Misogamia: la nueva tendencia que está rompiendo las relaciones en España
Las nuevas generaciones valoran más la libertad personal y la autoexploración que las estructuras convencionales
En los últimos años, España ha visto cómo cambian notablemente las actitudes hacia el matrimonio y las relaciones de pareja.
Una tendencia emergente que está captando la atención tanto de expertos como de la sociedad en general es la misogamia.
Este término, que proviene de la combinación griega de misos (odio) y gamos (matrimonio), describe una aversión o rechazo hacia la unión matrimonial.
A medida que más personas expresan su desdén por el matrimonio, este fenómeno está influyendo profundamente en las relaciones personales y en la estructura familiar.
¿Qué está pasando?
Las relaciones sociales son un aspecto fundamental de la vida humana, estableciendo vínculos entre familiares, amigos, compañeros de trabajo y parejas. Estos lazos se basan en valores positivos como la solidaridad, la empatía, el respeto y la cooperación.
No obstante, estas relaciones no están exentas de tensiones y conflictos que pueden surgir debido a diferencias en ideas, pensamientos y actitudes. Uno de los vínculos formales más reconocidos es el matrimonio, una unión civil y formal entre dos personas.
Sin embargo, en las últimas décadas se ha fomentado la misogamia, actitud que refleja una aversión hacia la institución del matrimonio. Y es que la visión tradicional del matrimonio como un pilar esencial de la vida adulta está siendo cuestionada.
¿Por qué ocurre esto?
Las nuevas generaciones valoran más la libertad personal y la autoexploración que las estructuras convencionales. La idea de que el matrimonio es una necesidad o un objetivo vital está siendo reemplazada por una perspectiva más flexible sobre las relaciones.
Las altas tasas de divorcio y las experiencias personales negativas con el matrimonio han llevado a muchos a ver la institución con escepticismo.
Además, el avance en la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres han cambiado la forma en que se perciben las relaciones y el matrimonio.
Muchas personas, especialmente mujeres, ven el matrimonio tradicional como una forma de restricción en lugar de una elección libre, lo que fomenta una actitud más crítica hacia esta institución.
El matrimonio y su definición legal
En el contexto del derecho civil, la Administración General del Estado define el matrimonio como una unión estable entre dos personas, ya sean del mismo o de diferente sexo, establecida conforme a la legislación vigente.
Este vínculo genera efectos civiles desde su celebración, incluyendo derechos y obligaciones entre los cónyuges, así como efectos patrimoniales relacionados con el régimen económico.
Para que el matrimonio tenga pleno reconocimiento legal, es necesaria su inscripción en el Registro Civil. Los trámites para formalizar el matrimonio pueden iniciarse en el Registro Civil del municipio de residencia de los contrayentes, con la posibilidad de celebrar la ceremonia en diferentes lugares, como un Ayuntamiento o Notaría, según la elección de los futuros esposos.
Conflictos y crisis en las relaciones matrimoniales
Uno de los conflictos más comunes en el ámbito familiar es el divorcio, que representa una crisis en el sistema familiar.
Según un informe de la Universidad Complutense de Madrid, el divorcio es visto como una crisis que afecta al sistema familiar, requiriendo ajustes en las dinámicas.
El informe identifica cuatro tipos principales de crisis que afectan a las familias y obliga a los miembros a adaptarse a nuevas circunstancias:
- Desgracias inesperadas: este tipo de crisis incluye eventos imprevistos y a menudo traumáticos que alteran drásticamente la vida familiar. Ejemplos de desgracias inesperadas son accidentes graves, enfermedades terminales, o fallecimientos repentinos.
- Crisis de desarrollo: estas crisis surgen a lo largo del ciclo de vida familiar, representando cambios previsibles, pero a menudo desafiantes que requieren adaptación. Incluyen eventos como el matrimonio, el nacimiento de un hijo, la adolescencia de los hijos, o la transición a la jubilación.
- Crisis estructurales: las crisis estructurales están relacionadas con problemas internos dentro de la familia que afectan la estabilidad y funcionamiento del sistema familiar. Esto puede incluir conflictos prolongados entre miembros de la familia, problemas de comunicación, o trastornos en la estructura familiar, como la disfunción familiar causada por el abuso de sustancias, problemas económicos o enfermedades mentales.
- Crisis relacionadas con problemas individuales: estas crisis se originan en problemas personales o de salud que afectan a uno o más miembros de la familia, pero que tienen repercusiones en el conjunto del grupo familiar. Ejemplos incluyen adicciones, trastornos mentales, o problemas de salud crónicos. Aunque el problema puede ser individual, sus efectos reverberan en toda la familia, creando tensiones adicionales y desafíos en la gestión del bienestar y las responsabilidades compartidas.