Hard seltzer: los peligros detrás de estos refrescos alcohólicos de moda
Aparecieron como un rayo con menos calorías y menos alcohol, pero siguen sin ser la panacea
Quizá no te suene el concepto. O quizá no todavía, pero es posible que en tu entorno ya haya surgido el binomio hard seltzer. Especialmente en verano, momento en que bebemos más y buscamos alternativas menos alcohólicas con las que refrescarnos. Ahí, para compartir el nicho de cervezas, sidras y, en menor medida, vino, entra como un obús un producto que ya está en los lineales de los supermercados.
Impelido por las grandes compañías de refrescos y bebidas carbonatadas, los hard seltzer empiezan a proliferar. No sólo en lineales, también en hostelería, haciendo su particular agosto en terrazas y afterwork bajo una premisa: menos alcohol que una cerveza y menos calorías que un refresco.
Lo malo, como es evidente, es que en ningún caso es un producto exento de alcohol ni exento de calorías. Más aun, cubierto de un manto más amable que el de bebidas alcohólicas más potentes, el hard seltzer parte de inicios más teóricamente naturales. O, cuanto menos, más vinculados a zumos de frutas y a agua mineral.
No obstante, conviene comprender qué hay de verdad en ello y cuáles son los riesgos y peligros de un hard seltzer que, en esencia, no deja de ser una bebida alcohólica. A su favor juega el marketing, evidentemente. Definidos como hard seltzer, concepto comercial al que a priori es difícil buscarle las cosquillas. No obstante, si hubiera que definirlo pensaríamos en ellos como un agua gaseosa alcohólica o un refresco alcohólico.
La ventana por la que se cuelan los hard seltzer
Los ingredientes fundamentales de los hard seltzer son agua, un monosacárido —azúcares o siropes— y aromas de frutas. El azúcar es fundamental para arrancar una fermentación. Parecido a lo que sucede con la cerveza, que será el que ofrezca el grado alcohólico del hard seltzer. Luego se añade carbónico y distintos aromas frutales, a cada cual más variado u original. Lo cierto es que todos parten de aromas —nunca de la fruta directamente— más ciertos aditivos como correctores de acidez, acidulantes y potenciadores del sabor, aunque no todas las marcas los usan.
Las opciones son variadas: limón, melocotón, maracuyá, mango, açai, fresa… Al menos en las opciones que más a menudo se ven en España. Distinta es la situación en Estados Unidos donde encuentran un mercado más maduro y con muchas más variedades. En cualquier caso, el hard seltzer entra por la vista —con packagings sugerentes— y en el gusto a través de un sabor más dulce que el de la cerveza, el vino o la sidra.
Estas tres categorías, en especial las dos primeras, se caracterizan por una mayor acidez y amargor. Allí, al consumidor joven, se dirige el hard seltzer con una estrategia dulzona que los hace, a priori, menos difíciles de beber que a cervezas o sidras.
De esta manera, se posiciona como una alternativa aún dentro del alcohol. Algo menos nociva —esa es su pretensión— y accesible que lo que supone la cerveza o la sidra. Además, también permite ser la puerta de entrada de las personas que acostumbran a tomar refrescos o bebidas energéticas, que encuentran en este trago más similitudes.
La realidad del hard seltzer
Como es lógico, las burbujas del hard seltzer no son inocuas. Aunque en nuestro país el desembarco está siendo paulatino, empieza a verse con frecuencia. Al menos con un par de marcas que trabajan media docena de referencias entre ambas. Las dos se apoyan en un menor contenido alcohólico, en una cantidad baja de calorías y en ese perfil lifestyle del hard seltzer, casi erigido en refresco.
Sin embargo, la realidad del contenido alcohólico no es muy inferior a la que vemos en las cervezas más habituales de nuestro país. Entre 4,2% y 4,7% de alcohol es lo que aparece en los hard seltzer que se ven en España. Por compararlos, las cervezas de estilo clásica españolas se sitúan en los 4,8%, mientras que las de estilo especial ya se asoman a los 5,5%. Depende de la marca, evidentemente, pero las cervezas convencionales se van a mover siempre en esa horquilla.
Evidentemente, tienen más alcohol que el hard seltzer, pero no una diferencia abismal como para que uno pueda ser una opción más saludable. No obstante, también juegan otra baza: la del gluten free. Aunque es un concepto que, a priori, sólo interesa a celíacos e intolerantes al gluten, lo cierto es que es otro reclamo comercial importante.
La cuestión de las calorías
El tercero, como se indicaba al inicio, es entrar en la batalla de las calorías. Sí, los hard seltzer tienen menos calorías que la cerveza. En promedio, un hard seltzer tiene unas 29kcal por cada 100 mililitros. Las cervezas tradicionales suelen estar en 42kcal por cada 100 mililitros, es decir, una tercera parte más de lo que ofrecen estas bebidas gaseosas alcohólicas. En cualquier caso hablamos de calorías vacías que provienen de azúcares añadidos, por muy teóricamente naturales que sean estos azúcares. De ellos, de hecho, ya te hablamos en THE OBJECTIVE.
Por tanto, sí: los hard seltzer tienen menos calorías y menos alcohol que las cervezas —en líneas generales—, aunque también son más caros. Sin embargo, no tienen ni menos alcohol —ni menos calorías— que las cervezas sin alcohol o las cervezas 0.0%. Lo que resulta evidente es que estos dos casos serían mejores alternativas. Aparte estaría el nicho de la cerveza con limón, que puede ser menos alcohólica que el hard seltzer, pero más calórica en ciertos casos. En cualquier circunstancia, conviene siempre echar un vistazo a la información nutricional.
El riesgo del hard seltzer
Comprobando que tienen menos alcohol y menos calorías, es cierto que esa es la puerta de entrada del hard seltzer y que es una evidencia. El problema llega cuando se convierte el hard seltzer en una alternativa que se considere inocua. Bien por su sabor más dulce, bien por la apariencia o bien por la baza con la que entra.
La realidad es que sigue siendo consumo de alcohol. Especialmente relevante cuando comprobamos que en España hay un consumo intensivo de alcohol en el 16,7% de la población entre los 18 y 64 años. Puede pasar más desapercibido bajo un nombre —hard seltzer— y un sector —el de un público joven— que lleve a equívocos sobre sus bondades, pero alcohol. Del mismo modo, conviene recordar que al ser una bebida alcohólica nunca será una alternativa para mejorar la hidratación.