Salsa de tomate frito: receta y consejos para su preparación y conservación
Ya sea como acompañamiento o como ingrediente para otra elaboración, esta preparación es un clásico de la cocina
Ya sea como base de algunas recetas o como acompañamiento, la salsa de tomate frito es un básico de la cocina. Aunque en el supermercado podemos encontrar decenas de variedades (desde los básicos «tomate frito» hasta las salsas de este tipo denominada como «caseras» y «con aceite de oliva virgen extra»), hoy en THE OBJECTIVE te enseñamos cómo hacerla y qué tienes que hacer para poder conservarla durante meses.
Estamos ante una sencilla elaboración, pero que requiere de tiempo si queremos que nos quede a la perfección. Además, tenemos muchas posibles variantes, ya que según nuestros gustos podemos hacer una salsa de tomate frito ‘clásica’, una picante, otra con, por ejemplo, otras verduras como pimientos y cebollas… Ahí ya es a gusto de la persona que vaya a preparar la receta.
Y aunque cambiando unos pocos ingredientes se pueden lograr salsas muy diferentes, lo que hoy queremos mostrar es cómo preparar la salsa de tomate frito casera más básica y fácil posible. Y, cómo no, el ingrediente principal que vamos a utilizar va a ser el tomate, ¿pero qué tomate?
Qué tipo de tomate usar para hacer tomate frito
Dicho esto, el mercado nos da varias opciones para poder hacer nuestra salsa. Y aunque con cualquier tomate maduro podemos obtener una salsa decente, la diferencia entre un buen o normal resultado puede radicar en este punto. Así, una buena elección para preparar tomate frito casero es utilizar la variedad pera: cuenta con un gran contendido de carne y agua (así queda una salsa más jugosa) e incluso no tendríamos que rectificar la acidez propia que tienen los tomates, ya que la cocción serviría para que tuviese ese toque dulce por sí misma.
Ingredientes para hacer salsa de tomate en casa
- Un kilo de tomates pera maduros
- Una cebolla mediana
- Tres dientes de ajo
- Tres cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- Sal y pimienta negra
- Una cucharadita de azúcar (opcional)
Pasos para preparar salsa de tomate
- Comenzamos pelando los tomates. ¿Para qué los pelamos? Para obtener una salsa lo más fina posible, que incluso, si queremos, no vamos a tener que pasar por un chino o batir. La manera de pelar los tomates es muy sencilla: les hacemos a todos los tomates dos cortes de unos tres centímetros (formarán una X) en la base, los metemos en agua hirviendo durante unos 20 segundos e inmediatamente después los ponemos en una fuente con agua fría con hielo. Con ello conseguimos que la piel se desprenda casi sola desde los cortes que hemos hecho.
- Picamos en brunoise la cebolla y los ajos. Echamos el aceite en una olla baja de unos 28 centímetros (también puede ser alta, pero no es necesario) y la ponemos al fuego, al máximo. Cuando el aceite esté caliente añadimos la cebolla, una pizca de sal, removemos y, pasado unos minutos, echamos el ajo. Tapamos y dejamos cocinar a fuego lento durante media hora. Lo que queremos es que la cebolla se caramelice, ya que con ello es muy probable que luego no tengamos que rectificar la acidez propia del tomate.
- Una vez que tenemos la cebolla caramelizada es el momento de añadir el tomate. Pero para facilitar su cocción vamos a cortar en trozos pequeños los tomates que ya tenemos pelados. Añadimos los trozos a la cazuela, ¿cuánto tiempo? No es una ciencia exacta, ya que depende de la temperatura, pero lo ideal es que sea a fuego bajo-medio y durante no menos de media hora. Para saber que la salsa de tomate está lista simplemente tenemos que probarla (y rectificar de sal, añadir un toque de pimienta y ahora es cuando sabremos si necesita o no azúcar). Si el sabor y la textura es la deseada, simplemente ya tenemos nuestra receta lista, si por el contrario vemos que está demasiado líquida, podemos seguir cocinando hasta que se haya evaporado el exceso de agua. Si lo deseas incluso puedes añadirle unas hojas de albahaca fresca, le darán un punto brutal.
- Aquí es el punto en el que podemos dejarla tal cual o pasarla por un chino o batirla. La diferencia va a ser la textura, más fina si usamos la batidora, pero el sabor va a ser exactamente igual.
Cómo conservar el tomate frito casero
Nos ha salido una buena cantidad de tomate, así que algo hay que hacer para conservarlo (a no ser que cocines para muchos comensales). ¿Qué necesitamos? El tomate, una olla con agua hirviendo y varios botes que tengan una tapa que se cierre de forma hermética.
Introducimos la salsa de tomate en los botes (pueden ser del tamaño que prefiramos), los cerramos herméticamente y los metemos al baño maría de uno en uno. El tiempo que tienen que estar en el agua hirviendo dependerá del tamaño del bote, pero no te preocupes en pasarte, ya que no afectará al resultado final de la salsa.
Con esto conseguimos destruir los microorganismos existentes y hacer que el producto dure mucho más tiempo sin que se ponga en mal estado. Y es que al estar cerrado al vacío no habrá una nueva contaminación de lo que hay en el interior, en este caso nuestra salsa.
¡Ahora solo queda disfrutar de esta deliciosa salsa!