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Qué son realmente los bífidus: todo sobre esta bacteria buena para tu estómago

No todas las bacterias son malas y este es sólo uno de los ejemplos que pueblan nuestro cuerpo

Qué son realmente los bífidus: todo sobre esta bacteria buena para tu estómago

Bífidus

Llevamos toda una vida oyendo hablar de los bífidus. Los bífidus esto, los bífidus lo otro, pero ¿quiénes son y dónde se encuentran? Muy populares por su vinculación con el mundo de los lácteos, especialmente los yogures y los lácteos, a los bífidus se les han atribuido propiedades casi milagrosas desde hace décadas.

Hay parte de verdad en ello, evidentemente, pero también hay que tener claro realmente a qué nos referimos cuando hablamos de bífidus y comprender que, entre otras cosas, están dentro de nosotros. Quizás esto le sorprenda a más de uno que pensara que siempre eran agentes externos, pero lo cierto es que estas bacterias están presentes en nuestro organismo. Y, curiosamente, no sólo están presentes en nuestro estómago, que es lo que más a menudo solemos pensar.

Y sí, estáis en lo cierto, los bífidus son bacterias. De las buenas, claro, pero bacterias. De hecho, tienen un nombre científico bastante más largo, pero conviene no estirarlo más de la cuenta. Lo cierto, como también podéis imaginar o recordar, es que son bacterias que le hacen bien a nuestro organismo. Especialmente a nuestra salud intestinal, por eso cogieron la fama que tienen respecto a ayudarnos a digerir mejor o a ir mejor al baño.

No están solos. De hecho, se estima que en nuestro sistema digestivo hay alrededor de 1.000 especies distintas de bacterias. Por este motivo, los bífidus son sólo la punta de un iceberg bacteriano que, como veremos, tienen mucha importancia. No obstante, la ausencia o bajos niveles de determinadas bacterias pueden estar vinculadas a algunas enfermedades.

Qué son los bífidus

Una mujer hace un gesto de un corazón delante de su estómago
La salud intestinal, así como ciertas enfermedades autoinmunes están muy relacionadas a la presencia de las bífidobacterias. ©Freepik.

Lo que solemos sintetiza con el nombre de bífidus no es otra cosa que un determinado tipo de bacterias o, más bien, las bifidobacterias. Se trata de un género bacteriano grampositivo, inmóvil y anaeróbico que están presentes por todo el tracto intestinal, pero también en la vagina o la boca. No obstante, la mayor parte de bifidobacterias que el ser humano tiene y genera están en lo que llamamos microbiota.

Aunque hay decenas de especies de bifidobacterias distintas, la que más relevante resulta para entender este conglomerado bacteriano es la Bifidobacterium spp. Entre sus funciones está la digestión de la fibra y de otros carbohidratos complejos —oligosacáridos— que el cuerpo no puede digerir con facilidad. Presente en el intestino grueso, esta bacteria en forma de y griega —por eso el bífida— actúa sobre los procesos inflamatorios y, además, actúa como escudo contra los patógenos debido a su carácter acidificante.

Suavizado, diríamos que los niveles de pH que genera en el intestino grueso complican la existencia de esos patógenos, incapaz de vivir en un ambiente tan ácido. Algo parecido a lo que pasa con los Lactobacillus spp, que son una bacteria recurrente en el intestino delgado y que tienen una función similar. Sin embargo, las bífidobacterias y los lactobacilos no son lo mismo.

Entre las curiosidades de los bífidus —o de las bífidobacterias— está su gran relevancia durante la lactancia. Debido a que el sistema digestivo de los bebés no está demasiado desarrollado, estas bacterias son fundamentales para digerir los azúcares de la leche materna, razón por la que estas bacterias son las más abundantes en la microbiota intestinal del menor.

Los beneficios de los bífidus (bífidobacterias)

Como hemos comentado, este tipo de bacterias están naturalmente presentes en nuestro cuerpo. Sin embargo, determinadas costumbres o hábitos pueden eliminarlas. El consumo de antibióticos y de cierto tipo de antiinflamatorios son enemigos naturales de las bacterias. También el estrés y determinados tóxicos como el alcohol o el tabaco contribuyen a su reducción, como una dieta poco equilibrada y ciertas infecciones intestinales.

Una mujer apunta ante varios platos de comida
Nuestro cuerpo genera de forma natural estos bífidus, pero también los podemos ‘matar’ sin pretenderlo. ©Freepik.

Sin embargo, de forma natural —si no la torpedeamos— nuestro cuerpo genera esta masa bacteriana que podemos alimentar consumiendo determinados alimentos probióticos que ahora detallaremos. No obstante, hay pruebas científicas que avalan que niveles bajos de bífidobacterias están relacionados con numerosas enfermedades, algunas de ellas inmunitarias.

Celiaquía, obesidad, diabetes, asma alérgica o dermatitis están entre los casos más citados, aunque no son los únicos. En el otro caso, en las bondades, lo cierto es que los bífidus pueden repercutir positivamente en nuestra salud. Hay estudios que prueban sus virtudes a la hora de reducir el impacto de enfermedades como el síndrome del intestino irritable o la colitis ulcerosa. También que podría tener relación con una reducción del índice de masa corporal, así como del colesterol y una menor incidencia del síndrome metabólico, del que ya te hablamos en THE OBJECTIVE.

Cómo aumentar nuestro nivel de bífidobacterias

Varios alimentos ricos en bífidus
Las frutas, las verduras y los cereales integrales ayudan a desarrollar la flora bacteriana. ©Freepik.

No es necesario caer en el reclamo de los bífidus para pensar que los necesitamos para mejorar nuestro nivel de bífidobacterias. De hecho, hay alimentos que quizá no hayas contemplado dentro de esa lista de la compra y puedan venirte bien. No obstante, es habitual que caigamos en el error de identificar bífidus con productos lácteos, cuando no sólo los lácteos podrían ayudarnos.

En este sentido, lo evidente es apostar por alimentos ricos en fibra como los cereales integrales. También las frutas o las verduras, pues suponen nutrir a estas bacterias que fermentan este tipo de carbohidratos. Del mismo modo, incorporar a la dieta determinados alimentos fermentados como el yogur, el kimchi o el chucrut también favorecería a nuestro nivel de bífidobacterias, pues son ricos en bacterias saludables.

También conviene recurrir a alimentos que sean ricos en polifenoles. Este tipo de antioxidantes, presentes en el aceite de oliva virgen extra, el cacao, los frutos rojos, la remolacha, el tomate y los ajos y cebollas —entre otros alimentos—, pueden ser descompuestos por la flora bacteriana y, además, aumentar la cantidad de bífidus.

Por último, no menos importante sería incorporar a la dieta determinados probióticos (presentes en los lácteos y en otros fermentados) y prebióticos, como la inulina (frecuente en ajo y cebolla), los fructanos (los cereales, principalmente integrales) y los frutooligosacáridos, que son alimentos ricos en fibras solubles y suelen ser vegetales como el puerro o el espárrago.

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