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El estudio que revela donde reside el amor en el cerebro, ¿cómo se activa?

La revista Cerebral Cortex de la Universidad de Oxford detalla las áreas cerebrales que se activan según el tipo de amor

El estudio que revela donde reside el amor en el cerebro, ¿cómo se activa?

Cerebro | Pixabay

El amor, una de las emociones más poderosas y misteriosas de la experiencia humana, ha sido objeto de estudio durante siglos.

Aunque comúnmente se asocia con el corazón, la ciencia ha demostrado que no es así. Un reciente estudio ha revelado las áreas cerebrales específicas donde se origina el amor y cómo se activan dependiendo del tipo de vínculo afectivo.

Este avance, logrado mediante técnicas de neuroimagen, nos ofrece una mirada fascinante sobre cómo nuestro cerebro responde a diferentes formas de amor, ya sea hacia los hijos, la pareja, los amigos o incluso la naturaleza.

¿Qué es el amor?

El amor es un sentimiento complejo y multifacético que se manifiesta de diversas maneras en las relaciones humanas. A menudo se describe como una emoción profunda de afecto, apego y cuidado hacia otra persona, pero también puede extenderse a animales, ideas, objetos o la naturaleza.

Existen diferentes tipos de amor, como el romántico, el familiar, el amor por los amigos y el amor altruista o compasivo hacia los demás.

El amor puede implicar una combinación de emociones, como alegría, deseo, ternura, compasión, empatía y, a veces, sacrificio.

Filosóficamente, ha sido explorado como una fuerza que trasciende lo físico, y en términos biológicos, está vinculado a la activación de ciertas áreas del cerebro y la liberación de hormonas como la oxitocina y la dopamina, que fomentan la conexión y el bienestar.

¿Amamos con el corazón o con la mente?

La ciencia nos da una única respuesta: amamos con el cerebro. Y es que un estudio publicado en la revista Cerebral Cortex de la Universidad de Oxford detalla las áreas cerebrales que se activan según el tipo de amor, ya sea por los hijos, los amigos o la naturaleza, entre otros.

Investigadores de la Universidad de Aalto, en Finlandia, utilizaron resonancias magnéticas para medir la actividad cerebral de 55 adultos mientras meditaban sobre historias relacionadas con seis formas de amor: hacia los hijos, la pareja, los amigos, un desconocido (compasión), las mascotas y la naturaleza.

Cerebro

A todos los participantes se les pidió reflexionar sobre las mismas situaciones. Por ejemplo, para estudiar el amor por los hijos, se les invitaba a recordar lo que sintieron al ver a su bebé recién nacido sano por primera vez.

Entre cada prueba, se les pedían reflexiones neutrales, como describir las sensaciones de cepillarse los dientes o mirar un autobús desde una ventana.

¿Dónde se encuentra el amor?

Los resultados de los estudios sobre la actividad cerebral han permitido identificar con mayor precisión que el amor activa diferentes regiones del cerebro, como los ganglios basales (un grupo de estructuras en los hemisferios cerebrales), la parte frontal media, el precúneo (una región del lóbulo parietal superior, oculta entre los dos hemisferios) y la unión temporoparietal en la parte posterior lateral de la cabeza.

Dependiendo del tipo de amor que se experimente, diferentes áreas del cerebro se activan con distinta intensidad y en diversas combinaciones.

Por ejemplo, el amor hacia los hijos tiende a involucrar una activación más profunda y generalizada de ciertas regiones cerebrales, «ningún otro tipo de amor activa tan profundamente esas áreas cerebrales«, destacó Pärttyli Rinne, uno de los investigadores de la Universidad de Aalto.

En cambio, en el amor romántico o el amor hacia los amigos se activan zonas específicas, aunque con menor intensidad. «Las áreas cerebrales asociadas al amor entre personas son muy similares; las diferencias principales se encuentran en la intensidad de la activación, que es mayor con los hijos, y algo más intensa con la pareja que con los amigos«, explicó Rinne en un comunicado.

Estas áreas cerebrales se conectan con funciones relacionadas con el apego, el bienestar emocional y la empatía, lo que sugiere que, aunque el amor en sus diversas formas comparte características comunes, cada tipo de amor desencadena respuestas únicas en el cerebro, adaptadas a la naturaleza del vínculo afectivo.


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