Para buena parte de España, la calima es una gran desconocida. Sin embargo, muchos españoles están más o menos acostumbrados a que estas nubes de polvo y arena, oriundas del norte de África y depositadas en nuestro país. Que sus afecciones no sean especialmente severas no significa que no puedan suponer un riesgo para la salud.
Aún siendo más molesto que nocivo, la realidad es que la borrasca Celia, que sucede de distinta manera la borrasca Filomena algo más de un año después, ha cambiado el paisaje de nuestras ciudades. Memes y bromas no se han hecho esperar, desde emulaciones a Lawrence de Arabia a la comparativa con la Operación Tormenta del Desierto.
Fastidiosa, especialmente al volante, esta sábana naranja que ha llenado de polvo en suspensión buena parte de España. Incluidas ambas mesetas, no es solo un enemigo de parabrisas y ropa tendida. Como es lógico y aparente, ensucia superficies y, si viene aparejada de lluvia, genera un incómodo barro. Ambos dificultan prácticamente cualquier operación cotidiana, pero ¿qué tiene que ver con la salud?
La calima, una nube de polvo para algunos conocida
Huelga decir que cualquier partícula en suspensión en el aire será más o menos perjudicial para nuestra salud. Se ve afectada así tanto la salud respiratoria como la circulatoria, razón por la que es conveniente recurrir a los más experimentados expertos en calima.
En este caso, tanto andaluces —principalmente del litoral— como canarios están más acostumbrados a estas capas que visten de naranja edificios, asfaltos, coches y parques. Por eso, mientras dure la calima y como medida de prevención, la Dirección General de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias lo tiene claro: «cerrar puertas y ventanas, situarse en ambientes húmedos y beber mucho líquido».
Aunque para la mayoría de las personas la presencia de la calima no complica la vida cotidiana, para personas con enfermedades respiratorias crónicas como EPOC o asma, es recomendable no salir a la calle. Además de eso, mantener una buena y recurrente higiene de las superficies cubiertas con paños húmedos será lo más práctico.
Riesgos de la calima para la salud
Toses, dificultad respiratoria o ahogo están dentro de esos riesgos. Motivo por el cual el director de Urgencias del Hospital Universitario de Torrecárdenas, Antonio Duarte, recomienda que los pacientes con problemas respiratorios previos recurran a la mascarilla FFP2 mientras dura el episodio. Además, se aconseja alejarse de zonas de grandes corrientes de aire y evitar la apertura de puertas y ventanas en casa.
Aparece además un nuevo enemigo de la calidad del aire, ya de por sí viciado en algunas de las ciudades de nuestro país. Por este motivo, es aplicable evitar espacios cerrados o espacios al aire libre con altos niveles de contaminación. Además, la ya conocida mascarilla puede vivir un nuevo florecer durante estos días.
Por último, no se debe dejar pasar la obviedad de los riesgos que entraña para la conducción esta rojiza cortina. Reducir la velocidad, encender las luces de cruce y niebla y aumentar la distancia de seguridad son parte de las claves que la la Dirección General de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias ofrece.
También teniendo en cuenta la nueva condición que la calima ofrece, ya que los neumáticos pierden adherencia sobre este polvo, muy similar a la tierra batida de los campos de tenis, y obliga también a más frenadas de emergencia.
El deporte, mejor en interior
La calima no deja de ser una situación de contaminación atmosférica elevada. Como tal se recomienda abstenerse de practicar deporte al aire libre mientras perdure. Este consejo, ofrecido por la Dirección General de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias y la Sociedad Española de Medicina del Deporte (SEMED), es aplicable para cualquier tipo de deporte en exteriores.
Los motivos son sencillos para ser previsores. Al aumentar la intensidad del ejercicio, aumenta el volumen de aire inspirado. En este sencillo gesto, nuestro cuerpo busca más oxígeno para mantenernos en marcha y eso obliga a los pulmones también a filtrar más aire.
Si el aire está viciado o cargado de contaminantes, aumentamos el riesgo de que cantidades de estos peligros entren. Del mismo modo que si, además, nos vemos obligados a respirar por la boca debido a la fatiga.
Aún en la apariencia de que respirar por la boca permite obtener una gran cantidad de aire es una falsa ilusión. La realidad es que es muy poco el aire que aprovechamos en este gesto y, peor aún, no hay barreras naturales que lo filtren.
En un sentido parecido, mientras la situación remite, la SEMED recomienda que el ejercicio siempre se haga en las horas de menos contaminación. Del mismo modo, siempre es preferible apostar por espacios verdes frente a los espacios cerrados y alejarse de carreteras o zonas de circulación de vehículos.