'Star Wars: Jedi Survivor': en las galaxias muy lejanas también hay personas no binarias
La sorprendente nueva entrega de la saga de George Lucas incluye un personaje que no se identifica con los roles tradicionales de género entre su fauna galáctica
Está de plena actualidad que, ante el estreno de un nuevo producto, el creador o la empresa propietaria de la licencia desee que nadie se sienta excluido para garantizar así un mayor número de ventas. Hemos visto la transformación del coronel Nick Furia, Spiderman, La Sirenita o Campanilla en afroamericanos. También a Namor príncipe del mar convertido en mexicano. En el mundo de los videojuegos, cada vez están más presentes los personajes no binarios y transgénero, como muestra el reciente ejemplo de Hogwarts Legacy. Pero también hay hueco para ellos en el espacio exterior: en el doblaje al castellano de uno de los personajes secundarios del nuevo Star Wars: Jedi Survivor, llamado Ashe Javi, y durante su conversación con el protagonista, escuchamos: «clientes super rares» o «cada une hace lo que puede».
El personaje es un productor musical de un planeta lejano, acompañado de un robot discjockey. En la versión inglesa no se atisba un ápice de inclusividad, aunque el inglés es bastante genérico: la palabra player vale para todos los géneros. No sabemos si su creador deseaba para el personaje esa condición o ha sido responsabilidad de los traductores a nuestro idioma. Pero no es la primera vez que desarrolladores de un juego han tenido disputas con el lenguaje inclusivo.
De cualquier manera, nos encontramos con todo un juegazo de más de ciento cincuenta gigas de ocupación en nuestro disco duro. Es la continuación de Star Wars: Fallen Order y continúa con la aventura del joven Jedi Cal Kestis en su afán por acabar con el sometimiento que el lado oscuro imprime a la galaxia. Con una ambientación que nos sitúa entre La venganza de los Sith y Una nueva esperanza, los fans sabrán más exactamente dónde ubicarse porque la inmensa mayoría se quedó en la primera trilogía Jedi y el juego narra una historia absolutamente nueva, que no tiene que ver con película alguna.
Una vez metidos en harina, nuestro protagonista acompañado de su fiel y pequeño robot BD-1 se embarca en una aventura en tercera persona para un jugador, en la que recorre planetas enfrentándose a cazarrecompensas y a soldados del imperio, así como a jefes duros de roer con pinta de gorilas galácticos. Disfrutamos de unos mundos abiertos absolutamente inmensos y con una tremenda belleza visual, apoyando un interesante guion con multitud de personajes que en algunas ocasiones nos acompañarán en los enfrentamientos y que también nos ofrecerán misiones secundarias, que enriquecen más el juego dándole variedad.
El paso por la cantina se hace obligatorio para mantener relación con todos estos curiosos personajes que pueblan la galaxia y dar continuidad a una trama en la que cada uno de ellos nos añade información. Es en la acción, en los movimientos de Cal, donde es imposible no acordarse de personajes legendarios. Entrar en cuevas para descubrir impresionantes estancias en su interior mientras nos deslizamos por rampas, nos agarramos a salientes en las paredes o ejecutamos saltos con voltereta incluida para mantenernos más tiempo en el aire, nos recuerda los momentos más circenses de Lara Croft.
La posibilidad de saltar de carrerilla hacia una pared y correr sobre ella para alcanzar un determinado punto o alternarla con otra rebotando para ascender, nos traslada igualmente a los momentos más veloces del Príncipe de Persia. Y cuando nos encontramos en gigantescos parajes al aire libre, montañas desérticas, minas y paisajes parecidos a la ciudad de Petra, es inevitable acordarnos de Nathan Drake, el protagonista de Uncharted o del mismísimo Batman al disparar el gancho para escalar.
Un juego que tiene de todo
A pesar de todo esto, el juego no se siente como una copia sino como la utilización de recursos que hemos visto en grandes aventuras enriqueciendo la jugabilidad de este título, que cuenta con casi todo. Mesas de trabajo para modificar nuestras armas, la espada láser, la espada láser doble o la pistola de rayos incluyendo mejoras para el pirateo y combate de nuestro fiel robot BD-1 que se comporta como un cachorrillo. Lugares de meditación en los que podemos abrir arboles con mejoras para un sinfín de parámetros: posturas de combate, ventajas, habilidades, entrenamiento e incluso un viaje rápido para avanzar por el extenso mapa.
Además, Cal puede conseguir la habilidad de amaestrar especies para que le ayuden en los largos recorridos, ya sea montando a lomos de curiosos bípedos o agarrando las patas de un pájaro con grandes alas de murciélago, para que nos ayude a descender de lugares elevados planeando. También puede usar la fuerza para hacer crecer un montículo y así poder encaramarse a él. Pedirle a BD-1 que se dedique a cultivar recursos botánicos en zonas específicas. E incluso bucear en pequeños lagos de aguas tan transparentes que dan la sensación de estar verdaderamente frías.
Hay un montón de escenarios que guardan similitudes acentuadas con nuestro planeta Tierra, a pesar de que la ciudad en donde apresan a Cal, como peligroso último Jedi, podría ser perfectamente la Cosmópolis de Blade Runner. Sin desvelar el emotivo final, podemos adivinar una continuidad en la franquicia. Y como ya viene siendo habitual desde que el formato digital entró en nuestras vidas, se han descubierto fallos de rendimiento al jugar en ordenadores, que serán subsanados a base de parches. Ese es el mal de la industria del entretenimiento en pleno siglo XXI.
Star Wars: Jedi Survivor está disponible para PlayStation 5, Xbox series y Pc.