El remedio para pasar una mejor resaca, según este estudio, es ir rápido al baño
Una investigación coreana apunta a una solución casi milagrosa para paliar los efectos de una borrachera
Hay muchas teorías y casi todas inútiles sobre cómo pasar la resaca cuanto antes. En THE OBJECTIVE, además, te hemos contado qué deberías hacer o qué debes evitar en esta circunstancia. Tanto como para, además, insistir en que hacer deporte de manera intensa no es la solución. No obstante, hay un estudio sobre la resaca de una universidad coreana que apunta a ciertas alternativas.
Sudar la resaca no existe. Como tampoco ayuda, o no demasiado, que permanezcamos en un estado de perpetuo letargo, intentando sobrepasarla. Especialmente presente en las fechas navideñas, la resaca no entiende de calendarios ni de horarios. Además, uno de los peores errores es intentar empalmar resacas, creando la falsa expectativa de que seguir bebiendo será la mejor herramienta para evitarla.
Nada más lejos de la realidad. Lo único evidente es que la solución para no tener alcohol es no consumirlo. La perogrullada se cuenta sola y, a partir de ahí, hay formas de intentar prevenirla o hacerla menos intensa. Consumir agua mientras se bebe es una forma de, en la medida de lo posible, no exponernos tanto al consumo de alcohol. No obstante, no esperemos milagros.
Tampoco se pueden esperar milagros por el hecho de comer mucho, aunque ayude a que el alcohol no haga tanta mella. Sin embargo, lo que sí parece, al menos por un prometedor estudio, es que la resaca desaparece antes cuando vamos al baño.
La teoría detrás de cómo pasar mejor la resaca tras ir al baño
Un estudio de 2023, conducido por tres investigadores de la Universidad de Yonsei (Corea del Sur), parece avalar la curiosa relación entre la resaca e ir al baño. Es cierto que, además, el consumo de alcohol está muy vinculado a cualquier parámetro gastrointestinal.
No hace falta tirar de literatura científica para comprobar detrás de cuántas enfermedades está el consumo de alcohol a nivel gastrointestinal. Además, es de sobra sabido el efecto que una ingesta masiva de alcohol (lo que llamaríamos borrachera) tiene sobre nuestro sistema digestivo.
Lo que no se podía interpretar y, sin embargo, sucede, es que ir al baño podría aliviar los síntomas de una resaca. Evidentemente, volvemos a no poder hablar de milagros ni de remedios infalibles, pero sí de un pequeño descanso que podemos dar a nuestro cuerpo. Y todo, según la investigación, está vinculado con ir al baño.
El hígado tiene la respuesta
El estudio en cuestión avala las bondades de ir al baño. Para ello, hay que entender que todo nuestro sistema digestivo es un complejo de canalizaciones y absorciones donde se ha de tener en cuenta tanto lo malo como lo bueno. Precisamente es ahí a donde apunta la investigación de los tres científicos coreanos, poniendo el punto de mira en ir al servicio.
Si nos ponemos en el círculo virtuoso de la nutrición, nuestro organismo, a través del intestino, absorbe vitaminas, minerales, proteínas… Es decir, tanto macronutrientes como micronutrientes que adquirimos a través de la dieta y que el estómago se encarga de descomponer. Ahora, si nos planteamos un círculo vicioso con el alcohol de por medio, las matemáticas no fallan: también se siguen absorbiendo elementos nocivos.
Por eso, lo que el estudio explica es que mientras nuestras heces estarán cargadas de alcohol tras una ingesta masiva de éste. De tal modo, mientras las heces permanecen en el intestino grueso, el alcohol se sigue absorbiendo y volviendo al torrente sanguíneo. Por poner un ejemplo nimio, sería como mantener el cubo de la basura abierto en medio de la cocina, contaminando el resto del espacio. Según su investigación, el estudio ha comprobado que la gravedad de los síntomas de la resaca era peores antes de la primera defecación. Sin embargo, los síntomas se aliviaron tras la primera y la segunda.
En este supuesto, las enzimas hepáticas mostraron un descenso tras la segunda llegada al baño, del mismo modo que el recuento de neutrófilos, que es un indicador de la respuesta inflamatoria, tuvo su pico antes de la primera defecación, yendo a menos luego tras las siguientes defecaciones. Además, las defecaciones consecutivas fueron reduciendo los niveles de acetaldehído en sangre. De tal modo, las muestras de heces obtenidas demostraron también que los niveles de alcohol más altos estaban en la primera, reduciéndose luego en la segunda y posteriores.