La bicicleta, gran aliada del ejercicio durante la madurez
A cualquier edad, una buena pedalada puede venirnos bien y hay ejemplos tan claros como estos
Puede que no le faltase razón a la novela Las bicicletas son para el verano, luego transmutada en película. Pero tampoco le falta razón a la afirmación de que montar en bicicleta es para todas las edades. Sí, incluso para las personas maduras y para la tercera edad, que pueden ver en el ciclismo una forma divertida y, sobre todo, funcional de ponerse en marcha.
Es evidente que, en función de la edad, cambia el tipo de ciclismo que se realiza, pero eso no tiene por qué significar bajarse de los pedales. Especialmente si se ha practicado ciclismo toda la vida y se ha convertido en una rutina más. De hecho, puede ser un deporte más que recomendable a medida que aparezcan determinadas patologías.
Como es lógico, no todo vale a la hora de subirse a la bicicleta cuando ya tenemos una cierta edad. Hay riesgos, evidentemente, pero se trata de no ejercer un ciclismo de competición o especialmente complejo. Como es lógico, no hace falta convertirse en Jonas Vingegaard ni en Tadej Pogačar, ni en emular sus logros en el Tour de Francia.
Más bien todo lo contrario: un ejercicio lúdico, sin exigencias y conociendo perfectamente nuestras limitaciones. También, dentro del sentido común, comprobar que no deberíamos ejercitarnos con temperaturas elevadas ni en las horas centrales del día, consejos que ya te dimos en THE OBJECTIVE al hablar de los riesgos de un golpe de calor.
Aun así, no está exento de peligros, pero son peligros que podrían ser similares a los que nos rodean en el día a día. Sin embargo, montarse en una bicicleta a partir de la madurez es un buen ejercicio para no castigar más ni a nuestros músculos ni a nuestras articulaciones.
Los beneficios de montar en bicicleta durante la madurez
Cualquier deporte, independientemente de la edad, es bien recibido. No obstante, hay ciertos factores físicos que pueden lastrarnos. A partir de los 60 años es más habitual que ciertos problemas reumáticos como la artritis o la artrosis hagan aparición. Por ese motivo, un extra de trabajo para nuestras articulaciones puede no ser bien recibido. Algo habitual cuando, por ejemplo, corremos o caminamos, ya que son ejercicios con un impacto articular mayor que el que supone la bicicleta.
¡Ojo! Esto no significa que la bicicleta no tenga también su carga articular, especialmente en la reiteración del movimiento, pero sí que es mucho menos lesiva que caminar o correr. En cualquier caso, además debemos tener claro que la bicicleta también nos expone a determinados riesgos como el tráfico o las caídas. Por este motivo, la recomendación al montar en bicicleta sería que practicásemos ciclismo en rutas habilitadas para ello y ajenas al tráfico como vías verdes o dentro de parques y jardines.
Además, las opciones para este tipo de usuarios son amplísimas. No hace falta además apostar por bicicletas complejas. Si el equilibrio fuera un problema, siempre hay opciones de tres ruedas. Del mismo modo que hay bicicletas reclinadas, por si tuviéramos problemas de espalda. Además, podemos apoyarnos en bicicletas eléctricas que nos permitan realizar un ejercicio moderado sin renunciar al placer de las pedaladas. En cualquier caso, está claro que montar en bicicleta está lleno de beneficios.
Como es evidente, el uso de la bicicleta permite mantener el tono físico y consumir calorías, mejorando nuestra salud cardiovascular y pulmonar. En un sentido parecido, montar en bicicleta al aire libre nos permite combatir el estrés. Además, puede ser un ejercicio fácil de compartir e incluso de practicar en familia.
Cómo practicar ciclismo seguro al montar en bicicleta
Aparte de las pautas de hidratarse y evitar las horas centrales del día, practicar un ciclismo senior implica tener en cuenta más factores. Especialmente porque los riesgos ante una caída, por leve que sea, podrían ser más complejos que siendo más jóvenes. Eso no significa que nadie se libre, pero sí de que la gravedad de un incidente nimio pueda ser mucho mayor. Si sabemos, por ejemplo, que padecemos un riesgo alto de rotura ósea u osteoporosis, quizá sea mejor buscar otros deportes.
Aun así, las claves pasan por tener cabeza, ser sensatos y vigilar cualquier pequeño detalle al montar en bicicleta. El primero de ellos es siempre avisar que salimos con la bicicleta, prefiriendo las excursiones o salidas acompañado antes que solos. Junto a ello, ciertas máximas a cumplir con la bici. No sólo que nos ‘quede’ bien, sino también que la dotemos de señalizaciones —como un timbre o claxon—, de retrovisores y que procuremos ser lo suficiente visibles para la circulación.
Obviamos el hecho de recordar que el ciclista también debe avenirse a las leyes del tráfico y que, teniendo en cuenta su fragilidad, apueste por rutas sencillas, previamente pensados y que estén lo más exento de tráfico rodado posible. Se trata de montar en bicicleta como un pasatiempo, no en una dificultad o un peligro más.
En ese sentido, algo tan evidente como nuestra ropa puede jugarnos malas pasadas. Por eso, mejor echar un vistazo a que no se quede enganchada en la cadena o en el sillín y pueda costarnos una caída. También y como es lógico, busquemos aumentar la protección en la medida de lo posible con cascos que nos ajusten bien y con otras protecciones como coderas o rodilleras si fuera necesario.