Comer de táper: las seis reglas para hacer una cocina sana en la vuelta a la oficina
Comer un arroz con pollo en el trabajo no tiene por qué suponer horas de cocina o de pensar más de la cuenta en cómo hacerlo
No sabemos cómo va a pasar septiembre de 2022 a la historia. Si será el retorno a la antigua normalidad o si será el prefacio de una crisis que amenaza, al más puro estilo Juego de Tronos, con la llegada del invierno. Lo que sí sabemos es que el táper (o el tupper) no tienen por qué ser tus enemigos en la vuelta a la oficina ni suponer kilos de más.
El fin del teletrabajo en muchos casos, auspiciado por los últimos coletazos —teóricos— del covid-19, y volver de vacaciones se suman en un cóctel peligroso que puede venir acompañado de ciertos malos hábitos. Uno de ellos es la resaca postvacacional, donde lo más habitual es no tener una rutina culinaria y nutricional bien establecida. Hacemos del verano así una especie de bacanal gastronómica donde poco o nada medimos lo que comemos.
Si a ello le sumamos el nuevo ritmo cotidiano tras reducir las jornadas de trabajo en remoto y el paulatino regreso a los centros de trabajo, el cóctel se explica solo: hemos comido peor que antes y además ahora tenemos menos tiempo para preparar la comida. No seremos en The Objective aquellos que creen que la mayoría de los españoles aprovechaban la coyuntura del trabajo en casa para poner lavadoras, llevar a los niños al colegio o entregarse a la repostería doméstica. Lo que sí está claro es que el desplazamiento, sea en transporte público o sea en transporte privado, supone robar minutos u horas al reloj que ahora pueden torpedear el tiempo que pasamos cocinando.
No es una tormenta perfecta, pero sí es cierto que hay hábitos que hemos dejado de lado e incluso otros, en según qué centros de trabajo, han desaparecido como son los comedores de personal, motivo por el que más de uno volverá a septiembre con el táper a cuestas y con la bolsa nómada en ristre, pensando en cómo apañar sus comidas de trabajo en esta rentrée.
Para poner remedio a la vuelta al táper, no dejarnos una fortuna en ello ni pasar más horas de la cuenta, vamos a contarte los trucos para que puedas tirar de recetas de tupper sanas, fáciles y rápidas que te conviertan en la envidia de la oficina. Todo, como verás a continuación, es cuestión de organización y de optimizar el tiempo.
Comer de táper: cómo organizar la comida para la oficina
Si nunca habías puesto en marcha el llamado batch cooking es el momento. El resumen de esta cocina por lotes, como se traduciría del inglés, es cocinar en pocas horas distintos alimentos que luego puedas utilizar en diferentes preparaciones. Por ejemplo, teniendo en cuenta una dieta equilibrada, sería conveniente que apelemos a ciertas proteínas fáciles de conservar y saludables como podrían ser la del pollo (asado o cocido) o a las del huevo, tanto cocido como en tortilla, que es otra buena forma de integrar proteínas en la dieta sin complicaciones. En resumidas cuentas, el plan es seguir una sencilla rutina en cinco pasos.
Aunque a nadie le apetece consagrar el sábado y el domingo a cocinar, la realidad es que en unas cuantas horas podemos dejar asfaltada la semana de nuestro táper para comer en la oficina sin complicaciones. La clave, como vamos a comprobar, es tener muy asentadas ciertas costumbres y no complicarnos a mitad de semana.
Recopilación de recetas
No se trata de volvernos locos con recetas complicadas, sino de comprobar qué recetas podemos hacer repitiendo ciertos ingredientes en nuestro táper sin que nos acaben aburriendo. Como es lógico, este hándicap topa con nuestro talento en los fogones o con las ganas de cocinar. Suponiendo que ninguna de las dos opciones es de nuestro agrado, pensemos en recetas fáciles que permitan integrar hidratos de carbono, proteínas y grasas sin apenas complicaciones y que, en ciertos momentos dados, tampoco exijan ser recalentadas.
Los platos de arroz con pollo son muy socorridos, pero también podemos extrapolarlo a pescados que cozamos o que compremos en latas como ciertas conservas que además nos ahorrarán aún más tiempo en la cocina. También preparar varias hortalizas o tenerlas troceadas de antemano, refrigeradas, nos permitirá llegado el caso rematar el plato en cuestión de minutos.
Planificación de comidas
¿Cuándo y cuánto vamos a comer fuera de casa? Hazte esta pregunta el sábado antes de empezar la semana y calcula para ti y para tu familia los días que el táper va a ser importante. No necesariamente todas las semanas van a ser igual, así que haz un estimado de los días que comeréis fuera de casa y procura que el recetario anterior se adapte con facilidad a estos cambios.
Eso también te permitirá, en la medida de lo posible, ser más generoso con ciertos productos o lujos que quizá en semanas demasiado sobrecargadas supongan gastar más de la cuenta. También el batch cooking supone saber cuándo darnos pequeños caprichos para alterar la rutina de comidas y que no caigamos en el aburrimiento, aunque esta tarea es especialmente relevante con el momento del cocinado.
