El consumo de porno y las redes, posibles causantes de disfunción mental en jóvenes
Así se ha planteado este jueves en el III Encuentro de adolescentes, familia y salud emocional organizado por Amalgama7
Los impactos sexuales que recibe la población infantil y juvenil a través del consumo de pornografía o de experiencias negativas en redes sociales, como el ciberacoso, conllevan un efecto en los adolescentes que a menudo se traduce en disfunciones emocionales y mentales y en una hipersexualidad precoz.
Así se ha planteado este jueves en el III Encuentro de adolescentes, familia y salud emocional organizado por Amalgama7, Fundación Portal y Fundación Once sobre la hipersexualización de los adolescentes y el consumo de pornografía en el ámbito infantojuvenil.
En él se ha dialogado sobre si el modelaje actual que reciben los adolescentes en relación con el sexo, la sexualidad y la pornografía es correcto e inevitable y si se pueden establecer límites o prohibiciones de consumo.
El acto lo ha abierto la especialista en protección de la infancia de Save The Children, Cristina Sanjuán, que ha expuesto el informe ‘(Des)información sexual: pornografía y adolescencia‘ realizado por dicha entidad y que recoge que más de la mitad de la población, un 53,8%, consume pornografía por primera vez entre los seis y los 12 años.
«El papel de las familias es educar desde el acompañamiento y perder este tabú que hay hablando de la sexualidad porque estamos dejando que la pornografía lo haga por nosotros», ha aseverado Sanjuán, que ha matizado que hay que hacerlo «desde el diálogo y pensamiento crítico» en vez de a través del control parental, que «tiene sus límites y no les va a acompañar toda la vida».
Precisamente sobre lo que pueden hacer las familias, el psicólogo y experto en adicción a las nuevas tecnologías y director de Desconecta, Marc Masip, ha referido que «antes de trabajar con los niños hay que empezar con un paso anterior, mirar hacia nosotros» para entender sus necesidades.
Clases de educación sexual
En el encuentro también ha intervenido una adolescente perteneciente a Amalgama7, Alejandra, que ha reivindicado que impartir «clases de educación sexual» ayudaría a los niños y adolescentes a aprender sobre las relaciones de tipo afectivo-sexuales y ha recordado que cuando era niña «pensaba que hacer el acto sexual iba a ser como salía en los vídeos».
El director general de Juventud de la Comunidad de Madrid, Nikolay Yordanov, ha alegado que una de las problemáticas, además de las redes sociales y de la amplia cantidad de páginas que se pueden consultar, está en que «los padres muchas veces no son conscientes de qué es lo que sucede cuando deciden dar un teléfono a sus hijos con un acceso en el que puedes consultar cualquier cosa».
Por eso ha planteado que lo que hay que intentar es «aprovecharse de ello» y «utilizar herramientas para llegar a la gente joven y de alguna manera intentar contarles lo que contamos aquí pero en su lenguaje», como ofrecer servicios psicológicos por redes o mensajería o incentivarlo a través de influencers.
Una de las posibles soluciones y retos que ha propuesto el director del área de psiquiatría de Amalgama7, Jordi Royo, es «no infantilizar y dejar de aislar a los niños del mundo adulto», es decir, «responsabilizarlos, hablar con ellos y ganarse como adultos el lugar de respeto para que el niño pueda transitar hacia la vida adulta», ha declarado.