Mascarillas faciales: descubre por qué son necesarias (al menos) una vez por semana

Hay días en los que nuestra piel no presenta su mejor cara. Ya sea por el estrés, la falta de sueño o una mala alimentación, nuestro rostro luce apagado y sin vida. Aunque sigamos una perfecta rutina de belleza, nuestra piel exige unos mimos extras que hay que darle al menos una vez por semana. Y es que, no basta con los cuidados diarios, hay que reservar un momento para utilizar cosméticos más especiales como las mascarillas.

Nuestra piel se enfrenta día a día a una lucha invisible contra los agentes externos que van debilitando su barrera. Por eso, es necesario darle un extra de hidratación, limpieza y luminosidad. Como no te sorprenderá, la cosmética oriental vuelve a tener la solución más efectiva. Las mujeres asiáticas nos llevan mucha ventaja y su obsesión por lucir una piel impecable les ha hecho descubrir los beneficios de las mascarillas.

Las mascarillas faciales se han convertido en uno de los productos de belleza favoritos por muchas mujeres (y hombres). Como muchos otros cosméticos, existen una amplia variedad de posibilidades en el mercado entre las que elegir por lo que es fácil acertar sea cuál sea el fin que queremos conseguir con ellas. Las mascarillas son un remedio infalible para cuidar, tratar y mimar nuestra piel de una manera muy sencilla y en nuestra propia casa.

Podrás encontrarlas en formato crema o papel, con múltiples ingredientes como ácido hialurónico u oro y hasta extravagantes diseños que emiten luz LED. ¿Qué elegir entre tanta variedad? Desde THE OBJECTIVE te vamos a enseñar los múltiples beneficios que le podrás aportar a tu piel si empiezas a usar mascarillas de forma regular y las mejores alternativas que podrás descubrir en el mercado.

Los cinco beneficios las mascarillas faciales

Lo primero que vamos a descubrir para convencerte del uso de las mascarillas faciales son sus ventajas para la piel. Para ello, contamos con la ayuda de la farmacéutica Rocío Escalante, titular de Arbosana Farmacia y experta en dermofarmacia, quien nos señala los cinco beneficios principales de empezar a utilizar este tipo de cosméticos.

1. Limpian en profundidad. Las mascarillas ayudan a limpiar de manera exhaustiva el rostro gracias a su efecto détox. Absorben las impurezas y el exceso de grasa y limpian los poros para conseguir una piel más limpia y radiante. Eso las hace perfectas, sobre todo, para las pieles grasas y mixtas.
2. Hidratan la piel. En las pieles secas, una mascarilla facial hidratante ayudará a incrementar la hidratación y evitar la pérdida de humedad, devolviéndole el confort y evitando la sensación de tirantez. Son muy recomendables para usar por la noche y especialmente en verano después de una jornada al sol.
3. Iluminan. Las mascarillas con efecto iluminador y antiedad consiguen aportar al rostro jugosidad y ese brillo que se va perdiendo con el paso de los años. Son las favoritas de las pieles maduras, pero también de cualquier piel que tenga signos de cansancio por falta de descanso o estrés.
4. Alisan las arrugas y rejuvenecen. Las mascarillas antiedad consiguen que la piel se vea más joven, disimulando el aspecto de las arrugas y los signos de cansancio.
5. Efecto flash. Las mascarillas suelen presentar una concentración alta de activos beneficiosos para la piel. Los efectos de muchas mascarillas son inmediatos y por eso son perfectas para preparar el cutis antes de un evento importante o para aquellos días en los que notemos que hemos amanecido con el rostro apagado y cansado.

Los distintos tipos de mascarillas

Una de las ventajas que tenemos con las mascarillas faciales es que están muy personalizadas y cuentan con distintos fines adaptándose a nuestras necesidades. Podrás encontrarlas hidratantes, purificantes, limpiadoras, iluminadoras, antiedad… Pero también tendrás que tener en cuenta cuál es tu tipo de piel, ya que serán diferentes si se trata de una piel grasa o una seca.

Otro de los aspectos a tener cuenta será el lugar o el momento en el que vayas a utilizarla. No será igual la mascarilla que usemos en el día a día para cuidarnos de la contaminación de la ciudad que aquella que llevaremos en la maleta para las vacaciones en destinos donde disfrutemos del calor, el mar o la exposición al sol.

Ante tanta posibilidades, una buena solución es la tendencia multimask que consiste en ofrecerle a cada zona del rostro exactamente lo que necesita. Si llevas a cabo esta tarea, tendrás que necesitar diferentes mascarillas en un único ritual. Un buen ejemplo es utilizar, tras la limpieza y antes del tratamiento habitual, un producto purificante en la barbilla, calmante en la frente, nariz y pómulos, y descongestionante en contorno de ojos. Tres mascarillas unidas que te ahorrarán tiempo y esfuerzo y aportarán a tu rostro todo lo que necesita.