Compra de producto
Ten clara la lista de la compra para el sábado o domingo y compra solo en función de lo que vayas a cocinar esa semana o en la medida que tu congelador te deje algo de margen para aprovechar ofertas de productos recurrentes. Insiste en la compra, por ejemplo, de productos en entero que te permitan reducir costes, como podría ser el pollo o ciertas piezas de carne que puedan ser más baratas si se compran en gran formato. El ejemplo es sencillo: mejor comprar un pollo entero y administrar tú los cortes que comprar las pechugas y contramuslos por separado, que son las partes más caras de su despiece.
También ten claro que hay productos que, una vez congelados, aguantan sin problemas varios días como podría ser el pescado, así que algunos ejemplares de tamaño grande nos pueden resultar más rentables si los compramos así como sucede con las merluzas, el bacalao o el salmón. Además, en ciertos casos vamos a evitar el riesgo del anisakis con esta congelación.
Algo que también sucede con las hortalizas, aunque en este caso son más delicadas. Sin embargo, si vamos a tener capacidad de guarda para ciertos productos en el congelador, hacer acopio de grandes cantidades de hortalizas que luego vamos a poder refrigerar sin problemas, mejor que mejor. Además, recuerda cuáles son las hortalizas que mejor se comportan con el paso de los días como patatas, zanahorias, calabaza o calabacín y ten cuidado con las verduras de hoja verde, más delicadas. Por esta razón, para estos casos es mejor apelar a los clásicos botes de conservas, incluso para las legumbres.
Cocinado
Aguas que se pueden reutilizar, administrar el tamaño del horno para hacerlo más eficiente, aprovechar distintos espacios en una cazuela… Las soluciones para que no pasemos el día en la cocina antes de ir a trabajar son muchas. Por ejemplo, aprovechar las bolsas herméticas para cocinar diferentes productos en ollas grandes y luego solo tendrás que estar atento a las diferencias cocciones. Esta es la misma técnica que se utiliza, con algunas diferencias, en los restaurantes cuando se cocina por lotes en la cocina al vacío y te permitirá ahorrar mucho tiempo si, por ejemplo, en una olla de gran formato cueces en diferentes bolsas el pollo, las hortalizas o los huevos y, por otro lado, la pasta.
También es conveniente pensar a lo grande y amortizar el tiempo que cocinamos. Se trata de hacer una economía de escala en los fogones, pues no es práctico hacer salsa de tomate para una sola comida, sino aprovechar la coyuntura que nos permita hacer varios botes que luego podamos refrigerar o congelar. Piensa en cuáles son tus guarniciones favoritas, incluidas cremas (como estas para hacerlas más sabrosas y nutritivas) y salsas, y dales salida de una sentada, teniéndolas siempre a mano. Esto es especialmente práctico con la pasta o el arroz, pues congelan bastante bien, y nos permitiría tener un retén en el congelador sin salsas o aderezos que solo necesiten un recalentado para luego disfrutar de ellos.
Envasado
No es un truco, pero sí es una clave. El envasado del táper es un Tetris ingrato para el que conviene tener formatos de táper que economicen el espacio. Razón por la que es preferible apostar por envases cuadrados o rectangulares que dejen poco espacio entre sí y de esta manera consigamos maximizar la capacidad de nuestro frigorífico y congelador. Junto a ello es clave, sobre todo si tenemos niños en casa, organizar el táper con un calendario que suponga entender cuándo se debe consumir cada producto, dando preferencia a los que peor envejezcan, aún en frigo.
Una idea muy práctica para que no nos equivoquemos es recurrir a patrones de color que identifiquen cada día de la semana con un táper a través de su tapadera. Piensa cinco colores distintos y establece que a cada día le corresponde un color, así será más fácil saber qué entra, qué sale y qué debería salir. Junto a ello, una pequeña organización, ya sea en el teléfono o incluso con etiquetado del producto, poniendo una pegatina de cuándo se cocinó y qué es, será también muy útil.
El momento de disfrutar
No se trata de comer siempre lo mismo, sino de tener una serie de elementos que te permitan cambiar tu táper con muy poco, incluso anticipándose a la receta. Por ejemplo, las vinagretas, las salsas y los aliños también se pueden preparar y refrigerar de antemano, recurriendo a ellos solo cuando los vayamos a utilizar o metiéndolas en pequeños frascos retornables que luego podamos limpiar de nuevo y volver a usar.
También sucede con el uso de aromáticas o especias, que pueden cambiar un plato en un par de gestos y hacer que un mismo arroz pueda ser un día un plato con tomate y tres días después convertirse en un plato de pollo al curry con arroz. Se trata de buscar soluciones imaginativas que, sin esfuerzo, cambien el menú sin invertir ni mucho tiempo ni mucho dinero.