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Internacional

Un grupo de intelectuales serbios pide ayuda a la UE ante la deriva de su gobierno

Denuncian la pasividad de la Unión Europea por defender sus valores en un país candidato

Un grupo de intelectuales serbios pide ayuda a la UE ante la deriva de su gobierno

Bandera de la Unión Europea. | Europa Press

Un grupo de intelectuales, profesores y artistas serbios, comprometidos con el proyecto democrático y europeo en su país, han enviado una carta a los principales dirigentes de la Unión Europea para trasladarles su inquietud ante la deriva antidemocrática del régimen serbio y la pasividad e incapacidad de la UE para defender sus valores fundamentales, cívicos y democráticos en un país que es candidato a la adhesión desde 2012.

THE OBJECTIVE reproduce la carta abierta que han rubricado casi medio centenar de intelectuales, como el escritor Dejan Atanacković, el dramaturgo Ivan Lalić, el periodista Milica Čubrilo Filipović o la presidenta del Movimiento Europeo en Serbia, Jelica Minić, entre otros.

En el escrito aseguran que el Gobierno serbio «no habría podido sobrevivir sin la postura ambivalente e incoherente de la Unión Europea». El país se halla desde hace meses en medio de grandes protestas contra el ejecutivo. Además, este domingo la comunidad serbia en nuestro país ha organizado concentraciones en varias ciudades, como Madrid o Barcelona, para mostrar su solidaridad con las protestas.

Esta carta ha sido enviada a:

Sra. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea

Sra. Marta Kos, comisaria electa de la Ampliación

Su Excelencia Emanuele Giaufret, embajador de la Unión Europea en Serbia

Sr. Tonino Picula, ponente sobre Serbia en el Parlamento Europeo.

En Belgrado, a 29 de enero de 2025

Damas y caballeros,

Nos dirigimos a ustedes en tanto que responsables de la Unión Europea, electos y defensores de los valores europeos, para expresar nuestra profunda preocupación ante la situación política actual en Serbia.

En el momento en que escribimos estas líneas, el régimen en Serbia se tambalea ante una contestación estudiantil y ciudadana sin precedentes. Esta contestación ha sido provocada por la muerte de quince personas a causa del derrumbamiento de la marquesina de la estación de trenes de Novi Sad, que fue reconstruida en un contexto evidente de corrupción y malversaciones. Todas las informaciones disponibles sobre las causas de este crimen llevan directamente a la jefatura del Estado. La revuelta estudiantil, los bloqueos y movilizaciones en las facultades en todo el país, las huelgas y las manifestaciones masivas de ciudadanos envían un mensaje claro: el imperio de la corrupción debe cesar de una vez por todas.

Pero lo que nos indigna todavía más, y constituye uno de los motivos esenciales de esta carta, es que el régimen serbio no habría podido sobrevivir tanto tiempo sin la postura ambivalente e incoherente de la Unión Europea respecto a Serbia. Desde hace años, Bruselas cierra los ojos ante las derivas del poder en plaza y, peor todavía, lo ha sostenido abiertamente en ocasiones. Europa, de la que la economía serbia depende casi totalmente desde hace más de veinte años, parece desviar sistemáticamente la mirada de los rasgos más embarazosos, y fundamentalmente anti-europeos, del actual poder en Serbia.

Carteles de las manifestaciones convocadas este domingo en España

En Serbia, bajo el mandato de Vučić, los funcionarios que se atreven a oponerse a la deriva criminal del régimen son perseguidos. Se ocultan las pruebas de los crímenes en los que altos funcionarios se ven implicados. Los policías que sacan a la luz los vínculos del régimen con el crimen organizado son amenazados de muerte, mientras que aquellos que maltratan hasta la muerte a los detenidos en las comisarías permanecen impunes. Los trabajadores son chantajeados para asistir a las concentraciones de apoyo al régimen, bajo amenaza de despido si no lo hacen. Militantes, estudiantes, profesores, periodistas y miembros de partidos de oposición son arrestados, encarcelados, seguidos y espiados, mientras las milicias del régimen y los activistas del gubernamental Partido Progresista Serbio (Srpska Napredna Stranka, SNS) que atacan a los ciudadanos de manera organizada son absueltos.

A pesar de todo esto, el poder de Aleksandar Vučić es abiertamente apoyado, o por lo menos tolerado, por los principales actores de la política europea; no importa que los actos de su régimen se encuentren en total contradicción con los valores europeos más elementales.

La Unión Europea considera como cuestiones efímeras y secundarias fenómenos como el control total del régimen sobre los medios de comunicación de alcance nacional, la parálisis del sistema judicial, las listas electorales falseadas, e incluso los ataques terroristas en Kosovo, perpetrados por personas que se benefician de la protección del Estado, y que obtienen beneficios de millones de dólares de ello. Con el propósito de alejar a Serbia de la influencia rusa, Europa ha optado por apoyar un régimen inestable y peligroso, dirigido por un jefe de Estado que no duda en blandir la amenaza paramilitar y a instrumentalizar a extremistas prorrusos para mantenerse en el poder.

