El negociador para formar el nuevo gobierno en Bélgica renuncia ante la falta de acuerdo
El rey Felipe de Bélgica abre el período de consultas para conformar un mandato de coalición
Las negociaciones para formar un gobierno de coalición en Bélgica tras las elecciones celebradas el pasado 9 de junio han fracasado este jueves. Esto se debe por los desacuerdos en política fiscal entre dos de los cinco partidos llamados a conformar la nueva administración. El líder de la Nueva Alianza Flamenca (N-VA), Bart de Wever, ha trasladado al rey Felipe de Bélgica su decisión de tirar la toalla y abandonar el puesto de negociador jefe, asignado por el monarca para explorar la formación de gobierno con este jueves como plazo límite.
La Casa Real ha confirmado en un escueto mensaje esta renuncia, que implica ahora la apertura de un periodo de consultas con los líderes de los cinco partidos en liza con vistas a tantear una vía alternativa para sortear la actual crisis política.
De Wever ya había avanzado su dimisión al resto de formaciones, una vez los desencuentros en materia fiscal que afloraron el pasado domingo han sido imposibles de resolver los últimos días. «Si los cinco no quieren, no hay mucho más que hacer», ha indicado en un mensaje al resto de partidos, según el diario flamenco HLN.
Primera fuerza en las elecciones federales, el líder nacionalista flamenco negociaba una coalición junto a los liberales y democristianos francófonos, MR y Les Engagés, y los socialistas y democristianos flamencos, Vooruit y CD&V.
De Wever aspiraba a firmar un programa conjunto, esfuerzo que ha descarrilado por las diferencias entre liberales francófonos y socialistas flamencos sobre la introducción de un impuesto a las plusvalías en la venta de activos financieros como acciones y bonos, condición que ponía la formación de izquierda para entrar en un Ejecutivo federal dominado por partidos de centroderecha.
Así, el dirigente de MR, Georges-Louis Bouchez, primera fuerza en Valonia, ha acaparado la atención las últimas horas al rechazar esta concesión a Vooruit y descartar la oferta de compromiso, que incluía varias excepciones, presentada por De Wever en un intento de salvar la coalición ‘Arizona’, apodada así por la semejanza entre los colores de los partidos en liza con los de la bandera del estado norteamericano.
En las elecciones federales del pasado junio, la N-VA fue la formación más votada con el 16,7% de los sufragios en todo el país, por delante de la ultraderecha de Vlaams Belang. En Valonia triunfó el MR, con un 10,3% del total de los votos.
El sistema belga donde las familias políticas tienen partidos espejos en Flandes y Valonia hace que el Ejecutivo federal dependa de complejas coaliciones. Aunque existen los números para reeditar el gobierno actual que aglutina a siete partidos, varios grupos se han abierto a pactos con la N-VA y Vlaams Belang, excluidos del último gobierno federal, y el actual primer ministro, Alexander De Croo, anunció que los liberales flamencos de Open Vdl, se quedarán en la oposición tras el varapalo sufrido en las urnas.