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Así influye hacer deporte en tu cerebro, sobre todo si padeces depresión

Buscar una actividad física que resulte placentera y no verla como una obligación son algunos de los consejos para empezar a hacerla

Así influye hacer deporte en tu cerebro, sobre todo si padeces depresión

Una mujer haciendo ejercicio | Pixabay

El ejercicio físico puede ayudar a prevenir trastornos como la depresión e, incluso, a recuperarse de ella en caso de padecerla (siempre complementándolo con tratamiento psicológico y farmacológico). Practicar deporte con regularidad es, como ya han demostrado multitud de estudios, un potente aliado para la salud, tanto física como mental.

El jefe de sección de Psiquiatría en el Hospital Universitario Ramón y Cajal, José Manuel Montes, explica en un artículo para Rethink Depression cuáles son algunos de los beneficios que puede aportar el deporte a las personas que padezcan este trastorno: «El papel de la actividad física es muy relevante tanto en la prevención como en el tratamiento de la depresión».

El doctor explica que «su práctica regular va a producir una serie de modificaciones a nivel de la neuroquímica cerebral, que se van a traducir en una mejora de la sintomatología depresiva. Para prevenir y mantener una salud mental plena es muy recomendable realizar ejercicio físico regular, si puede ser, de intensidad moderada».

Los principales beneficios de practicar deporte para la depresión

Una deportista con un balón voleibol.
Una mujer con un balón de voleibol. Foto: Pixabay

Algunas de las principales ventajas de hacer ejercicio para aquellas personas con depresión son:

  • Estimula la liberación de endorfinas, que hacen a la persona sentirse bien, así como otras sustancias químicas cerebrales naturales que pueden que pueden mejorar la sensación de bienestar.
  • Ayuda a eliminar las preocupaciones para alejarse de los pensamientos negativos.
  • Permite disfrutar de una actividad placentera que, en sí misma, es reconfortante.
  • Contribuye a regular los ritmos circadianos, ya que el ejercicio físico permite favorecer la normalización de los ritmos cronobiológicos que están alterados en la depresión. Por ello, es normal que las personas que la padecen duerman peor y tengan menos energía, porque la diferencia entre la vigilia y el sueño se difumina. Al introducir una actividad física durante el día, el sueño va a mejorar, lo que también repercutirá en la mejoría de los ritmos circadianos.
  • Favorece las relaciones sociales, ya que puede ayudar a conocer a otras personas y socializar con ellas. También está la opción de practicar deporte en compañía y hacer deportes de equipo.
  • Permite ganar confianza ya que, alcanzar las metas o desafíos del deporte, incluso los más pequeños, puede promover la confianza en si mismo.

Cómo empezar a hacerlo

Una persona corriendo
Una persona corriendo. Foto: Pixabay

A pesar de los beneficios ya mencionados, empezar a hacer actividad física puede ser difícil y, sobre todo, puede costar mantenerla en el tiempo. «Si se tiene una rutina habitual, lo ideal sería mantenerla o reanudarla cuanto antes», asegura el doctor Montes.

«Si, por el contrario, no se realiza ejercicio físico o se lleva mucho tiempo sin practicarlo, la clave está en elegir una actividad placentera e iniciarla de forma suave, poco a poco. Si no se está acostumbrado, se puede comenzar por caminar unos 30 minutos al día, de forma continuada, para convertirlo en un hábito. Las rutinas hay que mantenerlas, y eso requiere de motivación y conlleva una repetición diaria», explica.

Por tanto, la motivación juega un papel fundamental para implantar una periodicidad en la práctica deportiva. Estos son algunos consejos que podrían ayudar a ello:

  • Contar con el apoyo de un médico que pueda orientar.
  • Buscar una actividad física que resulte placentera y se disfrute haciendo.
  • No pensar en la actividad física como una obligación, sino como si fueran sesiones de terapia y algo que va a ayudar a mejorar la salud no solo física sino también mental.
  • Preparase para afrontar posibles obstáculos; no hacer ejercicio un día no significa que ya haya que tirar la toalla, solo hay que volver a intentarlo al día siguiente.
  • Analizar las barreras, saber cuáles son los impedimentos para ser físicamente activos y buscar la forma de superarlos.
  • Fijar metas razonables, pensando en términos realistas sobre qué es posible hacer y empezar el deporte de forma gradual.

En cuanto al tiempo diario de deporte, el doctor recuerda que lo recomendable es «en torno a los 150 minutos de ejercicio moderado a la semana». «Eso nos va a ayudar a mantener una salud mental apropiada», concluye. Según diferentes estudios, el deporte aeróbico (correr, nadar, montar en bicicleta…) ofrece más beneficios que aquel basado en la fuerza. No obstante, toda la actividad física que implique levantarse del sillón y mover el cuerpo puede ayudar a mejorar el estado de ánimo.

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