¿Qué formato elegir?

Las mascarillas faciales se presentan en diversos formatos y texturas. Las clásicas son aquellas que se presentan en crema o barro pero desde hace unos años las que triunfan son las mascarillas de formato velo que suelen encontrarse con el nombre de tissue.

Las mascarillas tissue tienen la ventaja de ser muy cómodas porque luego no se tienen que retirar con agua así que puedes utilizarlas en cualquier lugar y en cualquier momento. Son las más sencillas de usar, las que menos espacio ocupan y las que menos tiempo te robarán. Sin embargo, siempre tendrás que tener presente que lo más importante a la hora de elegir la mascarilla no es su formato sino que la elección sea adecuada al tipo de piel y al objetivo que estás buscando.

Mascarillas hidratantes y antiacné

La falta de hidratación provoca que la piel tenga un aspecto apagado y, en ocasiones, podemos notar una sensación de tirantez. Si te sientes identificada es porque tienes una piel apagada que está pidiendo a gritos una dosis extra de nutrición. Opta por mascarillas de base acuosa y efecto humectante, así como texturas gelificadas e ingredientes de base oleosa como el aceite de aguacate o el ácido graso de coco.

Déjala actuar incluso más tiempo del indicado, incluso hay opciones que puedes dejar trabajar durante toda la noche, para que tu piel absorba todos los nutrientes. Si ves que tu piel está muy deshidratada repite el proceso dos o tres veces por semana. Poco a poco irá recuperando su elasticidad y tendrá un aspecto más suave.

Si tienes la piel con tendencia al acné o a los puntos negros, opta por un producto exfoliante que elimine por completo las células muertas, regenere la piel y aporte una limpieza adicional a la que realizas diariamente. Estas mascarillas ofrecen una textura arcillosa y solo debes de utilizarlas durante 15 o 20 minutos porque más tiempo podría resecar las zonas del rostro que no estén produciendo exceso de grasa. La clave está en saber identificar algunos ingredientes estrella como la arcilla de caolín, la arcilla verde o el carbón de bambú.

Mascarillas antiedad y con efecto ‘flash’

Existen mascarillas que incluyen ingredientes antioxidantes que disminuyen los signos de la edad y aportan luminosidad en las pieles maduras. Para conseguir beneficios antioxidantes y rejuvenecedores, apuesta por aquellas que incluyen activos tensores y de efecto lifting, como el ácido hialurónico o el colágeno. También son una buena opción otros ingredientes con un fuerte poder regenerador como la vitamina C, la E o el retinol.

Cuando no tenemos tiempo y queremos lucir una piel perfecta, lo mejor es recurrir a las mascarillas con efecto flash que ofrecen resultados desde la primera aplicación. Si las dejamos actuar antes de utilizar la base de maquillaje, conseguiremos un efecto de buena cara al instante.

¿Cómo se utilizan las mascarillas faciales?

Las mascarillas se tienen que aplicar siempre sobre la piel limpia y seca. Lo mejor es utilizarlas por la noche, pero se pueden aplicar también por la mañana. Después de eliminarla, hay que seguir con el ritual habitual: sérum, crema, contorno de ojos… Además tienes que tener en cuenta que, para ver resultados, hay que ser constante y usarlas al menos una vez a la semana. 

Las mascarillas faciales tienen múltiples beneficios para la piel, pero también para el bienestar. «Dedicar entre diez y quince minutos al cuidado del rostro con una mascarilla y aprovechar ese rato para relajarse es un mimo que aconsejo poner en práctica al menos una vez a la semana», aconseja la experta de Arbosana Farmacia. 

El riesgo de las mascarillas caseras

Es habitual encontrarse con trucos y consejos para crear tu propia mascarilla en casa con productos fáciles de encontrar en cualquier despensa. Lo que en un principio parece sencillo e inofensivo,  puede acarrear problemas para la piel porque algunos de los ingredientes habituales provocan irritaciones. Un buen ejemplo es el limón, un producto que puede modificar el pH de la piel y alterar su función barrera.

Las pieles sensibles, con rosácea o brotes de acné, podrían sufrir irritaciones indeseadas si se aplican productos caseros que no tienen ningún tipo de control. Además, al tratarse de productos que hemos sacado de la nevera, pueden llevar alguna bacteria que estaríamos aplicando directamente en nuestra piel.

Lo mejor, como siempre, es dejarse aconsejar por los expertos y recurrir a ellos para que nos cuenten qué mascarilla profesional es la más indicada para nuestro tipo de piel y sus necesidades.