, visiones comunes y enemigos comunes». Maduro respondió que Irán y Venezuela estaban «en el lado correcto de la historia», mientras que a Irán le corresponde un «papel estelar como una de las potencias emergentes más importantes del nuevo mundo», recuerda el libro en su capítulo sobre Irán.
Como se ve en los números, en realidad la relación económica y comercial de Irán con estos tres pequeños y arruinados países gobernados por regímenes autoritarios, es muy poco significativa. Pero los anuncios, visitas y acuerdos firmados en el pasado han servido para encender la paranoia en torno a la expansión en América del «diabólico» y medieval régimen de los ayatolás con su teocracia, sus francos atropellos a los derechos humanos y especialmente a los derechos de la mujer.
En el pasado reciente, teóricos de la conspiración, políticos de ultraderecha y algunos medios han arriesgado sobre la base de datos parciales, que el principal interés de Irán es tener acceso a los importantes yacimientos de uranio que hay en suelo venezolano. Pero hasta ahora no hay evidencias creíbles de que haya una extracción del mineral estratégico en las tierras dominadas por el chavismo.
Ya en mayo de 2009, un documento del ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, conocido por la agencia de noticias AP, decía que «existen informes de que Venezuela suministra uranio a Irán para su programa nuclear».
En diciembre de 2010, cables diplomáticos de la embajada de Estados Unido en Caracas, que databan de 2006 y 2009, y fueron filtrados por Wikileaks, se analizaba la posibilidad de que Irán y Venezuela estrecharan su cooperación hasta el punto de ayudar al entonces presidente Hugo Chávez a desarrollar su propio programa nuclear.
Pero el plan «podría permanecer en el limbo burocrático y financiero por años y podría no completarse nunca», observaban los estadounidenses en esos cables.
Algo de eso parecer haber ocurrido, y hasta ahora, salvo evidencias ocultas, en esta relación bilateral predomina la retórica anti Estados Unidos y pocos avances concretos.
En 2023 los dos países suscribieron 25 nuevos acuerdos, para profundizar y aumentar esas relaciones bilaterales, fundamentalmente en áreas vinculadas a la economía, como comercio, ciencia y tecnología, energía y cultura.
Pero a lo largo de los años, especialmente cuando estaba vivo el militar Hugo Chávez, eran frecuentes anuncios de firmas de acuerdos con muchos países, y promesas de millonarias inversiones que nunca se concretaron.
En junio de 2022 había sido Nicolás Maduro quien viajó a Teherán para afianzar esa alianza bilateral para enfrentar las sanciones impuestas por Estados Unidos a ambos países.
Analistas petroleros coinciden en que Irán ha sido clave para ayudar a recuperar un tanto la muy debilitada empresa estatal Petróleos de Venezuela, arruinada tras años de corrupción, fuga de talentos, equivocados manejos gerenciales a cargo de militares sin conocimiento en el negocio petrolero, y más tarde por el impacto de las duras sanciones de Estados Unidos, aplicadas por el papel del chavismo en la violación de los derechos humanos y atentados contra la democracia.
Irán también ha ayudado a Maduro a sortear las restricciones internacionales y a vender el sancionado petróleo venezolano en difusos mercados.
Este viernes la estatal Pdvsa ratificó que gracias el apoyo tecnológico de Irán, en el marco de la alianza estratégica binacional, la filial Pdvsa Gas «está fortaleciendo sus operaciones y ampliando su capacidad de producción con incorporaciones tecnológicas de alto valor», para aumentar la extracción de gas natural y Gas Licuado del Petróleo. Un gas que por cierto hace mucha falta en Europa, y ya hay planes para exportarlo hacia ese mercado.
Voceros del gobierno de Maduro, entre ellos el presidente de Pdvsa, Pedro Tellechea, han dicho que las sanciones no son excusa que pueda frenar la recuperación de la industria petrolera de Venezuela, y ponen a Irán como ejemplo.
Tercer mayor productor de la OPEP, con 3,212 millones de barriles por día (bpd) en abril pese a décadas de duras sanciones internacionales, Irán deja pálida a Venezuela, que apenas extrae 809.000 bpd, según reportes de fuentes secundarias.
En Venezuela también hay elecciones el 28 de julio, y muchos dudan de que el chavismo esté dispuesto a entregar el poder y salir con las manos en alto, pese a la abrumadora mayoría de venezolanos que quieren un cambio político.
En caso de que se niegue a admitir unas elecciones libres donde el chavismo sería derrotado, se da por descontado un mayor radicalismo y un mayor acercamiento internacional con otros países cuyos gobiernos autoritarios son vistos como una seria amenaza para occidente…entre ellos Irán y Rusia.