La edad en la que somos más felices (y en la que tenemos el mejor sexo de toda la vida)
Los humanos nos parecemos muchos unos a otros, por eso los estudios coinciden en sus pesquisas, que te gustará (y debes) conocer
Sobre la felicidad se ha escrito mucho, y sobre el sexo también. Y aunque la abundancia de información no significa que ésta sea relevante, siempre es interesante echar mano a los estudios que hacen los expertos al respecto. Sobre todo para conocernos más y ver si entramos en «la media» o si, por el contrario, somos «especiales».
Como ser felices y hacer mucho (y bien) el amor son dos pilares básicos del ser humano de edad madura (y no tan madura), hoy en THE OBJECTIVE vamos a ver qué han determinado tres estudios, que han basado sus investigaciones en la edad en la que tenemos el mejor sexo de nuestra vida y la edad en la que somos más felices. Atento.
La edad en la que somos más felices: de los 18 a los 25 años (y a partir de los 69)
Según un reciente estudio realizado por Miniso a través de Ipsos Digital, la ciudadanía española da el salto a la felicidad junto con el salto a la mayoría de edad.
El estudio, realizado entre 1.500 personas de 18 y 65 años, muestra que el inicio de la edad adulta (entre los 15 y los 18 años) es recordada como la etapa más triste de sus vidas (por un 13% de la muestra). Esta etapa coincide con una época de cambios en la vida de una persona, en la que las emociones pueden verse alteradas rápidamente a medida que se aprende a ocuparse de los estudios y las relaciones, al mismo tiempo que uno se enfrenta a las expectativas de los adultos.
Sin embargo, según el estudio, la etapa que viene inmediatamente después, la de la juventud (comprendida entre los 18 a los 25 años y en la cual el individuo se encuentra más tranquilo con respecto a lo que fue su adolescencia, aunque todavía no ha llegado al equilibrio de la adultez) es recordada como la más alegre o feliz (29%).
Según el estudio, la etapa que viene inmediatamente después, la de la juventud (comprendida entre los 18 a los 25 años) es recordada por los españoles como la más alegre o feliz
Los datos de este estudio coinciden, en parte, con lo determinado por otro, elaborado en este caso por la London School of Economics, que estableció que la felicidad a lo largo de la vida tiene una forma de «U».
Así, una persona es más feliz a sus 23 años y a sus 69, de media. Esta teoría sostiene que nuestras aspiraciones insatisfechas se concentran en la mediana edad, justo cuando hacemos un balance general de nuestra vida, y cuyas ideas pesimistas vamos abandonando según se nos va acabando el tiempo.
Un estudio británico ha concluido que a partir de los 69 años somos tan felices como a nuestros 20
Si nos damos cuenta, el estudio español está realizado entre personas de 18 y 65 años de edad. Es decir, esos individuos aún no han alcanzado la fase 2 de la felicidad citada por la investigación británica: los 69 años.
De estar forma, lector, aún tenemos esperanza de volver a sentir esa felicidad tan grande que sentíamos en nuestra juventud, cuando creíamos que el mundo era nuestro y nos sentíamos capaces de todo.
A partir de los 60 años vuelve todo lo bueno
Igual que con la felicidad, con el sexo llegamos a nuestro momento cumbre a partir de los 60. En concreto, ellas tienen sus mejores relaciones sexuales a los 66 años, y ellos a los 64, según una macroencuesta realizada por Match entre 5.000 solteros (mujeres y hombres) de todas las edades, etnias y nivel de ingresos de Estados Unidos.
Es decir, que hay que pasar los 60 para alcanzar esa nueva fase de placer sexual y para tocar la felicidad plena. Y lo cierto es que ambos aspectos están relacionados.
Tal y como te contamos en THE OBJECTIVE, cuando uno pasa la barrera de los 60 ya le da todo un poco igual. Se ha jubilado, ha hecho lo que tenía que hacer y está centrado en vivir lo mejor que pueda lo que le queda de vida. Esta actitud se aplica también al sexo: con los años perdemos esa necesidad de estar cumpliendo todo el tiempo, ese deseo de dar la talla, de quedar bien con nuestro compañero sexual, de encontrar el padre o madre de nuestros hijos… Ya está casi todo hecho y sólo queda el placer y el disfrute. Las expectativas, pues, son muy bajas.
Ambos hallazgos son del todo curiosos, y nos dejan una lección muy valiosa: que debemos preocuparnos menos por el mañana y que debemos dejarnos levar más y enfocarnos en lo verdaderamente importante y en lo que de verdad nos haga sentir dichosos, completos y vivos.
Al respecto, un estudio de Hannes Schwandt del Center for Economic Performance recomienda que para ser más felices hemos de abandonar las aspiraciones demasiado altas y sentir menos arrepentimiento por las cosas que pudimos conseguir cuando teníamos tiempo y ganas para ello. Así que, ya sabes.