Este es el inesperado beneficio para tu salud de comer castañas
No son solo las reinas de los puestos callejeros, sino también un fruto seco cargado de virtudes que en casa pueden ayudarnos a aliviarnos más de la cuenta
Toca a rebato del otoño y con él empiezan a proliferar, casi como setas, los puestos de castañeras por toda España. Sin embargo, aunque especialmente no hay demasiadas setas, lo que sí ha empezado su temporada con gran prolijidad son las castañas asadas, un pequeño manjar de temporada que podemos disfrutar tanto en casa como en la calle y que además de ser muy sabrosas, también tienen beneficios nutricionales inesperados que nos vendrán de maravilla durante este otoño.
Considero un fruto seco, igual que sucede con las almendras, los pistachos, los anacardos o las avellanas, las castañas son un fruto muy estacional que es especialmente habitual en la cocina del noroeste de España y también en algunas zonas del centro y del oeste como son las provincias de Salamanca, Ávila o Cáceres. También se da con cierta frecuencia en algunos montes andaluces y levantinos además de en ciertas partes de Cataluña y Aragón.
Fruto de bosques relativamente húmedos, las grandes castañares de España se encuentran principalmente en la mitad norte de la península, motivo por el cual también su cocina suele estar muy vinculada a este producto estacional que, sin embargo, también está sujeto a constantes importaciones, incluyendo las que llegan de Portugal.
Son apenas unos meses los que están disponibles en nuestro calendario para disfrutar de castañas frescas, ya que su temporada empieza a finales de septiembre y se extiende como máximo hasta primeras compases de noviembre. Cuando el tiempo se recrudece y empieza hacer mucho más frío, la temporada de castañas ya está llegando a su fin. Aunque eso no quiere decir que sigamos viendo castañas asadas y castañas hasta mediados de noviembre o el mes de diciembre, siendo también muy habitual su consumo en fechas navideñas.
Generalmente, el uso más habitual de las castañas en nuestras cocinas es cocinar las asadas.Ya sea de forma doméstica o lo que hemos mencionado en estos puestos callejeros de castañas asadas. En casa es muy fácil de hacer, solo hace falta tener unas buenas castañas, hacerles un pequeño corte (lo que en algunos lugares se llama sajar o rajar) y cocinarlas sobre una sartén hasta que van desprendiendo un olor dulzón que acredita que ya están en su punto.
Como curiosidad lo que hoy vamos a avalar no es el consumo de castañas asadas por el mero placer gastronómico que supone (que está fuera de toda duda), sino las virtudes nutricionales que comer castañas asadas puede tener, e incluso algunos beneficios para nuestra salud que son más insospechados de lo que podríamos creer.
Castañas asadas: sus beneficios nutricionales
Podríamos pensar que las castañas asadas, siendo un fruto seco o estando emparentados con ellos, iban a tener una gran cantidad de grasas insaturadas como a veces pasa con este tipo de productos, igual que cuando hablamos de almendras o de anacardos. Sin embargo, las castañas asadas son perfectas para aquellos que no quieren meter demasiadas calorías a costa de las grasas en la preparación. Aunque siempre hablamos que son grasas insaturadas las que están presentes en los frutos secos, la realidad es que unos 100 gramos de castañas apenas contendrán entre dos gramos y tres gramos de grasa. Una cantidad pírrica realmente.
Aparte de eso, como podéis entender también, las castañas asadas no son precisamente las reinas del baile de las proteínas. Generalmente no rondan más allá de los cuatro gramos de proteínas por cada 100 gramos de producto, lo que es una cantidad bastante irrisoria pero nada que no sorprenda dentro de lo que son las proteínas vegetales.En cualquier caso, no vamos a ir a la guerra por las castañas asadas en lo que la proteína se refiere.
Sin embargo, donde vamos a empezar a bancar fuertemente a las castañas asadas es en otros matices. Uno de ellos es el de los carbohidratos, ya que alrededor del 50% del peso de una castaña serán carbohidratos, una cantidad nada desdeñable teniendo en cuenta que es un producto en el que no tenemos que añadir ningún tipo de azúcar. Con esto, vamos a conseguir una energía relativamente inmediata sin estar metiendo una cantidad de calorías ingente a costa de azúcares añadidos.
Además de estos macronutrientes, también son ricas en ciertos minerales y en algunas vitaminas. En el caso de los primeros es relevante mencionar la cantidad de cobre y de manganeso que incluyen y en el caso de las vitaminas pues son bastante relevantes sus datos en vitamina B6 y en vitamina C (sí, la misma que está presente en los cítricos).
La castaña asada, reina de la fibra
Quizá no lo esperabais, pero la castaña asada (y, por definición, cualquier plato con castaña), va a ser un tesoro oculto de fibra alimentaria. Estamos hablando de casi cinco gramos por cada 100 producto gramos de producto, lo que significaría un 15 o 20% de la cantidad diaria recomendada de esta ingesta. Una cantidad más que importante cuando estamos hablando de un producto que se puede consumir de forma ocasional e incluso convertirse en un picoteo muy sencillo, por lo que tendríamos que preocuparnos menos de cómo ingerir la fibra diaria necesaria.
En otras ocasiones en THE OBJECTIVE os hemos explicado cuáles son las diferencias entre la fibra insoluble y la fibra soluble, en este caso la fibra que aportan las castañas asadas es primordialmente fibra insoluble. Aunque tenga un nombre que suene un poco feo y poco práctico, la realidad es que esta fibra insoluble es perfecta para alimentar nuestra microbiota, actuando como un prebiótico quedará de comer a las bacterias intestinales que tengamos y así permitirá que nos beneficiemos de este efecto.
Como es evidente, ya podéis interpretar que las castañas asadas y su cantidad de fibra nos van a venir de maravilla para ir al baño de forma más regular puesto que es una buena forma de mantener en orden nuestro tránsito intestinal. Pero no solo eso, ya que la capacidad de la fibra insoluble hace que sea un alimento también se asiente, por lo cual vamos a tener menos hambre cuando las consumamos. En un sentido parecido, comer castañas asadas nos va a beneficiar para medir mejor y controlar el pico glucémico que solemos sufrir cuando consumimos carbohidratos.
¿Qué quiere decir esto? Pues que la forma en la que el azúcar que sube en nuestro cuerpo cuando tomamos castañas asadas es mucho más paulatina y despaciosa que cuando ingerimos por ejemplo azúcar blanco otro tipo de carbohidratos que elevan demasiado rápido el nivel de azúcar en sangre. Las castañas asadas, al contrario que esos productos, lo elevan muy poco a poco por lo que también puede ser un carbohidrato práctico para aquellas personas que sufran prediabetes.