La investigación de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) sigue en punto muerto, ya que los expertos no han podido acceder a la zona por motivos de seguridad después de que en una misión de reconocimiento fueran blanco de disparos. La ofensiva con «gases tóxicos», que causó al menos 40 muertos en Duma el 7 de abril, según los equipos de emergencia, desató una serie de ataques de Washington, París y Londres contra instalaciones del poder sirio y tensó las relaciones diplomáticas.
El régimen de Bachar Al-Assad, acusado por los equipos de rescate y los países occidentales, desmiente cualquier implicación. El equipo de la OPAQ llegó a Damasco el sábado, a petición del régimen de Al-Assad, pero la investigación que permitiría verificar si se trató de un ataque químico no progresa y no han podido desplazarse de la capital siria.
El martes, un equipo de seguridad de la ONU que se había desplazado a Duma en una misión de reconocimiento para preparar el despliegue de los expertos de la OPAQ recibió disparos. «El equipo volvió a Damasco», dijo el director de la Organización Ahmet Uzumcu en un comunicado. «De momento, no sabemos cuándo podrá desplegarse la misión de investigación en Duma», añadió, advirtiendo que «por supuesto, solo me plantearía ese despliegue […] si nuestro equipo puede contar con un acceso sin trabas a los sitios«.
El departamento de la ONU encargado de la seguridad (UNDSS) ha dicho estar esperando a obtener «cuanto antes» las condiciones necesarias para el despliegue del equipo de la OPAQ, según un informe enviado al Consejo de Seguridad obtenido por la AFP el miércoles. «El UNDSS en Damasco ha entablado nuevas conversaciones y coordinaciones con los representantes» del régimen sirio y «la policía militar rusa sobre cómo mejorar y reforzar las medidas de seguridad en determinados sitios en Duma», indica el documento.
Las posibilidades de encontrar pruebas disminuyen
Los occidentales, que trabajaban en un proyecto de resolución sobre Siria en la ONU, manifiestan sus dudas, afirmando que las posibilidades de encontrar pruebas en Duma disminuyen cada día. Los Cascos Blancos, rescatistas en zonas rebeldes que avisaron del presunto ataque con «gases tóxicos», también mostraron su preocupación. «Es capital que los expertos acudan al lugar del ataque, todas las pruebas están allí«, afirmó a la AFP un rescatista, que pidió el anonimato.
«Nos coordinamos a diario con la OPAQ. Les damos detalles del dónde fueron enterrados los muertos, del lugar del ataque, de dónde venían los aviones. El martes, el régimen afirmó haber encontrado una fosa común en el parque Al Jalaa. Es allí donde enterramos a todas las víctimas muertas en el ataque químico y otros bombardeos. El régimen esconde todas las pruebas«, sostuvo.
En su cuenta de Twitter, el dirigente del grupo rebelde Yaish Al Islam, Mohamed Alush, acusó al régimen de «eliminar las pruebas de un ataque químico en Duma» y de «asaltar cementerios en busca de víctimas de sustancias químicas».
Tras haber reconquistado totalmente Duma y el conjunto de la región de Guta Oriental, tras cinco años de asedio y una ofensiva devastadora lanzada el 18 de febrero, el régimen se ocupa ahora de otros adversarios.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, las tropas gubernamentales bombardearon por segunda noche consecutiva el barrio de Hayar Al Aswad y el campo de Yarmuk, último bastión del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en el sur de Damasco. Conquistando esas zonas, el régimen pasaría a controlar la capital y sus alrededores por primera vez desde 2012.
Siete años después del comienzo de la guerra, que dejó más de 350.000 muertos y forzó a millones de personas a abandonar sus hogares, el régimen de Bachar al-Assad controla más de la mitad de Siria, donde viven dos tercios de la población del país.