El 'pegging' o sexo anal inverso, la práctica sexual que deberías hacer (al menos una vez)
El sexo tiene muchas variantes, y quizá por eso está bien que, de vez en cuando, innovemos. Hoy te hablamos del ‘pegging’
El sexo tiene muchas variantes y aristas, y quizá por eso está bien que, de vez en cuando, innovemos. Hoy te hablamos del pegging, que consiste en la penetración anal de una mujer a un hombre con un consolador, normalmente sujeto por un arnés de cintura. Este dispositivo se suele conocer como strap on y puede ser increíblemente liberador para ambas personas.
Denominado en ocasiones como ‘sexo anal inverso’, representa todo un cambio en la relación de poder para las mujeres, que suelen desempeñar el papel de receptoras.
Así, «el pegging ofrece a las mujeres la oportunidad de experimentar una excitante inversión de roles. Además, algunos productos usados para el pegging también se pueden utilizar como accesorios para la vagina, por lo que también sirven para realizar ejercicios vaginales», afirma Megwyn White, sexóloga clínica certificada.
Beneficios del ‘pegging’
Para animarte a probarlo, seas hombre o mujer, repasamos a continuación los beneficios del pegging:
- Es una práctica sexual que permite salir de la rutina sexual y, además, mejora la conexión con tu pareja.
- El pegging está vinculado a la estimulación de la próstata o punto P, una zona erógena muy placentera para los hombres, tal y como te contamos en THE OBJECTIVE.
- Como hemos dicho, con el pegging se produce un intercambio de roles que puede ser divertido y excitante.
El beneficio más llamativo del pegging es, sin duda, lo placentero que puede ser para ellos, ya que hombres pueden tener orgasmos intensos mediante la estimulación de la próstata. Esta pequeña parte oculta del cuerpo masculino es accesible a través del ano y, cuando se masajea adecuadamente, puede proporcionar un placer inigualable, tanto si se experimenta solo como en pareja.
La próstata es una glándula del tamaño de una castaña, formada por tejido muscular y situada debajo de la vejiga, cerca del tejido eréctil de la uretra. Dado que la próstata se encuentra a unos cinco centímetros del ano, más o menos, lo mejor es perfilar el exterior o entrar por ahí con un vibrador o dildo, como hemos visto, o con los dedos.
Sexo anal y los hombres
Muchos hombres ni se plantearán esta práctica sexual por estereotipos y creencias erróneas. De hecho, este tema suele ser tabú en las relaciones heterosexuales.
«Y sobre este tema tenemos que aclarar algunos prejuicios. No, el sexo anal o la estimulación de la próstata no te convierte en gay —ni que eso fuese algo malo, además—. De hecho, ni siquiera deberíamos tener que escribir sobre esto en pleno 2022. Y sí, los excrementos salen por ahí, ¡hay que aceptar que estamos jugando con esa zona!, pero con una higiene externa básica en la ducha debería ser suficiente», afirma Ana Lombardía, experta en bienestar sexual.
«Aunque la zona del ano es muy resistente, debemos también tener en cuenta que tiene unos capilares sanguíneos muy finos que pueden romperse con facilidad, por lo que es muy importante usar siempre lubricante… ¡incluso aunque no nos duela! Jugar con calma y mimo por esa zona nos puede reportar muchísimo placer así que ¡a disfrutar!», finaliza, con la intención de animar a todos los varones a probarlo, aunque sea, una vez en su vida.
Sobre todo por el placer, ya que, al igual que en los genitales y el perineo, en la próstata hay miles de terminaciones nerviosas que pueden provocar una sensación muy agradable cuando se estimulan. Y los orgasmos que genera pueden durar más, ser más intensos y sentirse en todo el cuerpo.