«Influencia rusa»

En el contexto actual de grandes tormentas mundiales, Europa -tanto sus actores políticos como su opinión pública- debería tener muy presente que la Serbia dirigida por Aleksandar Vučić se ha vuelto inestable y peligrosa para la seguridad de todos. La inacción europea, la permanente influencia rusa y las actividades del crimen organizado convergen en el apoyo y sostenimiento de un régimen abiertamente criminal que supone una seria amenaza, no sólo para los derechos más elementales de los ciudadanos serbios, sino también para la seguridad y la estabilidad regional y europea.

Este análisis se ilustra, por ejemplo, en las numerosas amenazas dirigidas contra ciudadanos de la Unión Europea en territorio serbio, entre las que se cuentan el reciente ensañamiento de la policía serbia contra ciudadanos de Croacia, Eslovenia y Rumanía, así como de Macedonia del Norte y de Albania, y su expulsión del país sin ninguna base legal. El régimen, inmerso en una grave crisis interna, se dedica ahora a crear un potencial de conflictos en toda la región, azuzando las tensiones nacionalistas y relanzando especulaciones paranoicas sobre los “agentes del extranjero”.

A día de hoy, los ciudadanos serbios se baten por la democracia, la libertad de prensa y la independencia de la justicia; son los valores que constituyen el fundamento mismo de la Unión Europea. La Historia ya ha mostrado a dónde conducen la indulgencia y la ceguera ante los regímenes autoritarios y corruptos.

Hacemos un llamamiento a los responsables europeos para que apoyen, sin ambigüedad, el combate en favor de una Serbia libre, democrática y europea. La Unión Europea ya no puede conformarse con medias tintas: tiene que estar a la altura de los principios que dice defender. El apoyo a los procesos democráticos, a la lucha contra la corrupción, a la lucha por la libertad de los medios de comunicación y la lucha por la reconstrucción de un sistema judicial independiente, completamente desmoronado desde hace una década, requiere una actitud clara y sin equívocos.

Con la esperanza de que acepten nuestra demanda, y de que hagan llegar nuestro mensaje a la opinión pública europea, que tiene el derecho y el deber de saber lo que ocurre en su vecindad más inmediata, les dirigimos nuestros saludos más cordiales.

Firmantes:

Dejan Atanacković, escritor y activista; Ivan Lalić, dramaturgo; Aida Ćorović, historiadora del arte y activista; Goran Marković, regidor; Milica Čubrilo Filipović, periodista; Dušan Petričić, artista; Rade Radovanovič, periodista y escritor; Irina Subotić, historiadora del arte; Mirjana Đurđević, escritora; Dušan Teodorović, académico; Marko Šelić Marčelo, músico y escritor; Dubravka Stojanović, profesora de la Universidad de Belgrado; Biljana Stojković, profesora de la Universidad de Belgrado; Bane Trifunovič, actor; Vesna Rakić Vodinelić, profesora de la Universidad de Belgrado; Prof dr Vladimir V. Vodinelić, profesor de la Universidad de Belgrado; Ljubodrag Stojadinović, periodista y escritor; Petar Peca Popović, periodista; Biljana Vilimon, pintora
Nenad Kulačin, periodista; Marko Vidojković, escritor; Kokan Mladenović, realizador; dr Tatjana Verbić, profesora agregada de la Universidad de Belgrado; Stevan Filipović, realizador; Novi Nebojša Milenković, historiador del arte y escritor; Marija Srdić, activista; Nenad Kostić, académico; dr Zoran Radovanović, profesor de la Universidad de Belgrado (jubilado); Nebojša Romčević, dramaturgo; Vesna Pešić, socióloga y política; Ana Kotevska, musicóloga; Biljana Stepanović, economista; Dubravka Marković, periodista; Tamara Džamonja Ignjatović, profesora de la Facultad de Filosofía; Jelisaveta Tatić Čuturilo, escenógrafa; Tamara Tripić, DD Mreža (Red para el Diálogo Democrático); Ana Hegediš Lalić, periodista; Dinko Gruhonjić, profesor y periodista; Maja Lalić, arquitecta; Marko Lađušić, artista y profesor; Ljubiša Jovanović, profesora; Jelica Minić, presidenta del Movimiento Europeo en Serbia; Jelka Jovanović, periodista; Aleksandar Baucal, profesor; Zoran Hamović, editor; Dragan Velikić, escritor; Aleksandra Bosnić Djuric, especialista en estudios culturales y Srdan Golubović, realizador.

Carta publicada en Le Courrier des Balkans. Traducido del francés por Juan Antonio Cordero Fuertes.

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