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Estos son los efectos secundarios de la depresión

La somatización ocurre cuando alguna emoción o sentimiento da lugar a dolencias físicas

Estos son los efectos secundarios de la depresión

El dolor de espalda puede presentarse como un efecto de la somatización. | Pixabay

Algo importante a tener en cuenta al hablar de uno de los efectos de la depresión es que la hipocondría y la somatización no son lo mismo. En el primer caso, la persona se caracteriza por la preocupación constante por padecer una enfermedad. No importan ni los consejos médicos ni los resultados que reciba esa persona, nunca podrá quedarse tranquila. En el caso de la sintomatización, por el contrario, los síntomas son completamente reales.

Algunos ejemplos son el dolor de tripa o la falta de hambre al estar nervioso, incluso el ruborizarse al pasar vergüenza o estar expuestos frente a otros. Incluso hay una gran cantidad de expresiones idiomáticas que hacen referencia a partes del cuerpo, órganos y actitudes corporales, que hacen referencia a algunas emociones o ideales. Algunos ejemplos son «tener un nudo en la garganta» u «ojos que no ven, corazón que no siente».

«Podemos definirlas como somatizaciones porque cuerpo-mente es una unidad: las emociones aparecen reflejadas en nuestro cuerpo y los procesos corporales como un dolor de muelas, por ejemplo, repercuten en nuestro ánimo. Son manifestaciones normales y en general pasajeras. Hay personas que por su historia vital tienden a expresar sus emociones predominantemente con una parte de su cuerpo», explica la psicóloga y miembro de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires Paola Bonelli a Con Bienestar.

Cuando aparezcan este tipo de síntomas, el primer paso es descartar una posible patología médica. Tras hacer esto, hay que ver cuáles son los factores de estrés que contribuyen a que aparezcan estos síntomas. Para ello, habrá que recibir asistencia psicológica. De forma habitual, hay que analizar la forma de ver el mundo que tiene la persona e intentar «reorganizarlo» de forma que no aparezcan esas dolencias.

«Estos cuadros afectan a niños, adolescentes y adultos. Muchas veces, hay toda una historia de estos trastornos, por ejemplo, personas con psoriasis en la infancia y en la juventud presentan colitil ulcerosa», señala la psicóloga.

Cuál es el perfil de una persona que somatiza

El psicoanalista David Liberman describió a las personas que somatizan como aquellas que se sobreadaptan a la realidad ambiental de una forma disociada de sus necesidades y posibilidades emocionales. Estas personas suelen presentar ciertas características:

  • Valoran el rendimiento laboral y son hiperexigentes (trabajan muchas horas al día, incluso los fines de semana). Sin embargo, no pueden escuchar los mensajes de su cuerpo, ni a su familia cuando les dice que paren.
  • Separan los procesos intelectuales de los corporales, como si la mente y el cuerpo pudieran ir por separado.
  • En general, llegan a la consulta psicológica porque los ha derivado su médico, pero no son conscientes de que están sufriendo.

Una buena forma de aliviar los síntomas de la somatización es empezar a expresar lo que se siente y, además, buscar apoyo. Ambos casos no solo van a mejorar la salud mental, sino que también ayudarán a disminuir los niveles de estrés que provoca la somatización.

Si estos cambios, además, van acompañados de un estilo de vida saludable la persona podrá obtener muchos más beneficios para la salud, tanto física como mental. La actividad física, un buen horario de sueño y cuidar la alimentación son algunos de los hábitos que pueden ayudar, aunque hay algunos más.

Una mujer meditando
Una mujer meditando. Foto: Pixabay

Ejercicios para paliar la somatización

  • Reconocer las emociones negativas

Reconocer las emociones negativas con las que se convive a diario es algo imprescindible para dejar de somatizar, ya que pueden ser la principal razón por la que esto ocurre. Identificarlas y expresarlas en voz alta es la mejor forma de no retroalimentarlas. Además, tomar conciencia del momento presente ayudará a reducir tanto la ansiedad como el estrés.

  • El cuerpo es la clave para revertir una respuesta fisiológica negativa

Aquí es cuando entran en juego los hábitos saludables. Algo tan sencillo como caminar genera energía y aporta grandes beneficios tanto al cuerpo como a la mente. Además, cuidar las defensas es fundamental ya que ayudan a evitar los síntomas de la somatización.

  • Respirar lenta y profundamente

Realizar ejercicios de respiración y relajación de forma lenta y profunda, colocando una mano sobre el abdomen y otra sobre el corazón, ayudará a relajar tanto el cuerpo como la mente. Esto es algo necesario para mejorar tanto la estimulación como la conexión cuerpo-mente, lo que ayudará a dejar de somatizar.

  • Actividades relajantes

Poner en práctica técnicas de control de estrés o realizar ejercicios de mindfulness ayuda a evitar la somatización. El sistema nervioso se relaja a través del ejercicio físico o de actividades que le resultan placenteras como la música, la lectura o la meditación.

Hay diferentes ejercicios que benefician el equilibrio entre la mente, el cuerpo y el bienestar. Buscar un lugar tranquilo, usar ropa cómoda y adoptar una postura adecuada son clave para que el ejercicio sea beneficioso. Además, es importante recordar que la clave no está en el tipo de técnica, sino en incorporar las rutinas en el día a día.

Escuchar música ayuda a relajarse.
Escuchar música ayuda a relajarse. Foto: Pixabay
  • Escuchar música

Al escuchar música aumenta la producción de dopamina, un neurotransmisor que activa el centro de placer. Así, se produce una sensación de alegría y desconexión en el cerebro. Además, esta actividad también tiene otros efectos positivos como aliviar el dolor, estimular el aprendizaje, la concentración y reducir la presión arterial.

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