Xuan Lan, gurú del yoga: «¿Por qué quitamos la tensión pegando a un saco y no meditando?»
Xuan Lan presenta su último libro donde cuenta sus vivencias en torno al yoga y también en cómo acercarse a él
A Xuan Lan (París, 1974) el yoga le cambió la vida. No es una frase hecha. Tampoco un claim de autoayuda. De origen vietnamita, pero nacida en Francia, Xuan Lan creció en un ambiente que, aun cariñoso, era poco dado a la manifestación de las emociones. Parte de estas vivencias las desglosa en La buena hija vietnamita (Editorial Grijalbo) donde también cuenta en primera persona cómo llegó al mundo del yoga.
Convertida en referencia de esta práctica en nuestro país y con una comunidad que a través de sus cursos, talleres y clases, además de redes sociales, le siguen casi tres millones de personas, Xuan Lan ha experimentado personalmente ese camino zen que ahora es su modus vivendi. Lo lleva haciendo desde 2012 de manera profesional, aunque su vínculo con las prácticas del yoga se remontan a hace más de dos décadas.
Voz autorizada en el sector, Xuan Lan ha aprovechado también su tercera obra, marcada por ese tinte autobiográfico, para dejar pinceladas de cómo adentrarse en el mundo del yoga. Dividido en tres extensos capítulos, el libro explica sus orígenes, su formación y cómo ha acabado convirtiendo el yoga en su forma de vida. Lo que sí tiene claro, explica Xuan Lan a THE OBJECTIVE, es que «no se trata de un libro para presentarme ni para hablar de mí».
Aparte de eso, Xuan Lan ha promovido su propia plataforma online con XLY Studio y es profesora certificada de Vinyasa Hatha yoga, aunque también tiene formación en otros estilos de yoga como Ashtanga, Jivamukti y Dharma yoga y de meditación mindfulness.
Más bien, La buena hija vietnamita forma parte de una, como cuenta, «invitación a que cada uno encuentre sus propios maestros y formas de iniciarse en el yoga». En este sentido, confiesa que la intención es «contar mi experiencia personal para que todo el mundo pueda empezar y compruebe cómo hacerlo».
Una introducción necesaria. Especialmente para una disciplina que, aunque lleve varias décadas arraigada en Occidente y siglos en Oriente, aún no se comprende del todo. De hecho, sus dos primeros libros iban enfocados en ese sentido más práctico, como son Mi diario de yoga y Yoga para mi bienestar, ambos editados por Grijalbo.
PREGUNTA. – Realmente, ¿qué es el yoga y qué podemos esperar de él?
RESPUESTA. – Es una disciplina holística que toca muchos aspectos, tanto del cuerpo como de la mente, con una importante parte espiritual y dependiendo de por qué puerta entras o cómo te motivas, te guía hacia un lugar o hacia otro.
P. – Mucha gente le tiene miedo a esa parte más espiritual o que se consideran lejos de esa conexión. O también gente que se decepciona rápido.
R. – Para mí es una disciplina que natural que exige entrar con menos prejuicios y también menos expectativas. Insisto en que es una disciplina natural, no una disciplina milagrosa que va a arreglar todo.
P. – Aún así, hay gente que lo teme por lo que tiene de espiritual o por verlo complejo.
R. –Lo que no entiendo es por qué la gente no tiene miedo a ir al gimnasio a levantar cincuenta kilos o a intentar correr una maratón y lo siguen intentando, pero practican yoga un día, ven que no tocan sus pies y dicen: «No es para mí, no me toco los pies, soy muy rígido».
P. – ¿Cómo recomiendas empezar en los cursos online de yoga de Xuan Lan?
R. – Hay que empezar dependiendo del historial de deporte que tengamos, de nuestra conciencia corporal y de las propias posturas. No empezamos siempre de cero y hay que avanzar, poco a poco, como con cualquier ejercicio físico porque al principio cuesta.
P. – ¿Qué primer problema ves en los novatos?
R. – Es un ejercicio físico y, como todos, al principio cuesta. Sobre todo porque no sabemos dónde poner el esfuerzo, porque nos generamos expectativas o porque no nos relajamos mentalmente para que el cuerpo entre en las posturas. Además, hay que dejar claro que el yoga no es una gimnasia para señoras mayores o una meditación. Es una práctica de bienestar integral que favorece la concentración, reduce la irritabilidad y los niveles de estrés.
P. – También indicas ese nivel de espiritualidad.
R. – Exacto porque el yoga es espiritual, pero no esotérico ni religioso. La parte espiritual del yoga se enfoca a nuestra vida, a qué queremos hacer y por hacerse las buenas preguntas de la vida. No es un dogma, una religión o un Dios.
P. – En esos comienzos, ¿cómo aconsejas no desmotivarse?
R. –En el yoga tienes que entrar pensando: «quiero disfrutar y quiero aprender». Es importante conocer la conexión mágica que hay entre cuerpo y mente para que se escuchen y los demos tiempo. Yo siempre aconsejo no tirar la toalla después de la primera clase porque nos parezca difícil. Al menos hay que dar la opción a tres clases.
P. – ¿Qué demanda el yoga según Xuan Lan?
R. – Es tiempo y es disciplina. Es una práctica que es muy parecida a muchos deportes y, como en muchos deportes, sin disciplina nunca llegas a nada. Para notar los beneficios del yoga hay que tener constancia. Creo que eso es lo más difícil hoy en día porque la manera de vivir es de saltar en experiencia en experiencia para vivir todo y todo el rato.
P. – Parte de esa intensidad de vida, comparada con tu origen oriental y tus vivencias en Nueva York o París, son las redentoras en cierto modo de la Xuan Lan actual. ¿Tienes la sensación de que las sociedades occidentales piden continuamente esa adrenalina? Pasa, incluso, cuando vamos a hacer deporte, que necesitamos que sean de alta intensidad como el spinning o el crossfit.
R. – Es algo que sí pasa. Cada vez va más gente al gimnasio, pero también practican deportes más intensos, más agresivos, donde hay más tensión. El problema no es el spinning o el crossfit, sino por qué necesitamos tanto extra de actividad física y mental. El por qué del multitasking de querer abarcar todo entre las siete de la mañana y las doce de la noche es lo que hace que acumulemos tensiones.
P. – Algo que después se traduce en esa forma de liberarlas.
R. – Claro porque, ¿por qué nos quitamos esas tensiones pegando a un saco y no meditando? ¿Por qué necesitamos más conflicto? Pienso que hay que ir más a la raíz, buscar menos estrés y calmarnos, no necesitar tanta violencia deportiva. Por eso también creo que hay gente volviendo a otras actividades. La cerámica, la poesía, la pintura, todo lo artístico… pero también al yoga, al taichi, que son formas de entender la vida a otro ritmo. Pregúntate por qué necesitas pegar a un saco lo más fuerte posible con muchísima música muy alta. Quizá es que te has pasado antes de estímulos mentales y físicos.