Correr en cinta vs. correr al aire libre: ¿tiene las mismas ventajas?
Puede que el mal tiempo nos invite a cambiar nuestras rutinas, ¿pero realmente hay alteraciones en los beneficios en un caso u otro?
Es posible que cuando llega el invierno y el frío se apodere de tus músculos sientas la tentación de correr en cinta y olvidar correr en asfalto durante un tiempo. Ser runner cuando las bajas temperaturas no invitan a hacerlo al aire libre es complejo, sobre todo porque cuando puedes prestar atención a estas cinco claves para hacer deporte seguro al aire libre cuando hace frío, como ya te explicamos en THE OBJECTIVE.
Sin embargo, es posible que tu runrún (nada tiene que ver con el verbo to run) te haga pensar que correr en diferentes superficies puede venir acompañado de ventajas en función de dónde lo hagamos. Ya no hablamos del perfil psicológico de correr al aire libre o hacerlo indoor, que también puede ir aparejado a distintas percepciones, sino al simple hecho de hacer deporte y de las ventajas que van asociadas a este ejercicio.
Además, se debe entender que la biomecánica de carrera en cinta puede variar por parámetros que tienen más que ver con el usuario o su percepción que por la propia cinta. Elementos tan triviales como la familiaridad de correr en cinta o correr al aire libre pueden alterar la sensación del ejercicio que realizamos, pero también del modelo de cinta (como sus dimensiones o su dureza), algo que en otro modo también se puede trasladar a las carreras al aire libre, donde no es lo mismo hacerlo sobre pavimento que sobre asfalto o tierra, aunque sea la versión del asfalto la más recomendada.
Lo que sí es cierto es que la técnica de carrera y la propia biomecánica se ven alteradas por las diferentes superficies. En este caso, es fundamental comprender que también hay factores externos que cambian la forma de correr. Uno de los más habituales es la propia resistencia al aire, algo que es evidente cuando corremos en exteriores, y cuyo coeficiente es irrelevante cuando se hace deporte en interior. Por eso, comprender que, a más aire, más resistencia habrá y más posibles variaciones biomecánicas.
Correr: ¿mejor en cinta motorizada o al aire libre?
Curiosamente, lo que en exteriores podría ser una desventaja, en interiores se convierte en virtud, tal y como explica este estudio donde se apunta a una mejora del rendimiento al correr en cinta motorizada por esas características en ausencia de aire. Lo cual también facilita una optimización del oxígeno empleado durante el ejercicio.
En ese sentido, es fundamental comprender también que hay una diferencia sustancial en la biomecánica de la carrera entre ambas opciones. Si en la carrera al aire libre es clave que adelantemos la pierna en la zancada, en la cinta motorizada esto no sucede, haciendo que nuestra pierna siempre esté debajo de la cadera y, por tanto, optimicemos también ese recorrido y el consumo de oxígeno. Aún así, a veces las cintas motorizadas se desacompasan y eso podría alterar la zancada, pero no es tan habitual.
Algo que también puede suceder a menudo es que no pensemos en el desnivel urbano a la hora de hacerlo en cinta motorizada o treadmill (como se la conoce en inglés y a menudo en los gimnasios). De hecho, un tópico habitual apunta a que se ponga una cierta elevación en la cinta (con un 1% es suficiente) para emular la sensación de correr con el desnivel del asfalto, pero lo cierto es que la alteración es mínima.
De hecho, se suele apuntar también que hacer deporte en cinta supone un menor ejercicio físico de ciertos grupos musculares debido a esas diferencias biomecánicas. Aunque pudiera ser cierto, la realidad demuestra tras echar un vistazo a revisiones comparativas, que correr en cinta o correr al aire libre tiene las mismas ventajas y beneficios, siendo el margen diferencial realmente escaso como para establecer físicamente una superioridad de la una frente a la otra. A partir de ahí ya entraríamos en gustos o tendencias, pero nuestro cuerpo, a igualdad de esfuerzo y distancia, va a agradecer de la misma manera la forma en la que corramos.
Incluso resulta curioso comprobar que a nivel biomecánico, aunque los patrones de zancada cambien, diferentes estudios han comprobado que no hay una diferencia reseñable en tiempo de contacto, longitud de la zancada o frecuencia cuando se comparan ambos tipos de carreras.
Todo ello podría llevar a la pregunta: ¿son los mismos esfuerzos y las mismas ventajas para ambas? Pues la realidad es que, en según qué casos, no. Importante puntualización que, en este caso, nos viene bien para aquellas personas que se recuperan de fracturas en el tren superior y tienen dudas sobre qué tipo de carrera les conviene, siendo en estos ejemplos más recomendable volver a correr en cinta que hacerlo sobre asfalto, según este estudio. Caso distinto sería para personas con tendinopatías, especialmente las del tendón de Aquiles, pues ahí sí que se desaconseja el retorno inmediato tanto al asfalto como a la cinta.