Cómo ahorrar en la cesta de la compra y comer más sano en 5 tips
Se puede ahorrar en la cesta de la compra si somos inteligentes con nuestro tiempo, ganas y dinero
Suele haber relación entre el bajo nivel de renta y el sobrepeso y/o la obesidad. De hecho, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), tener un peso superior a lo recomendado es signo de inseguridad alimentaria.
Es decir, las familias con bajos recursos consumen más alimentos procesados y ultraprocesados que las que cuentan con recursos medios o altos. Al respecto, el Instituto Nacional de Estadística (INE) corroboró que en 2017 el 69,4% de las personas con bajos ingresos consumió fruta diariamente frente al 83,6% de las personas con ingresos altos. Asimismo, los datos revelaron que el 58,4% de los ciudadanos con ingresos bajos incluyó en su dieta diaria verduras, ensaladas o legumbres, frente el 69,3% de las de ingresos altos.
Ahora, la pregunta es ¿en qué radica esta diferencia? ¿Es falta de información y educación nutricional o es que los alimentos saludables son mucho más caros que los insalubres? Pues, como todo en la vida, lector, hay un poco de todo. Pero contrariamente a lo que se suele pensar, comer sano no tiene por qué ser caro si se hace de forma inteligente.
Como te decíamos, comer sano no tiene por qué ser caro. De hecho, un macroestudio de 2017, realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard, descubrió que las dietas más saludables solo cuestan 1,5 dólares más por día que las menos saludables. Por eso, en este caso, querer puede ser poder.
A continuación, te damos una serie de tips para que puedas comer sano y a la vez ahorrar en tu cesta de la compra:
1. Cocina en casa
Uno de las principales trucos para comer más sano y ahorrar dinero es cocinar en casa. En lugar de salir a comprar platos procesados y precocinados, o consumirlos en un restaurante, compra los ingredientes y prepáralos tú mismo. Si se te da mal la cocina o simplemente no te gusta, ve a lo básico (filete de pollo o de pescado a la plancha, huevos cocidos, lechuga, tomate…). No es tan difícil; todo es ponerse.
2. Coge el hábito de ir a comprar al mercado
Muchos de nosotros, sobre todo los jóvenes, no tenemos la costumbre de ir a comprar, ni al supermercado ni al mercado. Pedimos comida a domicilio y pillamos lo primero que vemos de camino a casa. Esto, al final, nos acaba pasando factura y no solo en la salud, sino también en el bolsillo.
Por eso debes coger el hábito de ir al mercado tú mismo. Si tienes una jornada laboral larga, puedes reservar los sábados por la mañana, por ejemplo, para acercarte a las tiendas de tu barrio y comprar fruta y verdura. No solo será más barata que la que compras en el súper (normalmente), sino que además estará más rica (todos hemos sufrido el sabor a nada de los tomates del supermercado). Eso sí, ojo, compra solo lo que vayas a consumir. Cuenta con que los alimentos frescos tienen un tiempo de consumo mucho menor que los procesados.
3. Compra congelados y conservas sanas
Actualmente, hay muchísima oferta de alimentos congelados y saludables. Por menos de tres euros la bolsa, tienes verduras congeladas con pollo, brócoli, coles… Un sinfín de posibilidades que te permitirán comer y cenar por unos seis euros al día.
Asimismo, si no eres muy de cocinar y/o no tienes tiempo ni ganas de hacerlo, puedes comprar botes de conservas de legumbres. Son muy sanas y son especialmente fáciles de preparar. Por ejemplo, un bote de garbanzos cocidos te cuesta unos dos euros y te sacia durante horas, además de aportarte numerosos nutrientes esenciales.
4. Organiza tus menús
Además de todo lo anterior, es recomendable que prepares tus menús con antelación, así no te quedarás sin nada en la nevera, lo que te obligaría a pedir algo ya cocinado por otros en un restaurante o tienda (y seamos sinceros: no sueles pedir comida sana). Si te suele pasar, reserva un día a la semana para cocinar y congélalo. Puedes reservar la misma mañana del sábado: primero vas a comprar al mercado y cuando llegues a casa te pones a cocinar. Lo metes en tuppers y lo congelas.
5. Come menos carne y lácteos
La carne y la leche suele aumentar el coste de la cesta de la compra, así como el pescado fresco. Obviamente, debes comer estos alimentos, pero recuerda que puedes obtener proteínas de otras fuentes vegetales, como las legumbres. Di no a la carne procesada, como carne picada, fiambre o hamburguesas: son insalubres y poco amigas de la báscula. Prioriza la carne de pollo y pavo y compra pescado congelado: son opciones más sanas y más baratas.