La dieta que puede salvar al planeta también te puede hacer vivir más, según Harvard
El futuro por duplicado para planeta y tu propia existencia para por cambiar estos hábitos de consumo
Con la Universidad de Harvard de por medio y sus recomendaciones hemos topado para ponernos orteguianos en lo que a dieta se refiere. Según una reciente publicación de esta prestigiosa institución, hay un determinado tipo de dieta que no sólo nos permitiría vivir más —lo cual siempre es deseable—, sino que también haría del planeta un lugar más sostenible.
Sacada a la luz en el pasado congreso Nutrition 2023, celebrado en la ciudad estadounidense de Boston, varios investigadores de Harvard publicaron las conclusiones de un estudio en el que comparan dos parámetros que, como decimos, podían ser orteguianos. Es decir, «yo soy yo y mis circunstancias, y si no la salvo a ella no me salvo yo», como explicaba en Meditaciones del Quijote.
De esta manera, Harvard elabora lo que bautizaron como Índice Dietético de Salud Planetaria y lo correlacionan con la dieta de más de 100.000 personas. El resultado, curioso pero, quizá no sorprendente, era que las personas que se adscribían al quintil más alto de este índice tuvieron un riesgo de muerte —independientemente de la causa— mucho menor que los del quintil más bajo.
Es decir, nuestra dieta no sólo puede salvarnos a nosotros, sino también al planeta. Convertido en un macroestudio —se han tardado más de tres décadas en elaborarlo—, los resultados son claros. Aquellos que pertenecían a esa mayor adscripción al citado índice tuvieron un 25% menos de riesgo de muerte que los que no se adherían al índice.
La dieta que según Harvard te salva a ti y al planeta
No es la primera ver que hemos sacado a colación una publicación de Harvard. De hecho, en THE OBJECTIVE hemos hablado varias veces de determinadas investigaciones de esta universidad. Es el caso del citado como Plato Harvard que, en términos nutricionales indica cómo debería ser la composición de nuestra alimentación día a día.
En este caso, el Índice Dietético de Salud Planetaria es mucho más ambicioso al ir más allá de las personas y vincularse con un objetivo global. Lo cierto, según se desprende de la investigación, es que hay una dieta que nos puede salvar por duplicado. De hecho, se cataloga que esta dieta que respeta al planeta o al medio ambiente nos repercute positivamente, según esta dieta que Harvard preconiza.
Se reducirían de esta manera enfermedades como el cáncer, pero también patologías cardiovasculares, neurodegenerativas o respiratorias. Con ello, por tanto, se reducía de forma sistemática el riesgo de muerte. Curiosamente, en el caso de las mujeres analizadas en estas cohortes también se apreciaron reducciones en las muertes por infecciones. La cuestión ahora es saber qué comer para salvarnos a nosotros mismos y, de paso, también al planeta.
Qué alimentos deben formar parte de esta dieta
No sólo Harvard ha hablado de esta dieta. También la comisión EAT-Lancet, donde un grupo de investigadores a nivel mundial que avalan no sólo intervenir en lo que comemos. Apuntan, del mismo modo, a cómo comemos o cómo lo preparamos. En este sentido, además de recomendar determinados grupos de alimentos, hacen hincapié en la elaboración o en algo tan aparentemente nimio con la forma de comerlo.
De manera muy resumida, avalan que nos adhiramos a los vegetales como fuente de proteínas. Invitan así a que, al menos, consumamos 125 gramos de legumbres al día. Entre los ejemplos que citan, podemos ver judías secas, lentejas, guisantes y garbanzos. Para contrarrestar así el consumo elevado de carne, dan ciertas pautas de lo que sería una ingesta semanal sostenible y responsable, citando como máximo 98 gramos de carne roja, 203 gramos de pollo y 196 gramos de pescado.
Curioso ver al pescado en esta diatriba. Pero también mencionan en esta dieta que Harvard sugiere a determinados ingredientes que deberían ser capital bajo lo que llaman incrementar, diversificar y reducir. De esta manera, apuntan a aumentar las cantidades de frutas, verduras, frutos secos, legumbres y granos integrales. Por contra, apuntan a una reducción de las carnes rojas y de los lácteos.