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A qué enfermedades y malestares toca hacer frente en septiembre: de alergias a resfriados

Tras el impasse del verano y las vacaciones, el regreso puede verse marcado por estas patologías

A qué enfermedades y malestares toca hacer frente en septiembre: de alergias a resfriados

Un hombre resfriado en la cama. | ©Freepik.

El mes de septiembre es un período de transición que, aunque oficialmente pertenece al verano, comienza a mostrar señales de los cambios propios del otoño. Durante estas semanas, las temperaturas aún son cálidas, pero poco a poco se van suavizando, y los días se hacen más cortos. Factores que también posibilitan que haya enfermedades en septiembre que creíamos olvidadas durante en julio y agosto. Estos cambios meteorológicos, sumados a la vuelta a la rutina después de las vacaciones, suponen un desafío para nuestra salud. En muchos casos, el cuerpo necesita adaptarse no solo a las variaciones del clima, sino también al estrés que implica retomar los hábitos cotidianos.

Con el final del verano, también dejamos atrás las actividades típicas de los meses más calurosos. Ello conlleva un cambio en el tipo de enfermedades a las que estamos expuestos. Durante julio y agosto, las infecciones vinculadas al ocio al aire libre y al contacto con el agua, como la otitis, la cistitis o la conjuntivitis, son comunes. De ellas, además, ya te hablamos en THE OBJECTIVE. Las bacterias y los hongos proliferan en ambientes húmedos y cálidos, lo que aumenta el riesgo de contraer estas patologías, especialmente en playas y piscinas. Asimismo, el calor estival favorece las intoxicaciones alimentarias, ya que las altas temperaturas propician la descomposición de los alimentos si no se almacenan adecuadamente.

Con la llegada de septiembre, estas enfermedades de verano empiezan a disminuir. No obstante, no desaparecen del todo, ya que algunas personas prolongan sus vacaciones o siguen disfrutando de actividades acuáticas. Sin embargo, el cambio más significativo es la aparición de nuevas patologías, que son propias de esta época del año. Es en septiembre cuando nuestro organismo se enfrenta a una combinación de factores que pueden afectar negativamente a nuestra salud, desde los cambios climáticos hasta la reincorporación a la rutina.

Las enfermedades más comunes en septiembre

Con la llegada de septiembre, se presenta un aumento en la aparición de ciertas patologías comunes que, si bien pueden no ser graves, son molestas y pueden afectar nuestra calidad de vida. Los cambios de temperatura, junto con la mayor humedad y la exposición a ambientes cerrados, favorecen la aparición de resfriados y otras infecciones respiratorias leves. Estas enfermedades son comunes en esta época debido a que el organismo necesita adaptarse a las fluctuaciones de temperatura entre el día y la noche. El clima puede ser cálido durante las horas centrales del día, pero más fresco por la mañana y al atardecer, lo que puede desencadenar enfriamientos si no se toman las precauciones adecuadas.

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El regreso de los niños al colegio también puede actuar como vector de transmisión. ©Freepik.

Otra patología frecuente en septiembre es la faringitis, que se presenta con dolor de garganta y malestar general. Este tipo de infección es común debido a los cambios bruscos de temperatura y la exposición a aires acondicionados, que pueden resecar las mucosas y facilitar la entrada de bacterias o virus. Además, en este mes, muchas personas regresan a espacios cerrados, como oficinas y colegios, lo que aumenta la propagación de gérmenes y virus. El regreso a la escuela es especialmente relevante en este sentido, ya que los niños suelen estar en contacto con muchos compañeros, lo que facilita la transmisión de estas enfermedades.

El repunte de las alergias: un factor a tener en cuenta en septiembre

Las alergias también son comunes en septiembre. Aunque la primavera es conocida como la estación de las alergias, el otoño trae consigo un repunte en las reacciones alérgicas, especialmente debido a los ácaros del polvo y al polen de algunas plantas que florecen en esta época. La humedad propia del final del verano y principios del otoño también contribuye a que las esporas de moho se liberen en el aire. Provocan as síntomas como estornudos, picor de ojos y congestión nasal en las personas más sensibles. Estas alergias pueden ser especialmente molestas y confundirse con resfriados, por lo que es importante diferenciarlas para tratarlas adecuadamente. También sucede con el asma, especialmente en niños, como explica esta investigación. En este sentido, el regreso a las aulas de los menores –o sus primeros pasos en ellas– pueden ser otro vector de transmisión habitual.

Cómo protegerte de las enfermedades en septiembre

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Ciertas patologías del sistema respiratorio reaparecen en septiembre con los cambios de temperatura. ©Freepik.

Protegerse de las enfermedades en septiembre implica ser consciente de los cambios que trae consigo este mes de transición. Por eso, tomar medidas preventivas para evitar los malestares más comunes es importante. En primer lugar, es fundamental adaptarse a los cambios de temperatura de forma progresiva. Vestirse en capas puede ser una buena opción para no sufrir enfriamientos bruscos. Es importante no olvidar una chaqueta ligera al salir de casa por la mañana, incluso si el día parece cálido. De esta forma, se puede evitar el riesgo de resfriados o infecciones respiratorias que suelen presentarse con mayor frecuencia en esta época del año.

La hidratación es otro factor clave para mantener el sistema inmunológico fuerte. Aunque el calor extremo del verano empieza a disminuir, el cuerpo sigue necesitando una ingesta adecuada de líquidos para funcionar correctamente. Beber suficiente agua ayuda a mantener las mucosas hidratadas, lo que las protege frente a la entrada de virus y bacterias. Además, el consumo de frutas y verduras ricas en vitaminas, especialmente la vitamina C, puede reforzar nuestras defensas y ayudarnos a combatir las infecciones que puedan aparecer en este mes de cambios.

La importancia del estrés en la recuperación

El regreso a los hábitos cotidianos, como el trabajo o la escuela, también puede hacer mella en nuestro sistema inmune, especialmente si implica un aumento del estrés. El estrés crónico debilita las defensas del organismo, lo que nos hace más vulnerables a infecciones. Por ello, es recomendable retomar la rutina de forma gradual y buscar momentos de descanso y relajación para no sobrecargar el cuerpo. Dormir lo suficiente y mantener una dieta equilibrada también son aspectos fundamentales para protegernos de las enfermedades de septiembre. El descanso adecuado ayuda al organismo a recuperarse y a estar preparado para enfrentarse a posibles infecciones.

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